Qué en realidad pasa dentro de la cabeza de un hombre que toda la vida juega con construcciones lingüísticas grandísimas que no han existido nunca fuera de sus propios apuntes? Una cosa tiene que ser perfectamente clara: Hizo mucho más con estas lenguas de lo que pudiera en su vida esperar incluir en sus cuentos. Es verdad que hay algunos poemas élficos y un enjambre de nombres exóticos en los anales de la Tierra Media, pero no obstante, no es nada comparado con la totalidad de la creación de Tolkien. En TyTy #6, Lisa Star nos informa que su propia lista de palabras publicadas contiene doce mil entradas. Estamos hablando de construcciones lingüísticas grandísimas. ¿Cómo empezó? ¿Cómo fue hecho? ¿Y por qué?
Un día cuando el siglo veinte era tan joven como ahora es
viejo, el adolescente Tolkien se sintió aturdido de oír un par
de niños comunicando en animálico. Esto fue un idioma
primitivo paral juego que mayoritariamente consistió de palabras
ingleses para animales. Los inventores del animálico no
intentaron mantenerlo secreto, y el joven Tolkien aprendió una
parte de ello pronto. En su ensayo Un vicio secreto
(publicado en MC p. 198-219), da un ejemplo de
animálico: Dog nightingale woodpecker forty
("perro ruiseñor cuarenta"), que se traduce como
"eres un burro". (En animálico, forty
(cuarenta) quería decir "burro", y claro que donkey
(burro) quería decir cuarenta...)
El animálico pronto volvió lengua muerta, pero algunos de los
jovenes continuaron sus juegos lingüísticos. Inventaron una
lengua que se llamó nevbosh (esto seyendo nevbosh para
"nuevo disparate" -- el disparate reemplazando a
animálico, evidentemente). Tolkien no fue el origen de este
idioma, pero según él mismo, contribuyó al vocabulario y
ayudó a estandarizar la ortografía. "Fui miembro del mundo
nevbosh-hablante," recuerda con orgullo.
Nevbosh fue en su mayoría una mezcla de palabras inglesas,
francesas, y latinas muy distorsionadas. No representó un rompe
genuino con inglés u otros idiomas normales. Más de veinte
años después de que volvió lengua muerta, Tolkien todavía
podía recordar un fragmento conectado, al cual llama
"idiótico":
Dar fys ma vel gom co palt 'hoc
pys go iskili far maino woc?
Pro si go fys do roc de
Do cat ym maino bocte
De volt fac soc ma taimful gyróc!'
Los rimas pueden preservarse en traducción al inglés:
"There was an old man who said 'how / can I possibly carry
my cow? / For if I was to ask it / to get in my pocket / it would
make such a fearful row!' " ("Había un viejo que dijo,
'¿cómo voy a llevar mi vaca? Porque si le pidiera que entrara
en mi bolsillo, haría un ruido tremendo!")
Pero para Tolkien, la simple distorción de palabras ya
existentes (como woc = "cow" [vaca]) no
bastaba para siempre. Ya entre los niños nevbosh-hablantes
emergió algo más sofisticado: palabras que no tenín ningún
enlace con una fuente específica, pero que aparecieron
simplemente porque parecían caber con sus significados
-- porque la combinación de palabra y sentido dio placer
a los jovenes. Tolkien menciona una palabra lint
"listo, ingenioso". El joven John Ronald Reuel nunca
olvidó esta palabra: cuarenta años después hizo a Galadriel
cantar como los años en la Tierra Media habían pasado ve lintë
yuldar lissë-miruvoreva, como sorbos rápidos de dulce
hidromiel...
El tiempo pasó, y el nevbosh se juntó con el latín y el
gótico en la lista larga de lenguas muertas.Pero Tolkien,
todavía niño, ya estaba planeando uno de sus primeros idiomas
totalmente privados: el naffarin. Menciona una frase
naffarin para ilustrar, pero no hay ninguna traducción: O
Naffarínos cutá vu navru cangor luttos ca vüna tiéranar, dana
maga tíer ce vru encá vün' farta once ya meröta vöna maxt'
amámen. Aunque el naffarin supuestamente incorporó algunas
de las etapas más tardes de nevbosh, ya sentimos un movimiento
hasta formas "élficas". El naffarin fue inspirado por
el latín y el español, pero Tolkien quedó por encontrar dos
fuentes incluso más poderosas.
Una cosa era importante para Tolkien. Los idiomas debían ser bellos.
Sus sonidos deben dar placer. Tolkien probó
unos idiomas, y sus gustos eran bien afinados. El latín, el
español, y el gótico eran lindos. El griego era excelente. El
italiano era maravilloso. Pero el francés, a menudo aclamado
como idioma bello, le daba poco placer.
Pero el cielo mismo se llamaba galés. En su ensayo
"El inglés y el galés" ("English and
Welsh"), Tolkien recuerda que una vez vio las palabras Adeiladwyd
1887 ("fue construido en 1887") cinceladas en una losa
de piedra. Fue una revelación de belleza. "Traspasó mi
corazó lingüístico," recuerda. Resultó que el galés era
lleno de tantas palabras maravillosas. Tolkien encontró difícil
el comunicar a otros lo que de veras era tan increíble en estas
palabras, pero en su ensayo hace un esfuerzo honesto: "La
mayoría de hablantes de inglés... admiten que cellar door
(puerta de sótano) es bello, especialmente si se lo divorcia de
su sentido (y de su ortografía). Más bello que, por ejemplo, sky
(cielo), y mucho más bello que beautiful (bello).
Bueno, pues, en galés para mí cellar doors son
extraordinariamente frecuentes; y pasando a una dimensión más
alta, las palabras en las cuales hay placer en la contemplación
de la forma y el sentido son abundantes." Luego da una lista
de ejemplos concretos: el galés wybren seyendo
"más agradable" que el inglés sky. -MC p.
190-193
Pero había más placeres esperando al joven Tolkien. Un día
encontró... una ¡¡¡gramática al finlandés!!!
Pronto se encontró en una ecstasía fonestética. "Era como
descubrir una candiotera completa, llena de botellas de un vino
asombroso de un tipo y sabor nunca tocado antes. De veras me
intoxicó" (Cartas:214). Emborrachado por el
finlandés, desechó su último proyecto ("crear su propio
idioma germánico"), porque ahora había encontrado
inspiraciones más poderosas.
Muchos años después, dijo que las lenguas élficas
"pretendían (a) ser definitivamente de tipo europeo en
estilo y estructura (no en detalle), y (b) ser especialmente
lindas. El uno no es difícil de lograr, pero el otro es más
difícil, porque los "predilections" personales,
especialmente en la estructura fonética de las lenguas, varía [sic]
mucho... Entonces me he satisfecho a mí mismo" (Cartas:175-6).
Esto en efecto quería decir que desde el momento en el cual
descubrió galés y el finlandés, eran las influencias más
importantes en sus propias construcciones lingüísticas.
Claro que tenía razón en observar que el gusto individual
varía mucho. El idioma galés que amó tanto y en en cual
modeló Sindarin, fue descrito una vez como "una cantidad de
gruñidos y gárgaras" por un reportero noruego de radio. No
obstante, mucha gente parece estar de acuerdo que los idiomas
élficos son generalmente eufonios. Tolkien registró reacciones
positivas: "Los nombres de personas y lugares en este cuento
fueron compuestos por patrones deliberadamente semejantes a los
de galés (muy similares pero no idénticos). Este elemento del
cuento ha dado tal vez más placer a más lectores que ninguna
otra cosa." (MC:197)
Pero estamos sobrepasando; regresemos al principio. Mientras
todavía se luchaba la Primera Guerra Mundial, las construcciones
lingüísticas de Tolkien definitivamente llegaron a ser idiomas élficos.
El 2 de marzo 1916, Tolkien (quien tenía 24 años) escribió a
su amada Edith para decirle que estaba trabajando en su
"idioma absurdo de hadas -- a su mejoro. A menudo deseo
trabajar en ello, y no me permito, porque aunque lo amo tanto
parece un pasatiempo tan loco!" (Cartas:8) Loco o
no, se rindió a su deseo, y trabajó en este pasatiempo toda su
vida.
Exactamente en aquel momento, en 1916, mientras Tolkien estaba en
hospital después de sobrevivir la batalla de Somme, escribió
las primeras partes de su "mitología para Inglaterra"
-- fragmentos de lo que un día llegarían a ser el Silmarillion.
Al mismo tiempo, o sea un poco antes, escribió sus primeras
listas de palabras élficas. Una cosa dio ímpetu a la otra:
"La creación de un idioma y de una mitología son funciones
relacionadas," observó en Un vicio secreto.
"Su construcción de un idioma engendra una
mitología" (MC:210-211). Otra vez, en una carta escrita
muchos años después, un poco después de la publicación de SA:
"La invención de idiomas es la fundación. Los 'cuentos'
fueron hechos más para proveer un mundo para los idiomas que al
revés. Para mí, un nombre se me ocurre primero, y el mundo
sigue... [SA] es para mí... más que nada un ensayo en
"estética lingüística', como a veces digo a gente que me
pregunta '¿de qué se trata todo esto?'" (Cartas:219-20)
Poca gente tomó en serio esta explicación. "Nadie me cree
cuando digo que mi libro largo es un esfuerzo para crear un mundo
en el cual una forma de lenguaje de acuerdo con mi estética
personal pudiera parecer genuina," se quejó Tolkien.
"Pero es verdad." (Cartas:264)
Desde el principio, había dos idiomas principales en su
mitología: una que sonaba muy parecida al finlandés, y una
parecida a galés. Diferentes de sus inspiraciones, eran
relacionadas y se derivaron de un solo idioma primitivo. La
lengua parecida al finlandés se llamó "qenya" desde
el principio; una pequeña reforma de ortografía fue toda la
diferencia entre este nombre y su nombre final. El otro idioma
originalmente se llamó golgodrin o
"gnómico", era i-Lam na-Ngoldathon o "la
lengua de los gnomos". (Su forma más tardía, tan
extensivamente revisada que no era en realidad el
"mismo" idioma, se llamó noldorin mucho
tiempo; solo mientras Tolkien terminaba SA se dio cuenta de que
su nombre verdadero era sindarin. Pero véase abajo.) El
primer léxico gnómico se publicó hace pocos años y resulta
muy comprensivo, probablemente el "diccionario" más
completo que Tolkien hizo para los idiomas élficos. El léxico
"qenya" finalmente se publicó en 1998 (no publicado en
castellano) y resulta otro documento muy comprensivo, como se ve
en los índices presentados en esta página (o por glosas inglesas o por palabras qenya).
Pasaron los años y los cuentos del Silmarillion
evolucionaron, pero parece que la relevancia de los diccionarios
originales pronto decayó: Revisiones frecuentes inevitablemente
los hiso obsoletos. A fines de los años treinta, sin embargo,
Tolkien hizo una lista de algo así como setecientas
"raíces" del élfico primitivo y algunas de sus
derivaciones en idiomas más tardíos. Parece que fue esta lista,
las llamadas Etimologías, al que se refirió cuando
empezó a escribir SA (añadió a la lista algunas palabras y
nombres de esta obra, e.g. mith "gris" y rhandir
"peregrino", que juntos dan Mithrandir). Las
Etimologías fueron publicadas en su totalidad por Christopher
Tolkien en CP, p. 347-400. Una entrada típica va así:
MBUD- project. *mbundu: Q mundo snout, nose, cape; N bund, bunn. Cf. *andambundâ long-snouted, Q andamundalephant, N andabon, annabon.
Aquí tenemos formas arcaicas (debidamente con asteriscos por ser "no atestados"), con los descendentes de estas formas en Q (quenya) y N ("noldorin", es decir, sindarin). Esto nos conduce a la técnica empleada por Tolkien en inventar sus creaciones lingüísticas. ¿Cómo fue hecho?
Christopher Tolkien describe la estrategia de su padre como
inventor de lenguas en una frase formidable: "No 'inventó'
nuevos palabras y nombres arbitrariamente: in principle, devisó
desde dentro de la estructura histórica, procediendo de las
'bases' o raíces primitivas, añadiendo sufijo o prefijo o
formando palabras compuestas, decidiendo (o, como él habría
dicho, 'dándose cuenta de') cuando la palabra entró en la
lengua, siguiéndola tras los cambios regulares de forma que
habría sufrido, y observando las posibilidades de influencia
formal o sem´ntica de otras palabras en el curso de su
historia." El resultado: "Tal palabra existiría para
él entonces, y lo sabría."(CP:342)
Se puede usar los números élficos como ejemplo de este proceso.
Considere las raíces primitivas para los números 1-10, y las
palabras derivadas de estas raíces como aparecen en quenya y
sindarin:
1: MINI: Q minë, S min
2: AT(AT): Q atta, S tad
3: NEL(ED): Q neldë, S neledh
4: KÁNAT: Q canta, S canad
5: LEPEN: Q lempë, S leben
6: ÉNEK: Q enquë, S eneg
7: OTOS/OTOK: Q otso, S odog
8: TOL-OTH/OT: Q tolto, S toloth
9: NÉTER: Q nertë, S neder
10: KAYAN/KAYAR: Q cainen, S caer
(También habí raíces para 11 y 12, debido a que los elfos
parecen haber usado un sistema duodécimo para contar casi desde
el momento en que empezaron su existencia, pero esto basta para
nuestro propósito.) Se puede observar como Tolkien cambió las
raíces originales según reglas fijas y calculó sus formas en
idiomas élficos más tardíos. Por ejemplo, una regla es que en
sindarin las sordas p, t, k se
convirten en las sonoras b, d, g
cuando siguen una vocal: entonces leben viene de la
raíz LEPEN, eneg de ÉNEK
y neder de NÉTER. En quenya, la regla
es que las plosivas sordas se queden sin cambio, entonces en
alto-élfico las formas son lempë
(de la raíz LEPEN- tras *lepne y *lenpe?),
enquë (i.e. enkwe),
y nertë. Por el
contrario, el quenya tiene una regla que la -i corta
final se convierte en -e, entonces tenemos minë
de MINI. El sindarin pierde la vocal para
producir min. Estas y otras reglas para cambio de
sonidos se diseñaron para que los idiomas que resultaban
tuvieran el tipo de música que quería Tolkien: uno acercándose
a la fonología finlandés, mientras el otro llegó a sonar muy
parecido a galés.
Christopher Tolkien nota que su padre consideraba "las
posibilidades de influencia formal o semántica de otras palabras
en el curso de su historia". Los números nos dan un ejemplo
de esto, también. Según las Etimologías, la palabra
sindarin para "tres" era originalmente neledh
como en la lista arriba. Pero más tarde se convirtió en neled
porque fue "influenciado" por canad
"cuatro". (Se imagina un elfo contando min, tad,
neledh, canad; ¡un día empieza a decir neled,
canad!)
Pero no importa que Tolkien jugase con cambios de sonido y no
solamente inventó nuevas palabras y nombres arbitrariamente --
las palabras todavía tienen que venir de alguna fuente. ¿Eran,
al fin y al cabo, arbitrarios? Muchas veces no. Cuando el Daily
Telegraph entrevistóa Tolkien en 1968 y Tolkien logró leer
una versión preliminaria de la entrevista antes de su
publicación, se horrorizó cuando descubrió que había escrito
lo siguiente: "Cuando se inventa un idioma, más o menos se
lo agarra del aire. Se dice boo-hoo y esto significa algo."
Esto no fue para nada lo que quería decir; no estaba seguro de
que lo había dicho. Explicó con cuidado que hizo palabras
basadas en predilecciones personales, su guía siendo lo que
pensaba fonológicamente apropiado. (Cartas:375)
Se puede discutir cuán "personales" estas asociaciones
eran. Muchos probablemente estarían de acuerdo que muchas
palabras élficas parecen caber con sus significados de alguna
manera: elen "estrella", menel
"cielo", vanya "bello", wen
o wend "dama", lótë
"flor", masta "pan". (Claro que se
puede no estar de acuerdo, también: el escritor de esto piensa
que MOR, la raíz bien conocida para
"negro", suena marrón -- y ¿cómo podía pensar
Tolkien que carnë quiere decir "rojo"? Para
mí, la palabra suena verde!)
Tolkien ha explicado la base de algunas de sus predilecciones:
"El elemento (n)dor, 'tierra', probablemente debe
algo a nombres como Labrador (un nombre que puede ser
sindarin en cuanto a estilo y estructura)" (Cartas:383-4).
También nos cuenta como GON(O),
GOND(O) llegó a ser la palabra
élfica para "piedra" (como en Gondor
"tierra de piedras", Gondolin ("canción
de piedras"): Cuando tenía ocho años, Tolkien leyó un
libro que dijo que no se sabí nada de la lengua de las tribus
pre-célticas y pre-romanas, excepto posiblemente ond
"piedra". El joven John Ronald Reuel pensaba que esta
palabra "cabó con su significado", y entonces lo
recordó y lo empleó en sus idiomas inventados muchos años más
tarde: sindarin gond o gonn, quenya ondo.
(Cartas:410. El libro que le dio a Tolkien la palabra ond
fue al final identificado en Vinyar Tengwar #30: Celtic
Britain por el profesor John Rhys, que según Carl F.
Hostetter y Patrick Wynne "consiste en más de 300 páginas
de tipografía densa, y no omite ni discusión etimológica, ni
pasajes en latín sin traducción, ni palabras griegas sin
transliteración". Esto fue la lectura preferida de Tolkien
a la edad de ocho años.)
Muchas palabras élficas se escogen de una variedad amplia de
fuentes: Pé "boca" es hebreo, lá
"no" es árabe, nér "hombre" del
idioma reconstruido indo-europeo, ken- "ver"
se parece al chino "kan", y roch
"caballo" recuerda al verbo hebreo râkháv
"montar a caballo". la raíz ÑGAR(A)M
da (al lado de quenya narmo y sindarin garaf)
la palabra doriathrin garm, Garm siendo uno de los
nombres del enorme lobo Fenris que frecuenta la
mitología nórdica. Y no solamente el nórdico viejo, sino
tambiín los idiomas modernos escandinavos parecen representarse:
la palabra quenya varya "proteger" es
sospechosamente similar al noruego verge, verje;
"saeta" es pil en escandinavo y pilin
en quenya, y mientras quenya mat-/sindarin medi
quiere decir "comer," noruego/sueco mat,
danés mad quiere decir ¡"comida"! Dado que
una de las influencias más importantes en los idiomas de Tolkien
fue el finlandés, se puede preguntar si Quendi como
nombre para los elfos tiene algo que hacer con kvener,
un nombre antiguo escandinavo para los finlandeses. Si hay algún
factor interno que nota que los idiomas de Tolkien son ficticios,
tiene que ser que algún "plagiarismo" se ve en el
vocabulario. Pero Tolkien admitió libremente que no intentó
evitar la influencia de idiomas del mundo normal. Al fin y al
cabo, hizo idiomas para su propio placer, no para engañar otros
y hacerles pensar que los idiomas eran "verdaderos".
Tolkien probablemente hesitaba menos en construir palabras
arbitrariamente cuando devisó los pocos fragmentos de idiomas no
élficos, como el "habla negra" de Sauron y también el
idioma adûnaico (elaborado en estructura pero no en
vocabulario). O por lo menos así pensó. La palabra del habla
negra nazg "anillo" (empleado en Nazgûl,
"Espectro del Anillo") parece un préstamo inconsciente
de gaélico nasc del mismo significado (Cartas
p. 385). A diferencia de los idiomas élficos, el habla negra se
construyó lo más fea posible, y a Tolkien no le gustó
el gaélico (otro ejemplo de su gusto lingüístico finamente
afinado -- dejando aparte hablantes nativos, ¿cuánta gente
puede diferenciar galés y gaélico?).
Tolkien insistió en que "claro que todos los nombres del
libro, y los idiomas, son construídos, y no al azar" (Cartas:
219). Pero hay algunos nombres escogidos "al azar". Una
nota reproducida en WJ p. 318 sugiere que Tolkien no sabía lo
que querín decir los nombres Amloth y Ecthelion
cuando primero los utilizó, pero gracias a que "suenan bien
y se han imprimido", se puso a descubrir sus significados.
Pero el nombre Eöl fue demasiado difícil: "No es
en realidad absolutamente necesario que los nombres sean
significantes"! (WJ p. 320)
Sin embargo, los idiomas de Tolkien cambiaron de otras maneras
que los cambios simulados dentro de la historia imaginada. En MC
p. 218-9, Tolkien observa que "si se construye la lengua
artística sobre reglas escogidas" se puede escribir poesía
en aquella lengua "con tal de que se la fije, y se siga las
reglas valientemente, resistiendo la tentación del tirano
supremo de cambiarlas".
Tolkien no siguió valientemente sus propias reglas. Tolkien no
resistió la tentación del tirano supremo.
Nunca llegó a "terminar" sus idiomas. La única cosa
que finalmente aseguró la estabilidad total fue su muerte en
1973. En FTE p. 240, el personaje Lowdham habla por Tolkien
mismo: (busque traducción)
Esto es precisamente lo que hizo Tolkien mismo. Durante su vida
revisaba, revisaba, revisaba. En las palabras de su hijo,
"Las historias lingüísticas fueron... inventadas por un
inventor, quien libremente cambió la historia del mundo en el
que tomaron lugar, y lo hizo abundantemente... Además, las
alteraciones en la historia no se "confined" a
"features" de desarrollo lingüístico 'interior': la
concepción 'exterior' de las lenguas y sus relaciones cambió,
incluso profundamente" (CP:341-42).
El sindarin es un buen ejemplo de ideas cambiadas acerca de la
historia exterior de las lenguas. El escenario "laid
out" en los apéndices a SA dice que sindarin es la lengua
de los Sindar, los elfos grises -- los elfos que vinieron a
Beleriand de Cuiviénen, pero no sobrepasaron la mar a Valinor.
Pero en los apuntes de Tolkien antes de SA, sindarin se llama noldorin,
y antes de esto gnómico, porque esto fue la lengua de
los noldor o "gnomos", los "elfos sabios". Se
desarrolló en Valinor, mientras quenya en el escenario anterior
era la lengua de los lindar, la primera de las tres
tribus de los eldar (para complicar el asunto aún más, los
lindar cambiaron de nombre a los vanyar, mientras lindar
se convirtió en un nombre del tercer clan, los
teleri...) Pero en aquel momento Tolkien tenía que haberse dado
cuenta de que los elfos, inmortales, apenas desarrollarían
idiomas radicalmente diferences mientras vivían juntos en
Valinor. Entonces según el escenario revisado, los vanyar y los
noldor ambos hablaban quenya con pequeñas diferencias
dialectales; mientras la lengua noldorin que ya había creado
Tolkien simplemente cambió de nombre a sindarin, se
trasladó de Valinor a la Tierra Media, y se mudó a las bocas de
los elfos grises allí. Era, claro, mucho más plausible que ellos
habían desarrollado una lengua muy diferente de quenya,
separados de sus parientes en Valinor por miles de años.
Christopher Tolkien comenta, (busque traduccin) (CP:346).
Pero también el vocabulario, la fonología, y la gramática de
las lenguas fueron revisados repetidamente. Considere estas
líneas de un poema temprano quenya, publicado en MC:213-14:
Man kiluva lómi sangane,
telume lungane
tollalinta ruste,
vea qalume,
mandu yáme,
aira móre ala tinwi
lante no lanta-mindon?
"¿Quién verá las nubes reunirse, los cielos
doblándose sobre cerros desmenuzándose, la mar solevándose, el
abismo bostezando, la vieja oscuridad más allá de las estrellas
cayendo sobre torres caídas?"
Esto fue escrito en 1931. Mucho más tarde, probablemente en los
años sesenta o aún los años (necesariamente) tempranos de los
setenta, Tolkien re-escribió este poema. Literalmente lo tradujo
del "qenya" temprano al "quenya" maduro, el
quenya en el cual el idioma se había convertido en treinta años
de revisiones. Ahora estas líneas van así, aunque con idéntico
significado:
Man kenuva lumbor ahosta
Menel aköna
ruxal' ambonnar,
ëar amortala,
undume hákala,
enwina löme elenillor pella
talta-taltala atalantië mindonnar?
Se ve que la única palabra que es la misma en ambos textos es
man "¿quién?"; también hay la terminación
del futuro -uva en kiluva > kenuva
"verá". Es una cuestión abierta si un elfo hablando
el "qenya" de los años veinte y treinta sería capaz
de seguir una conversación en quenya maduro.
No solamente palabras, pero también terminaciones gramaticales
eran susceptibles de revisión. En las Etimologías, hay
varios ejemplos de "qenya" con el genitivo en -n,
e.g. Ar Manwen "día de Manwe" (CP:368). Pero
en el SA publicado, -n se ha convertido en la
terminación del dativo, mientras el genitivo ahora termina en -o.
¿Suena mas "genitiva" la terminación -o que -n?
Un día, Tolkien tuvo que haber decidido precisamente esto.
Algunas palabras sufren una inversión total de significado.
Sabemos que los avari son los elfos que se negaron a
dejar Cuiviénen para ir a Valinor. Pero las Etimologías
muestran que Tolkien originalmente quería que avari ¡fuera
el nombre de los elfos que fueron! El nombre Fëanor
existió en un etapa muy temprano, pero no siempre significó
"espíritu de fuego" como se lo traduce en el Silmarillion.
En las Etimologías se lo interpreta como "sol
radiante", del más antiguo *Phay-anâro (CP:381).
Antes de esto, en las listas más tempranas de palabras, quería
decir "goblet-smith" (El Libro de los Cuentos
Perdidos I, p. 253).
Incluso cuando ya se había imprimido algo, Tolkien no
siempre podía resistir la tentación de seguir enredándose. En
la primera edición de SA, el saludo de Frodo a Gildor fue elen
síla lömenn' omentielmo. Más tarde, Tolkien decidió que
la última palabra debía ser omentielvo, y esta forma
fue empleado en ediciones más tardías. (Uno de los pioneros en
el estudio del élfico, Dick Plotz, se horrorizó cuando vio la
nueva forma. Pensó que el editor norteamericanos, Ballantine, se
habían equivocado y les convenció que debieran corregir
el error. En la próxima edición el editor -- necesariamente sin
competencia en este asunto -- introdujeron la forma omentilmo,
que no significa nada: ¡incluso esfuerzos honrados conducen a
consecuencias tristes!)
No obstante: los cambios y revisiones más amplios sin duda
ocurrieron antes de mediados de los años treinta. En cuanto al
idioma "gnómico" original de más o menos 1915,
Tolkien lo consideró solamente un "idioma que últimamente
llegó a ser él del tipo que se llama sindarin", y su
"qenya" más temprano ahora consideró "muy
primitivo" (The Peoples of Middle-earth p. 379).
Pero con la apariencia de las Etimologías a mediados de
los años treinta, la casi-madura forma de q(u)enya y
"noldorin" = sindarin se fijaron, y los cuarenta años
restantes de la vida de Tolkien se gastaron ajetreándose en
nimiedades.
¿Cómo van los idiomas de Tolkien hoy, entonces, cuando hace
un cuarto de siglo que su inventor fue a las estancias de Mandos?
Algunos entre nosotros hemos embarcado en el estudio del élfico,
tal vez con algo así como la misma actitud de una persona
divirtiéndose con un crucigrama bien hecho: El hecho mismo de
que ninguna gramática verdadera del élfico se ha publicado crea
un reto fascinante, la de descubrir el código". O puede ser
romanticismo puro, una forma especial de imersión literaria: por
estudiar los idiomas Eldarin, uno intenta acercarse a -- de
hecho, entrar en las mentes de -- los elfos inmortales, bellos y
sabios, los Primogénitos de Eru Ilúvatar, maestros del Hombre
en su juventud. O, menos romántico, se quiere estudiar las
construcciones de un lingüista con talento y el proceso de
creación de un genio ocupado en su labor de amor. Y muchos nada
más se gozan de los idiomas élficos del mismo modo que se goza
de m&uuacutesica, como elaborados y (según los gustos de
mucha gente) gloriosamente exitosos experimentos en la eufonía.
Sea lo que sea la motivación del estudiante, el estudio sin duda
enseña: para describir apropiadamente los idiomas de Tolkien,
hay que familiarizarse con mucha terminología lingüística. (El
escritor presente apenas se habría familiarizado íntimamente
con tales términos y conceptos como alativo, ablativo, locativo,
svarabhakti, asimilación, lenición, y muchos más si no los
necesara en el estudio del élfico. Una vez impresioní a una de
mis maestras con mi familiaridad con los patrones de lenición de
galés. ¿Cómo sabríalla que mis ejemplos en realidad se
basaron en sindarin?) Se ha sugerido además que algunos de las
visiones de Tolkien como lingüísta son enterrados en sus
idiomas, esperando desenterramiento. La Modern Language
Association International Bibliography decidió que el estudio
del élfico fue bastante serio para incluir Vinyar Tengwar,
el periódico del Elvish Linguistic Fellowship, en su índice.
Además, se puede facilmente demostrar que la nomenclatura de SA
ha inspirado a otros escritores de fantasía -- en este género,
los nombres a menudo tienen un estilo distintamente céltico o
galés. Se encuentra incluso préstamos directos de morfemas.
Alguna gente se ha dado cuenta, leyendo ejemplos como Eriador,
Gondor, Mordor, que el elemento -dor
quiere decir "país, tierra", y en las novelas de
fantasía, se encuentra no pocos países con nombres que terminan
en -dor. Cf. por ejemplo la tierra dorada de Elidor
de Alan Gardner. Existe una historieta fantástica noruega, Ridderne
av Dor o "Los caballeros de Dor", que satiriza
este fenómeno: los países tienen nombres como Condor, Matador,
y "Glassdor" (en inglés, se puede leer este último
como "puerta de vidrio"). Unas parodias aparecieron
mientras vivía Tolkien; considere esta,
a ver..., versión de A Elbereth Gilthoniel del Bored
of the Rings. Escolares prominentes del élfico, como Arden
R. Smith y Anthony Appleyard, han analizado este texto tan en
serio como no merece.
Intentos más serios de escribir textos élficos -- generalmente
en verso -- también se han publicado tras los años. Cierto que
se puede ahora juntar una pequeña antología de tales
composiciones. Entonces, un pequeño cuerpo de literatura élfica
existe hoy en día. Claro, no se puede saber lo que habría
pensado Tolkien de tales textos recién escritos. Apenas se puede
dudar que si volviera de la muerte, pronto se mantendría ocupado
con lápiz rojo.
Pero cuando se publique los papeles de Tolkien, y nuestro
conocimiento de quenya y sindarin se complete -- las lagunas son
todavía enormes -- tal vez será posible escribir textos largos
en élfico. En su revista Tyalië Tyelelliéva, Lisa
Star ha declarado con audacia que "el meta final es la
renascencia de los idiomas élficos para el habla, la escritura,
y el arte." Realista o no, Tolkien lo merece: una vida de
trabajo queda por hacer sobre la vía larga de nevbosh hasta los
maduros quenya y sindarin. Seríal monumento final a los
esfuerzos de Tolkien si se podría vivificar sus amados idiomas
-- y de veras seríal único monumento adecuado para un hombre
que tenía que inventar un mundo entero solamente para tener un
lugar donde la gente pudiera saludarse con las palabras Elen
síla lümenn' omentielvo.