Lenguas Artificiales

por Robert Isenberg

taH pagh taHbe'. DaH mu'tlheghvam vIqelnIS.
quv'a', yabDaq San vaQ cha, pu' je SIQDI'?
pagh, Seng bIQ'a'Hey SuvmeH nuHmey SuqDI',
'ej, Suvmo', rInmoHDI'?

[Ser o no ser, esta es la cuestión.
Si es más noble en la mente sufrir
Las piedras y flechas de caprichosa fortuna,
O tomar las armas contra un mar de dificultades,
Y oponiéndose, vencerlas]

-William Shakespeare, Hamlet
Traducido al klingon por Nick Nicholas y Andrew Strader

Introducción: Las Lenguas Artificiales en su Contexto

          El estudio de una lengua artificial no es materia sencilla. Los objetivos de sus autores son diversos, en ocasiones declaradamente fatuos. La mayoría de los sistemas artificiales, una vez generados, nunca son empleados o revelados a nadie más allá de su creador, e incluso en tales casos solo con dificultad pueden ser llamados lenguas. Las características diferenciadoras de las genuinas lenguas, códigos y sistemas funcionales artificiales son vagos, e identificarlas con frecuencia su consideración nos lleva a perdernos en su estudio.
          Un punto importante a tener en mente es que, pese a que las lenguas artificiales son artificiales, existen. Considerar una lengua artificial ilegítima a causa de haber sido desarrollada por un único individuo o por un grupo selecto no es únicamente simplificar la cuestión sino también despreciar toda la relevancia lingüística que pueda tener. Miles de hablantes de diversas lenguas artificiales discutirían tal afirmación.
          Este estudio intenta cumplir dos objetivos; primero, definir e identificar las lenguas artificiales, diferenciándoles de otras lenguas que podrían entrar en esa categoría. Segundo, analizar la lengua artificial en términos de origen, propósito, estructura y audiencia.
 

I: Definición de Lengua Artificial

          Es incómodo referirse a algo diciendo que es más artificial que otra cosa, pero en este caso la frase es adecuada.
          Una definición sencilla de una lengua artificial es cualquier lengua cuyo léxico y gramática han sido desarrollados desde una fuente individual. Por fuente individual nos referimos tanto a un creador o un grupo seleccionado de creadores. A diferencia de una auténtica lengua, la mayor parte emerge de forma relativamente repentina. En su desarrollo se puede emplear un amplio espacio de tiempo, pero cuando se presenta ante el resto del mundo la lengua debe ser comunicativamente funcional -i.e. el sistema puede emplearse para transmitir un gran número de ideas.
          De la definición se infiere otra calificación: el sistema es funcional antes de que tenga ningún auténtico hablante nativo. En la mayoría de ocasiones el creador es incapaz de hablar su propia lengua artificial, y crea el vocabulario y el sistema gramatical mucho más rápido de lo que pueden ser aprendidos y utilizados.
          La definición también implica que mientras otros individuos aparte del creador son capaces de aprender una lengua artificial, la razón por la que es artificial se debe a que es funcional antes de ser una lengua. Definir un sistema como lengua implica que hay más de un hablante, lo que sugiere que este tipo de sistema es estrictamente artificial mientras nadie lo habla, y una lengua tan pronto como empieza a ser hablado.
          Debe quedar claro que esto no quiere decir que la lengua no tenga un propósito, pero este no es en primer y principal lugar la transmisión de ideas. Las lenguas generadas con este propósito son similares pero en última medida diferentes. En el caso del klingon y el élfico, sirven inicialmente a propósitos literarios, pero en ambos casos acaban alimentándose a ellos mismos.
 

II: Identificando las Lenguas Artificiales

          La autenticidad de una lengua artificial viene determinada por tres factores: propósito, originalidad y tamaño.
          El propósito de la lengua es la más clara de las señales. A partir de esta definición el esperanto no se podría considerar una verdadera lengua artificial.
          Queda más allá de cualquier duda, pese a que su trabajo se ocultó en el anonimato, que Ludovic Lazarus Zamenhof creó de forma voluntaria el esperanto, publicando una gramática y un diccionario bajo el título de "Lengua Internacional, Introducción y Manual Completo". Y aunque su esposa, la pocas veces nombrada Clara Zilbernik, le ayudó en su aventura, la lengua puede considerarse como artificial en el instante de su publicación.
          También está claro que el esperanto no se creó por su propio valor. El esperanto surgió con la finalidad de convertirse en "la lengua internacional", y por tanto fue diseñado para facilitar su estudio. La gramática es deliberadamente sencilla y flexible, y las palabras son realmente fonéticas. Pese a las dificultades que presenta para los no europeos (como puede ser el uso del alfabeto latino), su propósito es ser la lengua vehicular de una comunidad, convirtiéndose en una verdadera lengua.
         La lengua que lo inspiró, el volapük, es un caso diferente. Su creador, un clérigo bávaro llamado Johann Martin Schleyer, "basó ligeramente [el volapük] en las lenguas germánicas y románicas." En lo que se refiere a su propósito, el volapük "tenía una gramática complicada con muchísimas formas verbales. El alfabeto no tenía la letra r, pero incluía las vocales alemanas ä, ö, y ü, difíciles de pronunciar para el profano. Las palabras eran de apariencia torpe y sonaban rudas, habiendo sido con frecuencia alteradas y acortadas de forma que era difícil determinar las formas originales de las que habían sido derivadas."
          Pero es precisamente esta variación respecto a las lenguas existentes la que hace del volapük una lengua artificial completa. Mientras que el vocabulario del esperanto está claramente basado en lenguas indoeuropeas (e.g. Halo = Hola, grava = importante, barbaro = bárbaro), el volapük modifica las palabras para distanciarlas de las lenguas modernas. Los modelos gramaticales son complejos por ellos mismos, con independencia del estudioso. Aquí es donde la originalidad juega un papel clave: una lengua artificial puede basarse en otras lenguas, pero no tanto como para poder considerarse una jerga o un dialecto artificial. En el caso del esperanto, el sistema es demasiado complejo para considerarse un código, pero funciona perfectamente como una mezcla única entre una jerga y una "lengua franca" -una mezcolanza entre lenguas existentes que cualquiera puede usar. Esto queda evidenciado por su método de incorporación al léxico: "Una norma permite que las palabras 'extranjeras', aquellas que la mayoría de lenguas toman de una fuente común, se incorporen al esperanto sin ningún cambio excepto en su escritura."
          El tamaño de una lengua también es importante. Esto no significa solamente la cantidad de vocablos existentes en la lengua artificial, sino también la capacidad de usarlos: una lengua carente de diferenciaciones de número o normas para ciertas situaciones sintácticas podría hacer que muchas ideas fueran inexpresables.
          Este último factor es la ruina de muchas lenguas desarrolladas en círculos literarios o por entretenimiento: aunque existen por sus propios propósitos e incluyen una gramática y vocabulario originales, se limitan a unos cientos de palabras y una gramática imprecisa, a veces inexistente. De acuerdo con Jeffrey Henning, editor del noticiario electrónico de Lenguas Modeladas, "Más ambicioso aún es una lengua que pretende usarse como vehículo de comunicación. Tal lengua requiere un vocabulario de al menos 1000 o 2000 palabras y una gramática detallada."
          Henning habla de Harry Harrison como creador de la lengua sauria, consistente únicamente en las palabras necesarias para su novela, Al Oeste del Eden. Difícilmente puede considerarse una lengua artificial, ya que no puede expresar ninguna idea más que las ya expresadas en el libro. También menciona a Anthony Burgess y su nadsat, el dialecto ficticio del inglés utilizado en A Clockwork Orange. "El lector se encuentra aprendiendo la lengua a medida que lee cada página," observa Henning. "A través de esta inmersión en el nadsat podemos aprender unas 300 palabras."
          Henning no trabaja con idiomas artificiales, sino que esta más interesado en lenguas modeladas, que son similares en la medida en que el esperanto puede excusarse como una lengua artificial. Las lenguas modeladas, explica, son "cualquier cosa desde unas pocas palabras de jerigonza inventada hasta un sistema rigurosamente detallado de idiomas imaginarios interrelacionados." Mientras los últimos podrían entenderse como una lengua artificial, los primeros serán probablemente demasiado limitados para encajar en la definición. El propósito de la lengua no es la transmisión de ideas, sino que puede verse más como un hobby, pero la lengua deja de existir en cuanto el creador pierde el interés.
 

III: Verdaderas Lenguas Artificiales

          En su ensayo sobre el potencial lingüístico de la ciencia-ficción, Suzette Haden Elgin describió el género como "un laboratorio para explorar soluciones lingüísticas... Ya que la mayoría de experimentos sobre la lengua no pueden llevarse a cabo en el mundo real -por razones éticas- tenemos la fortuna de poder disponer de la ciencia-ficción. La CF nos ofrece un laboratorio de "experimentación mental" donde tanto autor como lector pueden probar las cosas durante un tiempo y observar los resultados."
          Es fácil explicar, por tanto, por qué las dos lenguas artificiales más populares provienen del campo de la ciencia-ficción: klingon y élfico.
          El klingon es la lengua de una ficticia raza extraterrestre en la serie televisiva de Star Trek. Es una especie caracterizada por su agresividad, mal humor y militarismo. La serie estuvo en antena durante dos décadas sin una lengua klingon oficial, pero el lingüista Marc Okrand recibió el encargo de desarrollar no sólo las frases necesarias para cumplir los requerimientos del guión, sino de desarrollar un vocabulario y gramática completos. Una vez finalizado este trabajo fue publicado por completo bajo el título de "The Klingon Dictionary". De acuerdo con los datos del Instituto de la Lengua Klingon (Klingon Language Institute), aproximadamente un millar de personas (certificadas) de más de treinta países han aprendido klingon desde que se publicó el dicionario en 1985.
          El élfico son de hecho dos lenguas, quenya y sindarin, que sirven de lenguas de los elfos en la obra de J.R.R. Tolkien El Señor de los Anillos. Tolkien empezó creando lo que se ha descrito antes como lenguas modeladas, su "vicio secreto". Ya en la escuela elemental creó, con la ayuda de sus amigos, el animálico (un código) y el nevbosh (una lengua modelada). El nevbosh "era principalmente una mezcla de un inglés muy distorsionado, francés y latín. No representaba una ruptura completa respecto del inglés y otras lenguas habituales."
          Cuando empezó a jugar con el élfico, Tolkien generó las dos lenguas artificiales a lo largo de mucho tiempo, dando forma a la estructura fonética, sistemas de escritura y gramática. De acuerdo con Tolkien, el élfico "pretendía (a) ser definitivamente europeo en estilo y estructura (no en sus detalles); y (b) ser especialmente hermoso. Lo primero no es difícil de lograr, pero lo segundo es más complicado, ya que las predilecciones individuales (...) varían [sic] enormemente". El quenya y el sindarin seguían modelos fineses y galeses, respectivamente, e incorporaban raíces de palabras indoeuropeas, pero la mayor parte del vocabulario (varios miles de palabras) es de su propia creación.
 

IV: Klingon

          Dentro de la mitología de Star Trek, la lengua klingon es un organismo antiguo y un símbolo de orgullo para la comunidad. Su cultura y valores son una preocupación constante para los Klingons, pese a sus tradiciones belicosas. Su lengua es gutural, entrecortada y átona. La estructura gramatical consiste en una serie de afijos establecidos: una oclusiva gutural desplazada o una sílaba de más puede hacer incoherente toda una frase, bel, estar complacido, cambia a mubel, ellos me complacen, a mubellaH, ellos pueden complecerme, a mubellaHtaH, ellos aún pueden complacerme, etc. Una oración completa puede consistir en una palabra y todos los afijos apropiados:

mubelnISlaHbejtaHbe'
Ellos evidentemente no necesitan complacerme ya más

          Los críticos lamentan que, aunque la lengua es funcional, carece de valor estético, lo cual, presumiblemente, no importe a los Klingons. Las consonantes H, Q y q, pronunciadas desde la garganta, hacen la lengua desagradable para el oído, y las frecuentes pausas (marcadas por apóstrofes) hacen del klingon una lengua bastante lenta.
          Pese a todo el klingon se ha hecho con su lugar entre nosotros. El Klingon Language Institute edita una publicación periódica (HolQeD) que "incluye columnas, artículos, entrevistas y cartas explorando la lengua klingon". El hablante interesado dispone de cintas de conversación y el (ligeramente satírico) Klingon for the Galactic Traveller (Klingon para el viajero galáctico), de Marc Okrand. Este último incluye información sobre los "dialectos regionales del Imperio" y "correctas respuestas verbales, físicas y culturales". Esta información se apoya en la advertencia del Diccionario diciendo que "existen diversos dialectos del klingon, pero sólo uno de ellos, el del actual emperador de Klingon, está representado en este diccionario. Por supuesto en el momento de publicación del Diccionario no existían tales dialectos, ya que no existían hablantes del klingon. Cualquier material dialéctico debe o evolucionar a lo largo de miles de conversaciones en klingon o emerger cuidadosamente de la imaginación de Okrand.
          Los entusiastas del klingon están actualmente tan intrigados por la lengua que ciertas páginas web, como la perteneciente a ToDbaj, "un Klingon derrotado", pueden visualizarse tanto en inglés como en klingon. Continuamente de hacen contribuciones al léxico klingon, y centenares de ellas aparecen en la sección de Palabras Canónicas Adicionales de la web del KLI. Estos añadidos nos ofrecen una gran información sobre nuevos conceptos: butlh o suciedad debajo de las uñas, HuchQed, o economía, e incluso algunos términos vulgares (ngech puede querer decir valle o canalillo, en función de su uso).
          Es imposible decir exactamente cuando una lengua artificial se convierte en una verdadera lengua. De hecho hay un número de autoproclamados hablantes de klingon comparable al de hablantes de gaélico, pero la legitimidad del klingon depende en primer lugar de si puede ser tomado en serio.
          Los esfuerzos para conseguir ese carácter serio toman forma en el material literario con que hablantes y traductores han contribuido al mundo del klingon. Mientras que las series de televisión y las películas son campo abonado para la aparición de Klingons, con todas las oportunidades que esto supone para expandir el conocimiento y folklore de la raza Klingon, algunos hablantes han empezado a traducir obras del canon inglés. Los dos proyectos más famosos son el Hamlet y el Book of Paul.
          Ambas traducciones son obra de Nick Nicholas y Andrew Strader, quienes ya han logrado publicar el Hamlet en su forma "original en klingon". Pese a que esto sea una broma basada en una frase de la sexta película de Star Trek, el proyecto como tal se ha tomado tan en serio como cualquier otro gran proyecto de traducción. Los lingüistas incluso se encuentran con problemas que afectarían a lenguas no artificiales, como puede ser la traducción de la palabra Dios. Los Klingons no son ateos ciertamente, dado el alto grado de orgullo espiritual que demuestran en la serie, pero nunca se menciona una verdadera deidad. Por tanto los traductores resolvieron el problema llamando a Dios joH'a' 'e', o Gran Señor.
          De nuevo nos encontramos un ejemplo donde la línea que separa lo artificial de lo auténtico se torna borrosa: Star Trek nunca se ha referido, a lo largo de toda su historia, a la cristiandad o a Cristo. Mientras que las referencias a autores "seculares" (Shakespeare, Melville, Goethe) son normales, la religión aparece únicamente entre comunidades alienígenas. Por tanto parece que traducir la Biblia es más importante para los hablantes de klingon (hablantes en el mundo real) que para la mitología de Star Trek.
 

V: Quenya y sindarin

          Marc Okrand recibió el encargo de tomar parte en la creación del klingon, pero Tolkien carecía de tal motivación. Sus razones para construir una lengua fueron puramente personales.
          En el artículo de Helge Fauskanger, "El Vicio No-Tan-Secreto de Tolkien", se hace referencia a los "simulados cambios dentro de la historia imaginada". A primera vista parecería irrelevante que Okrand no creó el universo de Star Trek, que todo el fenómeno Star Trek se atribuye de forma generalizada al escritor/director Gene Roddenberry, mientras que Tolkien dibujó sus lenguas en un mundo de su propia creación. Después de todo, ambos son mundos ficticios.
          Pero a diferencia de Star Trek, donde la lengua se adecua a la cultura, Tolkien escribió en una de sus cartas que "Nadie me cree cuando digo que mi largo libro es un intento de crear un mundo en él cual tuviese cabida una lengua de acuerdo con mis personales gustos estéticos. Pero es verdad". En su libro Los Monstruos y los Críticos, Tolkien desarrolla este punto: "'Si construyes tu lengua artística sobre unos principios escogidos', puedes escribir poesía en esa lengua -'al tiempo que fijas su estructura, y con coraje te sometes a tus propias reglas, resistiendo la tentación del déspota supremo de alterarlas.'"
          Por tanto no nos encontramos ante una lengua que emerge después de los hechos, sino una lengua y una cultura que maduran simultáneamente. Los pueblos de la Tierra Media de Tolkien viven en diversas naciones, cada uno con su larga historia, detallada en el Silmarillion. Según evolucionaba la lengua en la mente de Tolkien, también lo hacía la cultura de la Tierra Media. Una recopilación de poesía en quenya y sindarin da color a las páginas de El Señor de los Anillos.
          De nuevo a diferencia de Okrand, Tolkien compiló una lista de etimologías, pero no un diccionario o una gramática definida. En El Retorno del Rey, nos ofrece una guía de pronunciación y algunas notas sobre las tengwar, un sistema de escritura de la Tierra Media, pero el uso de las lenguas de la Tierra Media se nos revela principalmente a través de poemas dispersos. Fragmentos de otras lenguas (más bien modélicas que artificiales), como el oestron y el éntico, hacen su aparición ocasional, pero no están tan desarrolladas ni son tan significantes dentro del universo de Tolkien.
          Otra de las características del élfico es la evolución de la lengua dentro del contexto de las novelas. Fauskanger observa que el quenya y el primitivo qenya, ambos pronunciados igual, representan diferentes grados de la misma lengua. Él cita un poema temprano en qenya y lo compara con una versión posterior del mismo poema en quenya:

QENYA                                                  QUENYA
Man kiluva lómi sangane                    Man kenuva lumbor ahosta,
telume lungane                                      Menel akúna,
tollalinta ruste,                                      ruxal' ambonnar,
vea qalume,                                            ëar amortala,
mandu yáme,                                          undume hákala
aira móre ala tinwi                                enwina lúme elenillor pella
lante no lanta-mindon?                        talta-taltala atalantië mindonnar?
 
          Este poema representa una forma de evolución interna, en que la lengua se modifica a si misma a lo largo del tiempo, como una verdadera lengua, como resultado de la acción de unos hablantes ficticios.

VI: ¿El quenya como una Auténtica Lengua?

          Tras la muerte de Tolkien el estudio del élfico (tanto quenya como sindarin) se convirtió en algo popular. El quenya es claramente el más popular, pero hablantes de ambas lenguas mantienen chats, programan conferencias y, como veremos, crean listas de correo electrónico para tratar las lenguas de Tolkien.
          Se han compilado varios diccionarios de quenya y sindarin - algunos más autorizados que otros - y se han publicado en Internet. De hecho Internet se ha convertido en un foro muy útil para los hablantes de lenguas artificiales. Se consideren artificiales o no, el esperanto y el lojban (una lengua basada en la lógica) se usan de forma popular en el mundo electrónico.
          El élfico no tiene ni el presupuesto ni la centralización del klingon, eso es obvio. Mientras que el Klingon Language Institute ofrece merchandising, efectos de sonido descargables desde la web, y la asociación oficial al mismo, las páginas dedicadas al élfico son generalmente a título personal. La pregunta es inevitable: ¿cuál de los dos, el klingon o el élfico, es con más legitimidad una auténtica lengua?
          El klingon, con toda su publicidad, atrae nuevos hablantes por docenas. Pese a no tener una literatura base se traducen otras y se desarrolla una literatura propia.
          El quenya, por su parte, no es tan prolífico. Una de las páginas más populares, Tyalië Tyelelliéva, es la creación personal de Lisa Star, basada en el principio de que "Yo sentía que debería haber más poesía élfica en el mundo." Como canal artístico, ofrece premios de poesía, publicación de E-zines, y acceso a la "lista Elfling".
          Lo que Tyalië Tyelelliéva prueba es que pueden hacerse aún nuevas contribuciones a la lengua. El estudio del élfico, pese a las gramáticas basadas en conjeturas de sus lingüistas, parece ser una fuente viable de nueva literatura. En el acertado artículo de Fauskanger acerca del uso del copyright, arguye que el uso de la lengua (i.e. su utilización, crítica y referencias a ella), es completamente legal. La cuestión apareció a raíz de acusaciones sosteniendo lo contrario, algo que Zamenhof expresamente prohibió en su introducción al esperanto.
          Pero si aún se pueden hacer contribuciones la cuestión es: ¿se hacen? Con este motivo se procedió a un estudio de las lista de correo Elfling, establecida para facilitar la discusión acerca de las lenguas de Tolkien. A lo largo de un mes se analizaron los mensajes recibidos y su contenido. En concreto se estudiaron los siguientes puntos:

1) ¿Se dirigen los autores entre ellos con saludos élficos?
2) ¿Usan los autores el élfico en sus mensajes (poesía, mensajes, etc.)?
3) ¿Discuten sobre historia/etimología?
4) ¿Discuten sobre gramática?
5) ¿De qué sexo son los autores?

Los resultados del estudio fueron:

¿Se dirigen los autores entre ellos con saludos élficos?                   
Sí         8.77%                                                           
No          91.23%                   

¿Discuten sobre historia/etimología?                             
Sí           31.57%
No          68.42%

¿Usan los autores el élfico en sus mensajes (poesía, mensajes, etc.)?                             
Sí           14.04%
No          85.96%

¿Discuten sobre gramática?
Sí           87.72%
No          12.28%

          De los mensajes enviados un 82.46% fueron enviados por hombres, un 8.77% por mujeres y un 8.77% no pudieron ser identificados.
          Aunque una lista de correo electrónico difícilmente puede ofrecernos un estudio concluyente, los resultados nos muestran que el élfico no se emplea tanto como una lengua que como un área de estudio. La limitada cantidad de personas que lo usan realmente (por no decir ya hablarlo) no es lo que motiva a la mayoría de sus estudiosos. De hecho en una entrevista electrónica con tres usuarios de quenya, uno decía que había traducido pasajes de la Biblia y escrito poesía y que podía componer "sin tener que recurrir a las fuentes, diccionarios, etc." Los tres dijeron que podían leerlo, uno de ellos con "cierta facilidad" pero otro manifestó que "no creo que sea posible" usar el quenya con fluidez.
          Cuando se les pregunto si habían creado palabras en quenya, todos estuvieron de acuerdo en que, pese a ser una práctica común para rellenar carencias de la lengua, no se hacían palabras de forma arbitraria. Si se generan nuevas palabras en quenya, se basan o en las del antiguo qenya o en raíces del sindarin. Ya que uno de los objetivos de la lengua era su belleza poética, los usuarios del quenya parecen abiertos a nuevas frases y la elaboración artística sobre las palabras existentes.
          Ya que las fuentes no pueden ser ampliadas (Tolkien está muerto), y la lengua no puede ser expandida por su creador, el estudio del quenya parece ser no sólo un campo de estudios póstumo en los términos de Tolkien, sino póstumo en el sentido de que el quenya se comporta como una lengua muerta. Al igual que el latín fue modificado pero su vocabulario se mantuvo prácticamente igual tras la caída del Imperio Romano, el élfico parece ser un tema más de erudición que de uso práctico. Mientras que el klingon puede funcionar como medio de comunicación, el élfico es más una ventana literaria a la mente de un autor, como el estudio del griego clásico puede ser una ventana abierta a la mente de Sócrates, o el arameo una ventana sobre el Talmud.
         Decir que el élfico está muerto es proponer que una vez estuvo vivo, lo que no parece posible en el mundo real. De todas formas para Tolkien la lengua era lo bastante real para los residentes en la Tierra Media.

VII: Conclusión: El Futuro de las Lenguas Artificiales

         Ya que el fenómeno de las lenguas artificiales es tan raro, ¿no hay forma de adivinar cual puede ser su futuro, dado el creciente interés en el klingon y el élfico? ¿O quizás la gente se muestre satisfecha sólo con esas? ¿Algún aficionado dará forma a una lengua lo bastante popular como para ser considerada una lengua artificial, o las actuales lenguas artificiales se convertirán algún día en auténticas lenguas, que se puedan emplear tanto en el hogar como en el trabajo?
          En este momento una lengua artificial ya no es un experimento ni una novedad, en el caso del klingon y el élfico se han expandido más allá de la comprensión de un solo individuo.
          Un estudioso de la lista Elfling escribió esta réplica en contestación a una cuestión sobre la pronunciación del quenya:

Incluso si el élfico fuese una verdadera lengua, no podríamos, en ausencia de información de hablantes nativos (...) hacer más que una (quizás muy acertada) aproximación a sus detalles fonéticos; de hecho, es una lengua ficticia, y las cuestiones sobre detalles fonéticos son inherentemente imposibles de responder.

         Mientras muchos escritores intentan mantener la ilusión de que el sindarin y el quenya son auténticas lenguas, el mencionado estudioso respondió de nuevo sin mucha esperanza. Este sentimiento es sin duda muy común, ya que Tolkien no dejó un legado más concreto que un montón de notas.
          De todas formas, el hecho de que se hagan estas preguntas sobre la pronunciación nos revela el interés subyacente por convertir el quenya en un medio útil de comunicación, adaptándolo a las necesidades. Si llegará a dar fruto o no aún no lo sabemos, pero en cuestión de lenguas artificiales lo que podemos imaginar con frecuencia toma forma más allá de nuestras expectaciones.

Bibliografía

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          Star, Lisa, Tyalië Tyelelliéva, http://www.geocities.com/Athens/Parthenon/9902

          Yaguello, Marina, Lunatic Lovers of Language: Imaginary Languages and Their Creators, traducido por Catherine Slater. ©1991, Athlone Press, London

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