FUNDAMENTOS DE GRAMÁTICA QUENYARIN

(3- ADJETIVOS, ADVERBIOS Y CONJUNCIONES)

Imagino a veces, desde la relativa lobreguez de mi despacho en la Ardalambion,o en castellano en http://lambenor.cjb.net [1] , el alumno podrá construir sus frases sencillas en quenya de una manera satisfactoria.

Muchas veces los nombres no nos bastan para describir las cosas, y necesitaos "adjetivos". Éstos acompañan al nombre, antes (calima aurë, "brillante día") o después (lóme morna, "noche oscura"). "Concuerda" con el nombre; esto es, si el nombre es plural, el adjetivo también será plural.

Los adjetivos terminan, casi siempre, en -a, -ëa y -e (con unos poquitos que acaban en -in, que suelen ser contracciones de -ina). Los plurales se construyen de la siguiente forma:

Los adjetivos, en cualquier caso, no siempre deben acompañar al nombre. A veces se usan con el verbo "ser": , "es", y nar, "son", como en i coa ná halla ("la casa es alta") o i coar nar hallë ("las casas son altas") [2] . También puede usarse con otras personas, claro: nan Nauco ("soy un Enano"), o nante sailë ("son inteligentes"), por ejemplo.

Es posible convertir algunos verbos en adjetivos. Un verbo que se convierte en adjetivo recibe el nombre de "participio", y los más conocidos son los "pasivos". Un "participio pasivo" es, por ejemplo, "roto". Si sabemos que "romper" es rac-, para hacer el participio pasivo se le añade -ina, y se alarga la vocal, de manera que "roto" será rácina (como en "una puerta rota", ando rácina). En plural sería rácinë, claro.

Los verbos que acaban en vocal lo hacen igual: de hosta, "reunirse", tenemos hostaina, "reunido". Pero hay algunas excepciones. Por ejemplo, los verbos que terminan en l, como tul-, "venir", en vez de -ina añaden, por razones fonéticas, -da, de manera que "bien venido" es mára tulda, o "amado" es melda. Y hay algunos casos más raros, como carna, "hecho", de car-, o colla, "vestido", de col-. Pero la regla es ésa.

Y existe otro tipo de participios: los "activos", los que significan "está haciendo tal cosa". "El elfo que canta" podría decirse I elda lírala, de lir-, "cantar", o "el águila vigilante", i soron tírala. Al parecer, estas formas no cambian con el número: "las águilas vigilantes" también serían _i soroni tírala_.

Tenemos, por último, varios adjetivos "demostrativos", como sina, que significa "este", y en nuestro único ejemplo aparece tras el nombre (vanda sina, "este juramento") y tana, "aquel".

Así como los adjetivos acompañan y modifican a los nombres, existe un elemento que acompaña y modifica a los verbos: los adverbios. Se conoce poco de esta categoría lingüística en quenya: pero tenemos uno que nos ha ayudado mucho: andavë, "largamente (en la frase andavë laituvalmet, "largamente los alabaremos"). Nos ha ayudado mucho, porque sabemos que anda quiere decir "largo" (andamunda es "elefante", literalmente, "hocico largo"!!).

Esto significa que, si podemos extrapolar, a los adjetivos acabados en a sólo habría que añadirles -vë para convertirlos en adverbios, al igual que en castellano, cuando les añadimos -mente: tauravë sería "poderosamente"; lintavë"rápidamente"... y así hasta el infinito [3] .

Tenemos, sin embargo, otros adverbios "simples". Así como teníamos sina y tana ("este" y "aquel"), tenemos sinomë, que significa "aquí", por lo que podemos pensar que también exista tanomë, "allí", y asímismo algunos que marcan el tiempo, como , "ahora" o rato, "después". Otros podrían ser ata, "otra vez" o ava, "fuera". En cualquier caso son pocos; menos de los que nos gustaría. Es muy posible que con el tiempo, nuevos manuscritos descubiertos nos hagan conocer más.

Sin embargo, los adverbios no son la única forma que tenemos para marcar el modo en que ocurren las cosas. Muchas veces podemos utilizar nombres con "preposiciones".

Muchas de las cosas que en castellano se expresan con una preposición, como "en casa", en quenya se hacen con la propia declinación del nombre, como coanna. Pero sólo hay unos pocos casos en la declinación... por lo que se hace necesario utilizar, también en quenya, preposiciones para marcar las distintas situaciones. Algunas de las preposiciones que conocemos son: or, "sobre, encima de", yo, "con", ve, "como", an, "para"... Así podemos decir or i cirya, "sobre el barco", yo i meldor, "con los amigos", ve i súrë, "como el viento" y an i amil, "para la madre". Otras serían apa, "después", , "antes", ho, "desde", minna, "hacia", mi, "en", nu, "debajo de", imbe, "entre"...

Algunas preposiciones cambian algo: la preposición ú, por ejemplo, significa "sin", pero cuando se usa hay que poner el nombre en genitivo: por ejemplo, ú calo, "sin luz". Y existe una que, por lo que conocemos, en realidad es "postposición", porque se pone después: pella, "más allá de": i eleni pella sería "más allá de las estrellas".

Por último, tenemos algunas exclamaciones que nos pueden ayudar a dar más expresividad a nuestros textos. Algunas son bien conocidas, como Aiya o Namárië, pero otras se usan menos: Ai!, de significado bastante obvio; áva!, que quiere decir "¡No, no lo hagas!"; ela!, "¡mira!"; heca!, "¡fuera de aquí!"; o ye!, "¡Bien!". Son pocas, pero seguramente serán útiles la próxima vez que tengan que relacionarse socialmente con un elfo, un Vala o un pedante catedrático de la UAN (negaré haber escrito esto, por cierto) (¡vaya, las dos últimas posibilidades son prácticamente sinónimos!).

En cualquier caso, les recomendamos que lo intenten. Ya hemos dicho al principio: ¡qué bonito sería un mundo en el que hobbits de anchos pies, enanos de afilados picos y montaraces de raídas capas pudieran conversar naturalmente en la lengua de Más Allá del Mar! Lamentablente, aún son muchas las cosas que nos faltan por saber. Cuando quienes tienen esa posibilidad permitan que las miles de páginas de manuscritos sobre las lenguas élficas vean la luz, podremos resolver muchas de nuestras dudas. Pero de mientras, en todo caso, ya es posible para cualquier socio de la STC, gracias a esta serie de tres artículos, realizar un buen número de frases sencillas, y poder ufanarse cuando se reuna con sus amistades a las puertas de su smial, y compararse con la propia Liv Tyler y Orlando Bloom! (en el dominio del élfico, me refiero, claro está).

A partir de aquí, ¿desean continuar? La Red Cordelera ofrece múltiples posibilidades para ello; escriban a eleder@uanumenor.org, y se abrirá ante sus ojos el fascinante, apasionante y a veces desesperante mundo del aprendizaje del quenya o Alto Élfico.

Y si no desean continuar, esperamos que al menos estas tres entregas les sirvan para poder alcanzar una mínima competencia en esta lengua, legado de los ancestros, depósito de sabiduría; la lengua más noble que jamás se oyó sobre la Tierra Media.

­Sérë indolyassen, cala antalyassen ar polda huorë orilyassen!


Dr Eleder
Departamento de Filología Quenya
Universidad Autónoma de Númenor

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[1] Es ocioso agradecer una vez más a Helge Fauskanger, guía y mentor de la mayoría de los estudiosos actuales de Alto Élfico.

[2] Recuérdese que los sustantivos hacen el plural de forma distinta que los adjetivos... ¿Cómo? ¿Que no se recuerda? ¡Pues vaya a repasar los anteriores números de Maë Govannen! Emm... ¿qué me dice? ¿Que los ha usado para encender el fuego, un día que hacía mucho frío? Bueno, este... entonces esté atento a la hoja cordelera de la STC, donde próximamente estarán disponibles estos artículos; ¡y a ver si no abre su máquina de cordeles para aprovechar el ventilador!

[3] O mejor dicho, hasta que encontremos una nota de Tolkien que diga que no se puede usar -ve para formar adverbios, y que andave surgió así por casualidad. Pero de mientras, lo usaremos.