PLURALES IRREGULARES EN QUENYA

Los estudiantes de quenya saben que la formación de plurales se basa en unas reglas muy sencillas. Existen dos grandes grupos: los que forman el plural con "-r", y los que lo forman con "-i".

En el primer grupo se encuentran aquellas palabras acabadas en a, i, o, u, y las acabadas en el hiato ie. Estas palabras añaden simplemente una -r para formar el plural. Ejemplos de esto, entre el corpus quenya conocido, son eldar, plural de elda, "elfo"; quendir, plural de quendi, "mujer elfa"; lumbor, plural de lumbo, "nube"; ainur, plural de ainu, o tier, plural de tie, "camino".

El segundo grupo incluye las palabras acabadas en consonante o en e, excepto las que acaban en ie, que se han visto incluídas en el primer grupo. Estas palabras forman el plural añadiendo -i a la consonante, o sustituyendo la -e por -i. Ejemplos de esto son eleni, plural de elen, "estrella", y lassi, plural de lasse, "hoja". La razón de que las palabras acabadas en ie pertenezcan al otro grupo es sencilla: impedir la unión de dos vocales ii, como ocurriría en **tii, si se acogieran a este grupo. Por ello, estas formas mudan de paradigma.

Sin embargo, la anterior es una formulación sesgada, a mor de resumida. Existen un buen número de formas plurales que no siguen los dos patrones arriba mencionados. Llamamos a éstas "formas irregulares".

Las llamamos "irregulares", simplemente porque no se acogen a las sencillas reglas mencionadas arriba. Sin embargo, por lo general esto sólo es un reflejo de una complejidad mayor de las reglas. Por eso, una explicación sistemática de los "plurales irregulares" conocidos hasta el día de hoy puede ayudar a los estudiantes a entenderlos y memorizarlos. Éste es el propósito del presente trabajo.

Un primer análisis de estas formas nos coloca ante dos tipos de fenómenos distintos. En la mayoría de los casos, lo que ocurre es un cambio en la raíz de la palabra, que ocasiona cambios morfológicos que distinguen a las palabras en singular y sus correspondientes plurales. Pero hay formas en las que ocurren cambios inesperados de paradigma; palabras que deberían funcionar de una forma y funcionan de otra. Los estudiaremos en su debido orden, analizando en primer lugar los distintos cambios en la raíz de las palabras.

Hemos tomado los datos léxicos del Quettaparma Quenyallo, de manera que no daremos aquí razón de las formas encontradas en el corpus, remitiéndonos únicamente a dicho diccionario para su justificación.

1-     ALARGAMIENTO DE VOCAL

Observamos como unas pocas palabras aparecen en singular con una vocal breve, y sin embargo en singular la última vocal de la raíz se alarga. Este fenómeno ocurre en tres voces:

Se observa que este fenómeno ocurre sólo en tres palabras acabadas en -ar. Si la segunda parte de coranar, como parece, es anar, "sol", quizás ésta última también se comportara igual, haciendo pl. *anári, "soles". No está clara, en todo caso, la razón de este alargamiento, si bien al menos en los dos primeros casos, la vocal original era larga (raíz ANÁR, en un caso, y palabra khûzdul "khazâd", en el otro). Otras palabras en -ar no sufren tal modificación, como ear, "mar" (pl. eari), asar, "festival" (pl. asari), ni avar, "renuente" (pl. avari).

2-     ACORTAMIENTO DE VOCAL

Se documenta también el fenómeno contrario: palabras que tienen vocal larga en la raíz, y que dicha vocal se hace corta en el plural.

Hay tres ejemplos claros:

Helge Fauskanger, en su Quenya Course, analiza las tres primeras formas como un reforzamiento quenya de las vocales que se daría en palabras monosilábicas. La raíz original llevaría vocal breve, que se mantendría en el plural; pero los singulares, al ser monosílabos, reforzarían dicha vocal alargándola.

Esta tendencia no sería absoluta, en todo caso, pues conocemos palabras quenya monosílabas que mantienen la vocal corta, como hen, "ojo", lis, "miel" o men, "lugar". Sí es cierto, sin embargo, que existen indicios, que no trataremos aquí, para sostener la actuación de este fenómeno en muchas palabras.

Pero dicha explicación no sirve para explicar la voz óman. Si proviene de óma, "voz", la voz original sería con vocal larga. En todo caso nos hallamos ante una forma dificultosa, pues en el texto publicado aparecía más bien amandi. El Quettaparma lo corrigió a *omandi, pero es posible que la corrección debiera haber sido a *ómandi; no podemos precisarlo, al no poder consultar el original.

3-     CAÍDA DE VOCAL

Otro fenómeno que se da en un buen número de casos es el de la caída de vocal o "síncopa". Como apunta Fauskanger, cuando la raíz tiene dos vocales iguales, una de ellas suele caer al construirse el plural.

Hay ejemplos en los que cae la "a":

En otros ejemplos cae la "e":

Y por último, hay ejemplos en los que cae la "o":

Como se observa, de los siete ejemplos, en cuatro de ellos la síncopa se produce en el contexto de vibrante y nasal, como en haran; en un ejemplo el contexto es de dos nasales (laman); en otro se produce entre lateral y vibrante (seler), y en otro entre lateral y oclusiva (nelet).

Parece claro que la presencia de consonantes líquidas es imprescindible para la aparición de este fenómeno, pero que, en todo caso, no es un fenómeno constante: aran no da **arni, por ejemplo, sino el plural regular arani. En todo caso, es un fenómeno de bastante importancia.

4-     CAMBIO DE CONSONANTE DE LA RAÍZ

El quenya es un idioma que no permite todo tipo de sonidos en cualquier posición. Por ejemplo, no permite el sonido "d" entre vocales, o no permite palabras que comiencen por "sk"; por ello, las palabras que en Quendiano Primitivo (QP) tenían estos sonidos, se vieron modificadas en la evolución fonética hacia el quenya. En estos dos casos, la evolución llevó a que la "d" entre vocales se convirtiera en "r" (así, la palabra QP IIDII se convirtió en íre, "deseo"), y la "sk" inicial se hizo "h" (así, SKARWEE, "herida", se hizo harwe).

Otra de las características del quenya es que permite un número menor de sonidos a final de palabra que entre vocales. Por ello, cuando una voz QP terminaba en un sonido que no era permitido en quenya, este sonido era cambiado por otro; pero en los plurales, este sonido no era final, por lo que sí se permitía. Así, en varias palabras se ve que la consonante de la raíz en singular es distinta que la del plural; en esos casos, la original es la del plural, y la del singular se ha modificado para ser aceptable en posición final.

Los ejemplos de este fenómeno son:

En estos tres casos se da dicho fenómeno. El quenya no permitía palabras acabadas en "k" ni "m", por lo que cambió estos dos sonidos por "t" y "n", sí permitidos en dicha posición, pero mantuvo los originales en el plural.

En otro caso se dio un fenómeno inverso:

Aquí, el sonido no permitido por el quenya era el de "s" entre vocales. Por ello, si bien se mantuvo en el singular, el plural tuvo que cambiarlo, según la evolución normal de la "s" entre vocales, a "r".

Por último, existe otro cambio no suficientemente explicado:

Se ha querido observar en él una tendencia del quenya a convertir en "s" las "t" que fueran precedidas de vocal "i"... pero en otros textos se ha encontrado la forma hloníte, "fonético", pl. hloníti, por lo que es difícil aventurar la posible validez de dicha regla.

5-     REAPARICIÓN DE CONSONANTE ORIGINAL DE LA RAÍZ

En algunos casos hay palabras del QP que terminaban en dos consonantes y vocal. Cuando esta vocal era corta,  como en KHENDE, desaparecía en el paso al quenya, de manera que daba una palabra como *hend. Pero el quenya no permitía dos consonantes en posición final, por lo que en el singular, esta forma quedaba reducida a hen, mientras en plural se mantenía el cluster de consonantes, resultando hendi.

Esto mismo ocurría en otras voces que, si bien existían en quenya en forma plena, solían usarse en una versión reducida; es el caso de nisse, que en versión reducida era nís, simplificando su doble consonante, que se mantenía, sin embargo, en el plural nissi. En ambos tipos de palabras se distinguía la raíz del singular de la del plural, por reaparecer en el plural una consonante perdida en el singular.

El primer gran grupo se compone de las palabras con "ld". En muchas de ellas interviene una terminación -el, que se trata de una forma reducida de elda, "elfo", usada en compuestos:

Hay otras voces con "ld" que no provienen de esta forma reducida de elda, como neltil, que viene de la voz tilde, "punto" (su forma reducida til también se puede encontrar en Taniquetil), y otros dos casos en los que no es posible identificar una supuesta segunda parte del compuesto.

Otro de los grupos más numerosos es el de las formas en "nd", que suele provenir de formas anteriores en *-nde, que se ven reducidas a -n, pero que mantienen la dental en el plural. Hay que notar que, si asumimos que andon es un aumentativo de ando, como suele asumirse, entonces la -n presente en otros aumentativos, como telcon, "tranca", también hará su plural en -ndi.

Hay varios casos de formas en -lle que presentan una forma reducida en -l, pero que mantienen la lateral doble en el plural. Míril y silmaril parecen provenir de una voz rille, "brillo"

También se dan un par de casos de formas en -sse que presentan el mismo fenómeno que con las laterales:

Por último, existen varios ejemplos de reducción de otros grupos consonánticos distintos a los ya aludidos: "nt" se reduce a "n"; "x" (entendido como "ks") se reduce a "s"; "ts" se reduce a "t"; "rd" se reduce a "r"; "mb" debería reducirse a "m", pero al no ser admisible este sonido en posición final, cambia a "n"; y "rn" se reduce a "r"

6-     REAPARICIÓN DE SEMICONSONANTE ORIGINAL

En otros casos, el sonido que origina los cambios es la semiconsonante "w". Esta semiconsonante, al quedar en posición final por la caída de la última vocal, desaparece, como en NOWO, que da , pero se mantiene en el plural, nówi. Lo mismo parece que ocurre con , de la raíz RAW-, si bien en este caso el plural es el más moderno rávi, pues la "w" evoluciona a "v" entre vocales en quenya clásico.

Existen otras voces, sin embargo, en las que la raíz termina en consonante velar ("c" o "g") y "u", como en rancu. En estos casos, dado que el quenya no permite este sonido en posición final, sus formas en singular cambian la terminación a "o", como en ranco, mientras que la unión de la consonante velar ("c" o "g"), la "u" y la terminación plural "i", genera la labiovelar "qu" o "gw" seguida de la "i" del plural, como en ranqui.

Curiosamente, este mismo fenómeno se da en otra forma recogida en los documentos de la antigüedad: telco, pl. telqui. Sin embargo, un oscuro cronista llamado Tolkien afirmó que este cambio no se debía por acabar su raíz en "u", sino "por analogía", esto es, por imitación de voces como ranco. Nuevos hallazgos documentales podrán situar en su justo término esta arriesgada sugerencia de este oscuro transcriptor.

7-     CAMBIO DE PARADIGMA

Por último, debemos reseñar que las "irregularidades" de los plurales quenya no se refieren sólo a los cambios en la raíz: a veces son los propios morfemas del plural los que no se comportan según las reglas esperadas. Hemos incluído en el título "Cambios de paradigma" un conjunto de casos en los que la terminación de plural no es la que se esperaría.

Quizás el caso más claro sea el de las palabras en "e" que hacen el plural en -er, en vez de hacerlo en -i, como se esperaría. Los ejemplos son:

Se ha intentado buscar para maller y tyeller una explicación sucinta: si estas voces hicieran el plural en -i, podría confundirse este plural con la terminación -li partitiva o de plural múltiple. Esta explicación es poco satisfactoria, porque el partitivo de malle sería *malleli, que no se confundiría con malli. Y además, es una explicación que no aclara el por qué de formas como tyáve o ingwe. Como el erudito Helge Fauskanger aclara en su Quenya Course, Ingwer es el nombre que los Vanyar se daban a sí mismos, por lo que quizás haya que buscar una explicación dialectal a este fenómeno. Sin embargo, sigue quedándonos tyáver en vez de **tyávi en un texto técnico quenya. No parece que pueda encontrarse una explicación satisfactoria a este fenómeno, al menos por ahora.

Otro caso relativamente común es el de las palabras en "a" que hacen plurales en -i, en vez de hacerlos, como dicta la norma, en -ar.

Se ha señalado que el plural vali proviene directamente de un Quendiano Primitivo *balii, derivado directo de la raíz, fenómeno que se ve en otras voces, como Valinor frente a Valandor y Valimar frente a Valmar.

En el caso de hína es posible que exista una influencia de la forma hin, usada en compuestos, que hace el plural híni, como en Eruhíni; la influencia directa de esta forma puede haber llevado a crear híni como voz plural, en lugar de **hínar. No sabemos si esto ha podido llevar también a crear un plural analógico onóni en vez del esperado onónar.

Por último, tenemos una única voz terminada en "o" que hace el plural en -ar:

No hay tampoco una explicación satisfactoria para esta alteración vocálica.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Todas las formas que hemos reseñado, que aparecerán finalmente juntas como apéndice, son aquellos plurales irregulares que aparecen documentados expresamente en los escritos antiguos. No son, sin embargo, todos los plurales irregulares que existen, ni siquiera los únicos de los que tenemos constancia escrita.

La razón es muy simple: muchas de las "irregularidades" explicadas provienen de raíces con unas características concretas. Cuando encontramos palabras cuyas raíces tienen las mismas características, podemos suponer que sus plurales mostrarán la misma irregularidad.

Por poner unos ejemplos ilustrativos: sabemos que la raíz de tál, "pie", es tal-, con vocal corta; esto significa que, con toda probabilidad, su plural será *tali, con acortamiento de vocal: esto es, será un plural irregular del tipo 2. Lin, "melodía", tiene como raíz lind-, por lo que su plural no será **lini, sino *lindi, con una irregularidad de tipo 5; y así con más ejemplos.

Y por último, la publicación de nuevos documentos antiguos nos puede hacer encontrar otras formas irregulares que ni siquiera podamos explicar por ninguno de los fenómenos aquí aludidos. Éstas son, sin embargo, las características que hacen que el quenya, aunque dejara de usarse como lengua cotidiana en la Tierra Media hace ocho edades, sea aún una verdadera lengua viva, un tesoro de vitalidad al alcance del estudioso.


APÉNDICE: LISTA EN ORDEN ALFABÉTICO DE TODOS LOS PLURALES IRREGULARES AQUÍ ALUDIDOS

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