FUNDAMENTOS DE GRAMÁTICA QUENYARIN

(2- EL VERBO)

Recibo con satisfacción la solicitud, por parte de los editores de Maë Govannen, de una nueva entrega de los "Fundamentos de Gramática Quenyarin". Como miembro de la Universidad Autónoma de Númenor, me alegro cordialmente de ello, pues tal petición significa, sin ningún género de duda, que la anterior entrega fue recibida entre los ilustrados lectores de la revista con gran agasajo, pompa y efusividad; que han debido recibirse cartas innúmero (o, como dirían los aficionados a la lengua mixta sindañol, "arnoediad cartas") felicitándose por tal muestra de concisión y devoción lingüística, y que, en fin, se ha valorado que estas aportaciones a la Sabiduría y la Ciencia de los Ancestros son totalmente irrenunciables, en una publicación cultural como ésta. De hecho, estoy seguro de que tal ha sido su entusiasmo, que la subvención de cien mil númenóres ofrecida por Ciudad Gondor a condición de que mantuvieran mis entregas no ha tenido la más mínima relevancia en su decisión.

Pues, dado que la primera entrega versó sobre el sustantivo, ha parecido conveniente centrar esta segunda parte en otro de los elementos más importantes de la estuctura de la lengua Alto Élfica: el verbo. Hay otras razones para ello: el descubrimiento, por parte de nuestros compañeros de la Facultad de Arqueología Fantástica, de nuevos textos en lengua quenya, han hecho que cada vez vayamos comprendiendo más la forma de funcionar de los verbos (lamentablemente, también ha servido para que asumiéramos cada vez más su dificultad, pero no empecemos a tirar flechas a nuestro propio talan). Algunos análisis publicados en importantes estudios parecen ya obsoletos; sólo las eruditas y siempre actualizadas disquisiciones de Helge Fauskanger, en su famoso sitio cordelero Ardalambion, permanecen vigentes, y en ellas nos basamos.

Hay que decir, en primera instancia, que el sistema verbal del quenya es bastante sencillo. Son pocos los tiempos y modos verbales que encontramos en él; sin embargo, alguno de ellos es relativamente infrecuente en los oídos de los no versados en tales materias.

Una somera explicación de los mismos nos daría las siguientes formas:

Habría, como es obvio, mucho que discutir y matizar de cada uno de estos grupos, pero pueden bastar para dar una idea aproximada. Cada uno de estos tiempos (como los denominaremos, si bien de forma algo incorrecta) tienen sus formas de expresarse en quenya; mayormente por medio de terminaciones, aunque alguno utiliza también prefijos. Trataremos, en primer lugar, únicamente la tercera persona singular, las formas de "él/ella", sin entrar a la conjugación personal de los verbos.

Los verbos quenya son dispares. No todos se construyen de la misma manera. Por ello, es necesario primeramente separarlos. Veremos, de esta forma, que encontramos verbos mapa-, ("tomar"), que terminan en -a, y verbos tul- ("venir"), que terminan en consonante.

Comenzaremos analizando el presente de los verbos tul-, esto es, los terminados en consonante. Para crear el presente de estos verbos sólo hay que hacer dos cosas: a) añadir una -a al final; b) alargar la vocal de la raíz. Así, "él viene (ahora)" se dirá túla; "ella brilla (ahora)", síla (como en elen síla..., "una estrella brilla...", que conocerán los alumnos más versados.

El presente de los verbos mapa- se forma, sin embargo, de un modo ligeramente distinto. Si únicamente se añadiera una -a, no habría gran diferencia con la forma básica; pero, al unirse las dos aes, una de ellas cambia; y así, de mapa- se convierte en mapëa, que es la forma presente, "él toma (ahora)", o tultea, "envía".

El aoristo es aún más sencillo. En los verbos tul-, basta con hacerlos terminar en -e. Por ello, tulë significa "viene (siempre)" [1] . Y en los verbos mapa-, aún más fácil: simplemente se quedan como están. Por ello, para distinguir entre presente y aoristo, tendríamos, por una parte, túla (presente) y tule (aoristo); y por la otra, mapëa (presente) y mapa (aoristo).

El pasado de los verbos mapa- es bastante sencillo. Basta con añadir la forma -ne. Así, mapanë sería "tomó" o "tomaba", y tultanë, "envió" o "enviaba".

Los verbos tul- forman el pasado de forma algo más compleja. En principio, añaden también -ne_; por ello, de tir-, "vigilar", surge tirnë, "vigiló, vigilaba". Cuando terminan en -n, esa letra, lógicamente, se dobla: de cen-, "ver",_cennë, "vió". Si terminan en -l, la n se asimila a la l, dando así una doble l: de wil-, "volar", willë, "voló". Y por último, en algunos casos, la n pega un extraño salto por encima de la consonante y se coloca delante de ella: de quet-, "hablar", quentë, "habló". Esto ocurre sobre todo cuando los verbos acaban en -t, -p o -c [2] .

El pasado perfecto es algo distinto. Es el único tiempo en que, además de terminaciones, aparece un prefijo. En efecto: en los verbos tul-, se forma añadiendo la terminación -ie, colocando por delante la vocal de la raíz, repetida (en este caso, u-)... y además alargando la raíz, lo que se muestra con el acento: utúlië, "ha venido"; isílië, "ha brillado", amátië, "ha comido" (de mat-, "comer")...

El pasado perfecto de los verbos mapa- no está tan claro. Tenemos pocos datos acerca de... ehm... bueno, bien, seré sincero: no tenemos ni idea, porque no existe, hasta la fecha, ni un solo ejemplo de un pasado perfecto de un verbo acabado en vocal. Es posible que se construyan de forma parecida, amápië. Sin embargo, hay verbos que tienen dos consonantes después de la vocal, como harna-, "herir"; y la fonología del quenya no permite que una vocal sea larga justo antes de una doble consonante; así que quizás el pasado perfecto de estos verbos sea igual, pero sin alargar la raíz, aharnië. Y por otro lado, hay verbos que terminan en -ya, y el quenya no permite la combinación -yi-, por lo que quizás la y desaparecería, y, por ejemplo, hilya-, "seguir", diera ihílië, "ha seguido". En cualquier caso, estos son especulaciones... pero es lo único que tenemos.

Y, por otra parte, hay verbos mapa- que comienzan en vocal, como orta, "levantarse"; parece que en estos verbos, lo que se reduplica no es sólo la vocal, sino las primeras "vocal y consonante"; de esta forma, su perfecto sería orortië, "se ha levantado".

Abandonemos las complejas e intrincadas formaciones del pasado perfecto, y vayamos a una estructura mucho más sencilla: el futuro de los verbos tul-. Estos verbos, para formar el futuro, simplemente añaden -uva; tuluva es "vendrá", del verbo tul-, y siluva "brillará". Y en los verbos mapa-, también lo hacen, aunque después de perder la última -a; mapuva es "tomará". Sólo hay una cuestión extraña en estos verbos. Sabemos que existe un verbo quat-, "llenar", que en vez de hacer el futuro en **quatuva, como sería de esperar... lo hace en quantuva, ¡con una n en medio! No está muy claro por qué, pero hay que notar que este tipo de verbos, acabados en -t, harían el pasado en quantë, también con la n en esa posición; por ello podría pensarse que los verbos con "infixión nasal" en el pasado (no, esto no es un resfriado, es el fenómeno de que una n aparezca ahí en medio) también la sufren en el futuro.  Hasta que Ciudad Gondor no nos aumente el presupuesto para poder ir rescatando documentos antiguos de las profundidades del mar, será poco lo que podamos hacer a este respecto.

Por último, el imperativo es muy sencillo en todos. Se basa simplemente en añadir -a a los verbos que no la tengan, y a los que la tienen, no hacer nada;  ¡cena!_ es una invitación a... no, a cenar no, en ningún caso; además, en élfico se pronuncia /kena/, así que el chiste no tiene gracia ninguna; una invitación a "ver" algo, del vebro cen-. Y panta significa "abre", del verbo panta- "abrir", y muchas más.  También puede añadirse una partícula a, que vemos en frases como A vala Manwë!, "¡que ordene Manwe!", o a laita te, "alabadlos".

Bien, y éstos son los tiempos del verbo, y así es como se construyen. ¿A que no era tan difícil, después de todo?

Sólo queda por saber una cosa. Hasta ahora hemos aprendido las formas de tercera persona singular (o sea, "él", "ella"). Pero ¿y si quisiéramos decir "ellos hacen", "yo vendré" o "ustedes hicieron"?

Simplemente, tenemos que recurrir de nuevo a las terminaciones. En este caso [3] , las terminaciones son: "yo", -nye; "tú", -lye; "él/ella", -rye; "nosotros/as", -lme/mme [4] ; "ustedes", -lye (¡sí, igual que "tú", en efecto!) [5] ; "ellos", -nte. De esta manera tenemos que túlanyë es "vengo (ahora)"; híralyë, "encuentras (ahora)"; tiruvalmë, "vigilaremos"; amátientë, "han comido"... No es difícil, con un poco de práctica.

Pero hay algunas precisiones que hacer. Primero: hemos dicho que las formas verbales básicas, sin ninguna terminación, ¡ya significaban "él/ella"! ¿Entonces? Bueno, al parecer, se usan las formas sin terminación cuando el sujeto aparece en la frase; cuando no aparece expresamente, hay que marcarlo de alguna manera, y por ello la terminación,  -rye.

Lo mismo ocurre con el plural. Cuando no está explícito, se usa -nte (túlantë, "vienen (ahora)", por ejemplo); pero cuando está explícito se usa otra partícula: -r, una simple r al final: "los elfos vienen"; i eldar túlar. Y así con todos.

El aoristo tiene una pequeña complicación: cuando una forma aorista que acaba en e recibe una terminación (por ejemplo, cuando de silë, "brilla", queremos pasar a "brillan", añadiendo la -r que acabamos de ver), la e se convierte en i, y así "brillan" da silir; o tulilmë, "venimos", de tulë, "viene".

Por último, muchas veces, cuando se tiene prisa, es cansino utilizar estas terminaciones tan largas; por ello en algunos casos se pueden usar "terminaciones cortas". Conocemos con mayor o menor seguridad tres: de -nye, -n, y de -rye, -s (sí, esto tiene sus razones... ¡pero no me voy a poner a explicarlas ahora!). Por eso, "como (ahora)" puede ser mátanyë o simplemente mátan (se usa mucho, esta terminación corta), y "vendrá" puede ser tuluvaryëo simplemente tuluvas [6] .

Y con esto estaría completado el esquema, mayormente. Es muy posible que dentro de seis meses, cuando se hayan publicado nuevos textos, la mitad de estas cosas no sirvan para nada... pero al menos, con estas reglas podrán escribir frases sencillas en quenya de una forma relativamente segura. Y si tienen dudas, escríbanme a eleder@uanumenor.org, pregunten, cuestionen, interroguen... ¡y matricúlense!


Dr Eleder
Departamento de Filología Quenya
Universidad Autónoma de Númenor

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[1] O, si se quiere un ejemplo que lo aclarará perfectamente, "Cermië viene después de Nárië". Emm... bien, vale, vale; si este ejemplo no les ha aclarado mucho, "julio viene después de junio", esto es, todos los años; ésta es la idea del aoristo.

[2] Bien, dije "por último", pero me refería a lo concerniente a esta lección, claro, no a que la cuestión estuviera explicada del todo. Existen otros pasados irregulares, como aquellos en los que se alarga la vocal y se añade sólo -e, como cárë de car-, "hacer", en vez del esperado carnë... pero es posible que esto sean excepciones, o que no sean formas válidas en quenya moderno. A no ser que pretendan matricularse en cursos superiores de quenya, hagan como que no han leído esta nota.

[3] Aunque existen dudas al respecto de algunas, como por ejemplo la segunda persona; pero éste es un esquema de bastante validez.

[4] -lme cuando se trata de plural "exclusivo", "nosotros, pero no tú", para decir por ejemplo "Manwe, nosotros te alabamos"; y -mme cuando es el plural "inclusivo": "nosotros, incluyéndote a ti", para decir, por ejemplo, "Manwe, vamos a tomar unas copas" (bueh, no es el mejor ejemplo, pero se me entiende).

[5] Vaale, de acuerdo, hay otra posibilidad: dejar -lye para "ustedes", y usar -tye o -cye (no está claro) para "tú"; hay datos que apuntan a este esquema. De todos modos, si esto fuera así, seguiría pudiendo usarse -lye para el singular, aunque más formal: algo así como "usted". Así que si nos quedamos con -lye para todas las formas, nos aseguramos más.

[6] Estas terminaciones cortas también se pueden usar para los "objetos"; si híralye es "encuentras", híralyes sería "LO encuentras", y híralyen "ME encuentras"; según algunas teorías, así se haría también híralyet, "LOS encuentras".

Vaale, ya sé que esto de las notas es una trampa para añadir cosas después de que ya se ha dicho "por último".... pero qué quieren que les diga, un artículo tolkieniano sin notas no es un artículo tolkieniano.