Taptar ahyame oquettassen. La mutación consonántica en palabras compuestas quenya

Helios De Rosario Martínez, «Imrahil». Agosto de 2005.


Introducción

La composición de palabras, así como la derivación mediante afijos, o sencillamente la yuxtaposición de dos monemas íntimamente ligados en un mismo sintagma, van asociadas en muchos idiomas al fenómeno que se conoce como sandhi (combinación, poner junto en sánscrito): la fusión de sonidos adyacentes entre dos palabras o monemas, que resulta en un sonido o grupo de sonidos distintos de la secuencia original.

Así ocurre, necesariamente, cuando los dos sonidos que entran en contacto forman una secuencia extraña a la lengua en cuestión, lo cual induce a una transformación de dicha secuencia. De este modo, por ejemplo, la palabra compuesta por balón y pie es balompié, donde la unión de n + p da lugar a mp, debido a que en español la única nasal que puede preceder a una consontante oculsiva es su homorgánica.

En quenya es bastante frecuente este tipo de sandhi entre dos consonantes, dado el relativamente limitado reperterio de grupos consonánticos del que dispone dicha lengua. La frecuencia de tales grupos es ciertamente alta; algunas combinaciones de consonantes se encuentran muy abundantemente, como las oclusivas sordas o sonoras precedidas de nasal homorgánica (mp, nt, nk, nq, mb, nd, ng, ngw),1 o precedidas de líquida en el caso de las sordas y la sonora d (lp, rp, lt, rt, lk, rk, lq, rq, ld, rd); las consonantes dobles o largas (ll, nn, ss, tt…) son asimismo muy comunes en quenya. El desarollo fonologico del idioma favorecía la presencia de estos tipos de grupos, en tal medida que algunos de ellos recibían letras propias en los sistemas de escritura élficos.

Sin embargo, muchos otros grupos que resultarían de juntar consonantes propias del quenya son irregulares en ese idioma, lo cual da lugar a que el fenómeno de mutación consonántica sea algo habitual y, en definitiva, a que en bastantes ocasiones no se pueda predecir con certidumbre la forma que adoptaría una palabra compuesta, si únicamente se conocen las partes componentes.


Bases para el estudio de las mutaciones consonánticas en compuestos

Naturalmente, estas mutaciones no resultan ser arbitrarias, sino que siguen patrones fonológicamente justificados, cuyo conocimiento reduce la mencionada incertidumbre. Tolkien llegó a escribir algunos tratados sobre las lenguas élficas en los que se describen, más o menos extensamente, estos fenómenos fonológicos. El más importante publicado en el presente momento es el capítulo del Qenyaqetsa titulado The Sounds of Qenya (Los sonidos del qenya, abreviado en adelante como SQ), que se encuentra en el Parma Eldalamberon nº 12. No obstante, se trata de un texto inconcluso (como resulta esperable en Tolkien), y no llega a tratar completamente las transformaciones de las consonantes en combinación. Complementariamente, el conocimiento de los patrones de este tipo de mutaciones puede adquirirse mediante el examen y el análisis metodológico de las palabras quenya susceptibles de haberlo sufrido.

La principal complicación de este tipo de estudio es su magnitud: hay centenares de combinaciones diferentes de consonantes que pueden entrar en contacto en un proceso de derivación o composición. Centrándonos en el caso de composición de palabras, que es el objeto de este artículo, tal cifra viene dada por el número de sonidos consonánticos distintos que pueden aparecer al principio de las palabras componentes (sonidos que podrían ocupar el lugar del segundo elemento en la combinación), multiplicado por el número de los sonidos que pueden aparecer al final de las palabras (que conformarían el primer elemento de la combinación).

Consonantes del quenya

Para contabilizar el número de sonidos de los que se está hablando, es necesario considerar el número de consonantes que existen en quenya. Éste depende del tratamiento que se dé a sonidos consonánticos de articulación compleja (palatalizadas y labiovelarizadas), y a los grupos que contienen sonidos que no aparecen aislados (oclusivas sonoras). Si a los primeros se les da valor propio, y de los segundos se toman por separado los sonidos individuales, se puede considerar un repertorio de 25 consonantes: p, t, ty, k, q, b, d, g, gw, f, hy, h, hw, v, y, w, m, n, ny, nw, s, l, hl, r y hr.

Hay también otras consonantes, como dy (en ndy), þ, ñ (ŋ), z, que aparecen en algunos textos, si bien habitualmente sólo como sonidos arcaicos o dialectales, y normalmente transformados a y (en ny), s, n y r, respectivamente, en la forma moderna del quenya (cf. SA, Ap. E, I, ss.vv. NG, TH; GJ:420, 434). Éstas (y otras consonantes históricas como las oclusivas aspiradas, o la velar fricativa sonora ȝ) pueden ser obviadas en el estudio de la fonología en compuestos tardíos, en cuya formación repercuten sólo los sonidos vigentes en las palabras, y no los de sus formas históricas.

Finalmente, cabe hablar de las consonantes silábicas (esto es, que pueden encontrarse en la cima de una sílaba, como las vocales) ḷ, ṛ y ṇ (en conjunción con las demás nasales: ṃ, ṇ̃, etc.), de cuya existencia en formas históricas de las lenguas élficas hay clara constancia en diversos textos (cf. SQ:10ss.). El comienzo y el final de las raíces parecen favorecer especialmente su presencia, o al menos su persistencia hasta fases históricas bastante avanzadas, aunque a todas luces desaparecieron en la forma moderna del quenya, pasando a ser vocales, o más frecuentemente consonantes precedidas de una vocal epentética (cf. VT39:17, donde también se habla de las semivocales y, w). Debido a ello, estas consonanates silábicas pueden actuar de distinta forma en sandhi, según que posición ocupen, como se verá más adelante.

En definitiva, todas estas consonantes son la base de los sonidos que pueden demarcar las palabras quenya, aunque no todas ellas pueden encontrarse al principio y al final de ellas, a la vez que dichos límites pueden contener consonantes agrupadas, no individuales.

Consonantes iniciales

El repertorio de sonidos iniciales en quenya está básicamente formado por las consonantes individuales (que incluyen las palatalizadas ty, hy, ny, y las labiovelarizadas q, hw, nw),2 con algunas excepciones y adiciones.

Se exceptúan las oclusivas sonoras, que nunca ocurren aisladas sea en posición inicial (ni en cualquier otra). A efectos de mutación consonántica, tampoco es necesario considerar en posición inicial las consonantes silábicas, que generalmente dan lugar en quenya a sílabas comenzadas por vocal, como ocurre con el prefijo negativo il‑ < ḷ (Etim. s.v. LA‑), o el intensivo um‑, an‑, iñ‑ < ṇ (VT45:36 s.v. N‑).

Se pueden incluir, en cambio, los grupos de oclusiva sonora precedida nasal homorgánica: mb, nd, ng, ngw, y dialectal o arcaicamente ndy. En eldarin estos grupos eran frecuentes en posición inicial, y derivaron de dos maneras en quenya: en unos casos se redujeron a las correspondientes nasales simples (m‑, n‑, n‑ (< ñ), nw‑ y *ny‑, respectivamente); en otros casos ambas consonantes se mantuvieron en sílabas distintas, la primera formada sólo por la nasal, de naturaleza silábica, delante de la cual surgió una vocal epentética, como habitualmente ocurría en quenya (véase arriba).

Así, por ejemplo, *ñgolodō gnomo dio lugar al nombre común noldo (< ñoldo), y a la variante completa ingoldo (< *ṇ̃goldo), como se explica en PTM:414. En Las Etimologías encontramos este mismo y otros ejemplos del desarrollo dual de estos grupos: marta y umbar < MBARAT‑ destino; nis(se) e indis < NDIS‑ mujer; o nwalya‑ y ungwale < ÑGWAL‑ tormento; también se encuentra indyo nieto, descendiente < ÑGYŌ‑, ÑGYON‑, aunque no un contraejemplo comenzado por ny‑, paralelo al de los otros grupos.

Los compuestos cuyo segundo elemento comienza por uno de estos grupos nasales reducidos, a menudo se forman aparentemente igual que los que comienzan por la nasal correspondiente, sin vestigios del grupo original: Así parece ocurrir con Valmar < Val(a) + mar, Númenor < Núme + nór(e), etc. Pero en ciertas ocasiones se observa la alternancia con formas que incluyen el grupo original, como variantes de una misma palabra: ‑nil, ‑ndil (‑dil después de r, l), amigo de…; ‑mar, ‑mbar, tierra, hogar de…, etc. Esto implica que el origen etimológico común no queda en estos casos desdibujado por el distinto desarrollo de estos grupos iniciales en quenya, y que a efectos de composición tales grupos sí se pueden considerar como presentes al principio de las palabras, con un comportamiento propio y distinto del de otras consonantes.3

Consonantes finales

En cuanto a las consonantes finales, ocurre que l, n, r, s y t son las únicas que se manifiestan en quenya a final de palabra, siempre precedidas de vocal (VT42:7, 27).4 Pero estas consonantes individuales finales son a menudo reducciones o transformaciones de otras, igualmente individuales o agrupadas, que quedan retenidas en la raíz léxica, como se manifiesta cuando se les añade un sufijo; por ejemplo en la declinación de sustantivos: peltas pivote, pl. peltaksi, etc. (PE14:43). En la Early Qenya Grammar, Tolkien proporciona una relación de las posibles consonantes y grupos consonánticos que pueden representar las ‑l, ‑n, ‑r, ‑s y ‑t finales de los sustantivos (PE14:43, 72):

En otras categorías gramaticales las consonantes y grupos consonánticos originales a final de palabra podían diferir ligeramente, y con toda probabilidad en otras fases conceptuales la lista también presentaría divergencias. Pero la citada sirve para hacerse una idea de los tipos de sonidos consonánticos que se podrían dan en esa posición: consonantes simples (algunas de las cuales, como ‑m y casi siempre ‑s no se mantienen a final de palabra), grupos consonánticos y consonantes silábicas.

No es fácil encontrar mucha información para determinar cómo se comportan estos sonidos originales de final de palabra, cuando se encuentran como primer elemento de un compuesto. Pero se puede decir que al menos en algunos casos se distinguen de las consonantes en las que se transforman o reducen habitualmente, al igual que lo hacen al recibir los sufijos gramaticales propios de la declinación quenya. Esto se observa en Etim. s.v. ÓLOS‑, donde del nombre Olofantur, asociado al sustantivo olor (< *olos, sueño), se especifica que sufre la transformación s-f > f (cp. SQ:21). En ese caso se comprueba que, aunque el sustantivo autónomo presente una ‑r, en composición se manifiesta la ‑s original. Es posible que lo mismo ocurriera al menos para los sustantivos acabados en ‑n, cuando ésta proviene de ‑m, aunque no se encuentran ejemplos con los cuales contrastar esta hipótesis.

Es altamente probable que, por otra parte, las consonantes silábicas se comporten en esta posición del mismo modo que sus equivalentes plenamente consonánticas, dado que éstas últimas son el resultado regular de aquéllas en quenya. El hecho de que originalmente fueran silábicas puede, en todo caso, afectar a la vocal que surge delante de ellas. En la lista de arriba se ve que, a final de palabra, delante de ‑ḷ surgía una i, y delante de ‑ṛ una a; pero en SQ:10 se señala que una consonante posterior a la silábica puede cambiar la naturaleza de la vocal epentética.

Los casos de grupos consonánticos son los más complicados. Se puede esperar que su comportamiento al entrar en contacto con otra consonante sea similar, si no igual, al de alguno de los sonidos que lo componen. SQ:26, de hecho, señala explícitamente que si etimológicamente se juntan más [de dos consonantes en posición interna], habitualmente se pierde la media (énfasis en el original), y da el ejemplo de ‑skt‑ > st. Precisamente ‑sk no es uno de los grupos finales que se han citado en la lista anterior (el más parecido sería el opuesto, ‑ks), pero el ejemplo sirve de indicio para sugerir que, cuando se juntan varias consonantes y las más externas del grupo forman una secuencia regular en quenya, es posible esperar dicha secuencia como resultado. Concretando en el terreno de las palabras compuestas, puede que esto ocurriera cuando la primera palabra componente acabara originalmente en un grupo que empiece por nasal o líquida (las que dan lugar a palabras en ‑n, ‑l y ‑r), y la segunda empezara con una oclusiva, pues como ya se ha comentado en la introducción, los grupos resultantes son no sólo posibles, sino favorecidos en quenya.

En otros casos, sin embargo, parece ser diferente. El Qenya Lexicon ofrece algunos ejemplos de combinaciones consonánticas que contrastan con la mencionada regla:

Estos ejemplos muestran compuestos o derivados la raíz de cuyo primer elemento acaba en un grupo consonántico, y entra en contacto con otro elemento que comienza por consonante. En estos casos los grupos que resultarían de sustraer la consonante intermedia serían kty, kw, respectivamente; y aunque el primero no es regular en quenya (podría haberse transformado en hty, siguiendo el ejemplo de ehtyar en Etim. s.v. EK‑, EKTE‑ >> EKTI‑), el segundo es especialmente característico (aunque escrito como q). Debido a ello podemos descartar que en estos casos se conservara la segunda consonante por tendencia a formar las combinaciones más favorecidas. Lo que sí ocurre, en cambio, es que en estos casos se conserva la consonante que tiene lugar al final de la palabra cuando ésta se encuentra de forma autónoma, sin sufijos. Es éste un indicio de que los grupos consonánticos puede que se comporten, en composición o derivación, igual que la consonante a la cual se reducen. No obstante, serían necesarias más evidencias para confirmarlo. Por otra parte, en el caso de que así fuera, también quedaría por aclarar si grupos como ‑mb, ‑mp se comportarían como ‑m, o bien como ‑n.


Definición y alcance del estudio

El presente artículo aborda parcialmente una investigación de los patrones de mutación consonántica en palabras compuestas quenya, basada en la colección de ejemplos, y la deducción por comparación de casos más difíciles de documentar con ejemplos, todo ello con el apoyo de las indicaciones proporcionadas explícitamente por Tolkien sobre tal tipo de mutaciones.

Los resultados se presentan en una tabla, en la cual los encabezados de las columnas representan el primer elemento, y los encabezados de las filas el segundo, de la pareja de consonantes o grupos consonánticos que entran en contacto. La casilla en la que se cruza cada columna y fila contiene los resultados de la combinación de las consonantes o grupos de consonantes correspondiente, que o bien se encuentran documentados en textos de Tolkien, o son deducibles a partir de ellos con un grado de certidumbre alto (marcados con un asterisco, *); en aquellos casos no encontrados en las obras consultadas, y de los que no se puede dar con certidumbre una solución, no se aventura ninguna. El resultado sugerido viene justificado por una anotación entre paréntesis o, cuando no se puede compactar tanto, por una explicación al pie de la tabla. Las anotaciones pueden consistir en:

Nótese que en casos donde no se encuentran palabras compuestas como ejemplo, se han utilizado en su lugar ejemplos de palabras derivadas (con prefijos y sufijos), pero es posible que el resultado de la composición sea distinto del de la derivación. Esto puede ser, por ejemplo, la causa de los dos comportamientos de n + m: nw en la palabra derivada tinwe, pero mm en los nombres compuestos Elemmíre y Elemmakil.6

La mayoría de ejemplos de uno u otro tipo están tomados de Las Etimologías (publicadas en CP y VT45, VT46) y el Qenya Lexicon; cuando como referencia se da sólo una base etimológica, ésta se refiere a Las Etimologías; cuando se refiere al Qenya Lexicon, se indica con QL. Por otra parte, las indicaciones explícitas sobre la fonología quenya más interesantes para este estudio se encuentran principalmente presentes en SQ y, en menor medida, en The Rivers and Beacon-hills of Gondor (publicado en Vinyar Tengwar nº 42). Todos estos documentos datan de fechas muy distantes entre sí, y por lo tanto abarcan distintas fases conceptuales de la creación lingüística de Tolkien.

Debido a todo ello, la tabla no puede utilizarse indiscriminadamente como recetario para componer palabras en quenya. Algunas entradas aparecen vacías, debido a la carencia de información en los documentos consultados. Otras ofrecen varios resultados, que pueden pertenecer a una misma o a varias etapas conceptuales, las cuales están implícitamente señaladas en las referencias que se dan entre paréntesis tras cada dato. El conjunto de la tabla no refleja por lo tanto la casuística de las mutaciones consonánticas en fase conceptual alguna del quenya. Los datos individuales proporcionan, eso sí, información veraz sobre dichas mutaciones, que adecuadamente discriminada puede utilizarse como base para definir, al menos parcialmente, modelos de la mencionada casuística.

Otra limitación obvia es la del catálogo de sonidos consonánticos cruzados en la tabla, bastante menor que el comentado en el apartado anterior. Dada la restricción del estudio a las mutaciones en compuestos tardíos, se ha prescindidido de incluir en el encabezado de las filas las consonantes arcaicas o dialectales del quenya; pero hay otras ausencias entre las filas como la líquida sorda hl que también se dan inicialmente en quenya (y sólo esa posición), o el grupo ngw, que no pueden ser justificadas de ese modo, y se deben a la falta de datos y ejemplos pertinentes para documentar las transformaciones. La proximidad fonológica a las líquidas sonoras y a los otros grupos de nasal + oclusiva, respectivamente, podría utilizarse para paliar esta falta de datos si se desea deducir cuáles serían las mutaciones correspondientes.

Los encabezados de las columnas se han restringido mucho más, limitándolos a las consonantes simples l, m, n, r, s y t; las nasales m y n a menudo comparten, por su común naturaleza, una misma solución. Las consonantes silábicas y los grupos consonánticos, que como se ha visto antes pueden encontrarse también a final de palabra (aunque sólo se manifiesten en composición, derivación, declinación…), se han omitido, reduciendo deliberadamente la magnitud del estudio: su inclusión supondría quintuplicar la cantidad de casos de posible sandhi, para la mayoría de los cuales no se podrían determinar soluciones si no es deduciéndolas, en ocasiones conjeturando mucho, por comparación con otros casos.

No obstante hay un número significativo de casos de palabras compuestas con consonantes en contacto, cuya resolución podría encontrarse en la tabla, aunque el primer vocablo componente termine originalmente en uno de estos sonidos no explícitamente cubiertos por sus columnas. Ya se ha señalado antes que las consonantes silábicas muy probablemente se comportarían como sus equivalentes plenamente consonánticas, y se ha apuntado la posibilidad de que los grupos se comporten como la consonante simple a la que se reducen cuando no les sigue ningún elemento sufijo. En esos casos, la forma original de la palabra sería irrelevante para el presente propósito, y bastaría con considerar la forma que toma sin sufijos (que sólo puede acabar en ‑l, ‑n, ‑r, ‑s o ‑t).

Resultado de la mutación consonántica en quenya
l m n r s t
f lf (ilfirin, s.v. PHIR-)
lb, *lva (SQ:20)
mp (SQ:20, cp. Timpinen < TIFI- con posible refuerzo nasal, QL q.v.) rf (Arfanyaras(së), GJ:469; terfantie, VT43 :9)
rb, *rva (SQ:20)
f (SQ:21; Olo(s)-fantur, s.v. ÓLOS-) ff (effiriemmo, VT43:34)
*ff > f (SQ: 21)
h lgb (SQ:18) nk, nty?c (SQ:18) rgb (SQ:18)
rh (terhat-, s.v. SKAT-)
rk (Tarkil, s.v. KHIL-)
sk (askante, CN:193)d kk (Ekkaia s.v. KHAYA-)
tt en juxtaposición antigua (SQ:18)
hr rr (Errívë, PTM:165)
hw lw (SQ:17) nq (SQ:17)e rw (SQ:17) sw en apariencia (SQ:20) q (SQ:17)
hy ly (SQ:19) nty (SQ:19) ry (SQ:19) *sy (SQ:21)f
k lk (Ilkorin, s.v. LA-) nkg rk (tercenyë, i.e. terkenye, AM:251-252) ks, sk (SQ:19; alakse, alaska, QL:30)h ht (SQ:22, 23; ehtele s.v. KEL-)
l lli ll (nelle, s.v. NEN-; Númellótë, CI:290) ll (Ellairë, cp. Ertuilë, etc., PTM:165) rl > ll (SQ :19) lt (VT42 :31; SQ :25; teltasse QL s.v. TELE)
m lm (kalma, s.v. KAL-; Elendilmir, CI :349ss.) mmi nw (tinwe, s.v. TIN-)
mm (Elemmíre, AM:129; Elemmakil, CI:64-70)
rm (Mormakil, s.v. MAK-) rm (Kormot, QL s.v. KOSO)
mm, mb (ammale, ambale, s.v. SMAL-)
nw (maranwe, yanwe, ss.vv. MBARAT-, YAT-)
ntg (SQ:25)
mbj *mb (cp. n + nd) mb (Eambar, CI:227)
n ld (halda, s.v. SKAL-)
ln (Vilna, QL s.v. VILI)
mn (kemna s.v. KEM‑) nni rn (morna, s.v. MOR-) rn (SQ:19)
nn (venno, VT45:7 s.v. BES-)
ntg (SQ :25;VT42 :24)
ndj ld (Isildur, s.v. NDŪ-) nd (Amandil, Silm.; Eärendur, Ap.A) rd (Anardil; Ap.A)
rn (Eärnil, Eärnur, Ap.A)
*rd (Minardil, Ap.A)
ng *rn (cp. s + ng)k rn (SQ:19) ntg (SQ:25)
nw *rw (cp. s + nw)k rw (SQ:19) ntg (SQ:25)
ny *rni (cp. s + ny)k rni (SQ:19) ntg (SQ:25)
p lp (cp. telpe < telepe, s.v. KYELEP-, TELEP-) mpg (lempe VT42:24) rp (terpellienna, VT43:8) ps, sp (SQ:19) ntg (SQ:22)
q lq (ilquen, GJ:433) nqg (alkarinqa, s.v. AKLA-R-, GJ:479) rq (arquen, GJ:433) sq , raramente x (i.e. *ks SQ:19; Falasqil CP2:429 cp. QL ss.vv. FALA, QḶŘḶ) q (SQ:23)
r ll (tallune s.v. TAL-) rr, r (Eler(r)ína, s.v. RIG-, AM:181; Númerramar, CI:225) rri rr (carrea < cas-raya, VT42:12)
rr > ´rl (SQ: 19; rēro < rerro < res-rŭ, QL s.v. RESE)
rt (SQ:25)
tr (etrúna VT43:23)
tr > ts (mitsa s.v. MIT-)
s ll, lz, ld (menelle, etc. VT43 :16)m
ls, ldn (SQ:19)
*ns, ntn (SQ:19) ss, nz, nd (Elessar, cp. EL-, SAR- ; cemesse, etc. VT43 :16)m
ns, ntn (SQ :19; insangarenna, VT43:22)
rs, rdn (SQ :19) ssi tsn (SQ:19, 23)
t lt (kalta, s.v. KAL-) ntg
*st < n + st- (Elestirne, CI:237)
rt (Martan(o), s.v. TAN-) st (Falastur, Minastir Ap.A) tti
st en ocasiones (SQ:23)
ty lty (Taltyelemna, s.v. KYELEP-) ntyg (lintyulussea, s.v. LI-) rty (mirtya, QL s.v. MIRI) sty (tyustyukta, QL s.v. TYUKU)
v lb, lva (SQ:24) mb (SQ:24) nv (Envinyatar, Ap.A) rb, rva (SQ:24; Narvinyë, Ap.D) rb, rw (SQ:19) tw (SQ:24)
w lw (Elwe, PTM:392) ngw (SQ:23) ngw (SQ:23)
nw (Finwe, PTM:392)
*rw (cp. s + w)k rw, sw (SQ:19; hiswa, QL s.v. HISI-) q (SQ:23)
y ly (kalya,- s.v. KAL-) ny (SQ:24)
my (lamya‑, s.v. LAM‑)
ny (SQ:24) ry (kirya, s.v. KIR-) ry, sy (SQ:19; itisya- QL s.v. ITI-) ty (SQ:23)

Notas a la tabla:

a. En SQ:24 se dan los cambios fonológicos asociados a ƀ, de donde procede la v qenya (cf. SQ:15–16). En dicho texto se da , > rb, lb, pero se señalan diferencias en el dialecto de Cortirion, entre ellas los ejemplos tarva, alva, lo cual se puede interpretar como que rv, lv eran variantes dialectales de rb, lb. La variación entre lb y lv también se señala en SA, Ap.F, II:16, aunque en éste lv se presenta como la forma regular, y no se asocia a diferencias dialectales; lb aparece efectivamente en algunas palabras quenya de textos tardíos, como olba rama (PTM:393), o tolbo pulgar y tocón, muñón (VT47:10–11, 27–29); la variación análoga entre rb y rv, por el contrario, no se menciona en SA Ap.F, ni se observa en textos quenya tardíos. En esta tabla se asume la posible existencia de rb, lb cuando viene explicitada en SQ, pero se acompaña siempre de las variantes rv, lv, aun en los casos que SQ no las proporciona explícitamente, como en l, r + f. Adicionalmente, cabe señalar que en la Early Qenya Grammar se hace también referencia a la naturaleza dialectal de lb, rb (entre otros grupos), aunque en este caso las formas normales son lw, rw (PE14:41).

b. SQ:18 da rg y lg como evolución regular de r, l + χ (donde χ se corresponde con el fonema original de la h quenya). rg y lg, sin embargo, no parecen ser grupos característicos del idioma; en PE14:41 (véase la nota anterior) se señalan como grupos presentes sólo dialectalmente, para los cuales el dialecto normal tiene rr, ll, respectivamente. En el caso de r + χ, las alternativas rh, rk resultan más familiares.

c. El resultado de nasal + χ dado en SQ:18 es literalmente nc. En SQ c representa normalmente la oclusiva palatal sorda (más familiarmente escrita ty en quenya), pero en ocasiones parece ser equivalente a k (cf. SQ:15, 22), y en este caso no queda totalmente claro. Por comparación de los otros resultados de consonante + h, parece más probable que nc represente nk, aunque no es seguro.

d. En CN:193 se presenta askante como sustitución de terhante se partió (a su vez reemplazada por sakkante), y aunque no se explicita su etimología, parece claro que los tres verbos derivan, con diferentes prefijos, de hat‑ partir en dos, a su vez presente en Etim. s.v. SKAT‑.

e. Según SQ:17 nq es aquí una sustitución de ngw, que podría ser un resultado alternativo.

f. El texto de SQ:21 tomado para justificar este caso no es del todo claro: Dice similarmente en el caso de x͡ y, donde se desarrollaron hy () y sy, justo después de decir que sx͡ w aparentemente dio sw. Esto parece significar que x͡ y (de donde procedía regularmente hy) siguió un desarollo análogo al de x͡ w (de donde procedía hw). Esto parece ser cierto en el resto de casos de consonante + hy documentados (véase en la tabla), y el de s + hy > *sy parece evidente.

g. Los grupos consonánticos de oclusivas precedidas de nasal homorgánica (mp, mb, nt, nd, nk, ng…) eran especialmente favorecidos en quenya (cf. la introducción). Por ello puede esperarse que cuando se juxtaponen los sonidos individuales que componen dichos grupos, éstos tiendan a formarse, si es necesario mediante un proceso de asimilación a la nasal homorgánica (p.ej. n + p > mp), o de metatesis (p.ej. t + n > nt); cp. VT42:24–25.

h. La referencia de SQ:19 no está del todo clara: se cita sc, aparentemente como resultado de s + k, y luego se dice que sc > x es más común que sc. Como ocurre en el caso mencionado en la nota c, es posible que c represente el sonido de ty, así como que x represente el de h. No obstante, por el contexto resulta más probable que c sea equivalente a k, y x sea una representación ortográfica de ks. En este caso el significado de SQ:19 sería que s + k da lugar de forma regular a sk, pero habitualmente se da una trasposición de los sonidos, resultando así el grupo ks. Esto resulta coherente con los casos examinados del corpus lingüístico de todas las épocas.

i. Las consonantes largas o dobles son habituales y favorecidas en quenya (cf. la introducción). Se puede esperar que la juxtaposición de dos consonantes iguales dé lugar regularmente a la misma consonante alargada. Esto se ve en ejemplos como Minnónar Primeros nacidos (GJ:468), de min uno (VT42:24) y *nónar nacidos (< NŌ‑ engendrar), Eärráme Ala de mar (Índice de El Silmarillion), de eär mar + ráma ala, etc.

j. En quenya son muy comunes nombres compuestos a partir de ‑m(b)ar hogar y ‑n(d)il amigo. La mayoría de los ejemplos aquí proporcionados como muestra de las transformaciones de mb‑, nd‑ se basan en entradas del Índice del Silmarillion (Silm.) o el Apéndice A de El Señor de los Anillos (Ap.A), de este tipo de nombres.

k. SQ:19 da los resultados de s + la segunda consonante implicada en estos casos, señalando que interviene la transformación s > z > r. Por lo tanto, dichos resultados deberían poder extenderse a las combinaciones de r + consonante.

l. ´r implica que la sílaba previa a la r resultante se alarga, como en el ejemplo res-rŭ > rēro.

m. En VT43:16 se discute la declinación en locativo (normalmente marcada por el sufijo ‑(s)se) de las palabras menel y cemen, en la traducción del Padrenuestro al quenya. Las distintas versiones escritas por Tolkien muestran formas distintas, tales como menelle, menelze y menelde, o cemesse, cemenze o cemende.

n. SQ:19 da resultados distintos para consonante + s, según si la s es original o procede de þ. ls, ns y rs (señaladas como combinaciones raras) se dan cuando procede de s; ld, nt y rd se dan cuando procede de þ. ts se da en todos los casos, y no se traspone.


Notas

El título en quenya Taptar ahyame oquettassen es una frase construida a partir de datos sobre esta lengua pertenecientes la fase conceptual de finales de la década de 1950, principalmente presentes en el ensayo Los Quendi y los Eldar y textos relacionados:

En la frase élfica se omite la referencia específica al quenya que se da en el título español, por ser prescindible en un contexto quenya en sí mismo, con el fin de conseguir un título más compacto.

1. La ortografía empleada por Tolkien para representar los sonidos del quenya es variable en algunos detalles. En este artículo todas las palabras quenya citadas están escritas del mismo modo que en los textos en que éstas se encuentran; pero a la hora de mencionar sonidos en un contexto general, se hace uso del criterio presente en la mayoría de textos empleados como referencia. Esto es: el fonema /k/ se representa como k, y /kʷ/ como q (no qu).

2. Tal como se expone en SQ:25, inicialmente sólo se permite una consonante, y las palatalizadas y velarizadas se consideran como una. Dicho texto omite nw entre estas consonantes unitarias, debido a que en esta fase conceptual se consideraba que el sonido eldarin que le corresponde no existía en quenya inicialmente, habiendo sido reemplazado por nu̯, m u otros sonidos, dependiendo del dialecto. En base a la descripción en SA Ap. E de las tengwar en general y de nwalme en particular, entre otros ejemplos, sí se puede hablar de la consonante quenya nw en fases conceptuales posteriores, como de la misma categoría que q, etc.

3. No se puede descartar la existencia en eldarin de grupos iniciales de nasal + oclusiva sorda o fricativa, al menos en las primeras fases conceptuales de la lengua: en SQ:26, inmediatamente después de lo citado en la nota 2, se hace mención expresa de ellos. En cualquier caso, su presencia parece haber sido menos frecuente que la de los grupos con oclusiva sonora, o más opacada por el desarrollo fonológico posterior, razón por la cual es difícil encontrar un comportamiento propio de estos grupos. Su menor persistencia podría deberse a la autonomía de sus fonemas componentes como consonantes individuales (m y p, por ejemplo), mientras que las oclusivas sonoras sólo podían darse en grupos consonánticos (como en mb).

4. Al menos en las fases conceptuales más tardías; véase VT42:7, 27. La observación del corpus corrobora que los grupos consonánticos y otras consonantes son excepcionales a final de palabras quenya; Tolkien reitera en Cartas:493 que el quenya favorece en posición final las cinco aquí mencionadas, y que en las listas de nombres de El Señor de los Anillos no aparece ninguna otra; y en la Early Qenya Grammar se confirma explícitamente que, aun en las primeras fases conceptuales, éstas eran las únicas consonantes finales en los sustantivos en caso nominativo (PE14:42, 72). Pero otras categorías gramaticales sí permitían codas distintas en esa fase conceptual; y anteriormente, en SQ:26 se señala que nt, nk también son posibles, así como lt, lk, rt y rk, aunque más raramente y principalmente en monosílabos. En la Early Qenya Phonology sólo las citadas consonantes simples y nt se señalan como posibles (PE14:69), y se añade luego que dialectalmente nt se redujo a n (PE14:70).

5. También se encuentra un caso comparable: qeletya (pudrirse) < *qelekt-ya, derivado de qelet (kt) (cadáver), s.v. QELE‑. Pero aquí cabe la posibilidad de que la consonante eliminada fuera la intermedia, pues el grupo resultante ky evolucionaría regularmente a ty en quenya.

6. Más información sobre este asunto, y la posible relación de t + m con él (tras una asimilación de la t en tm > *nm), en el mensaje nº 7113 de Lambenor por Diego Seguí.