Cuando recorro los pasillos de la Universidad Autónoma de Númenor (UAN), y me encuentro en ellos a alumnos de las disciplinas científicas y tecnológicas (como Ingeniería Cordelera, Sarumántica u Orquitectura), a menudo tengo que responder a una cuestión recurrente: ¿de qué sirve conocer y estudiar las lenguas muertas, mayormente quenya y sindarin? ¿Qué salidas aporta al estudiante? ¿Qué sentido tiene perder el tiempo en ello, en la Novena Edad [1] en la que estamos?
Es sintomático que se formule siquiera esta pregunta. En otros tiempos, los estudiantes que acudían a la Universidad tenían muy clara la necesidad ineludible del estudio de las mejor llamadas Lenguas Clásicas. El quenya y el sindarin marcaron los periodos históricos en los que se forjó la Tierra Media tal y como la conocemos. La Arda de hoy es hija de la Arda de entonces: la mayoría de nuestros topónimos provienen directamente de aquellos tiempos; en nuestros nombres y los de nuestros hijos, las bellas sílabas élficas siguen recordándonos aquel pasado remoto; las palabras con las que se construye la ciencia y la cultura sólo pueden comprenderse desde el conocimiento nacido en esa Edad. Aún hoy, palabras como suilad, tenna rato, mellon o namárië son utilizadas por gentes de todas las edades y razas. Las lenguas élficas no son lenguas muertas; son un testigo vivo de nuestro pasado, y el futuro de un pueblo no puede comprenderse sin el sustento de sus raíces. Nueva Númenor tiene sus raíces firmemente ancladas en la tierra (ejem... bueno, más en concreto "bajo el mar", pero vaya, ésa es otra historia). Y en esas raíces se debe apoyar para elevarse lo más alto posible.
Por ello, cuando la revista de actualidad general Maë Govannen me solicitó una serie de artículos sobre los fundamentos de la Gramática del Quenya, me sentí doblemente contento. Por una parte, porque considero que cualquier lector culto y refinado de nuestro tiempo apreciará profundizar en el conocimiento del Alto Élfico, herramienta esta que le será útil de múltiples maneras, y de estudio tan atractivo como importante. Y por otra, porque Maë Govannen lograba así ascender en su respetabilidad al poder contar con un Catedrático Númenóreano con la Fama y Categoría que me preceden. Felicito, pues, humilde y modestamente, a Maë por su espléndida iniciativa.
Y he decidido comenzar este repaso somero a las estructuras gramaticales del quenya por el sustantivo. Esta categoría difiere bastante en su utilización de aquello a lo que están acostumbrados la mayoría de los lectores; sin embargo, su uso no entraña dificultad una vez se han aprehendido las claves principales.
Ante todo, el estudiante de quenya debe percatarse de que los sustantivos (y los nombres propios) funcionan de una determinada manera: al sustantivo se le añaden terminaciones. Estas terminaciones marcan, por una parte, la función que ejerce ese nombre; y por otra, si es singular o plural.
Tomemos el ejemplo del sustantivo coa (casa). Si le añadimos la terminación -nna, que significa "a, hacia", tenemos coanna (a casa). Si le añadimos -sse, que significa "en", tenemos coasse (en casa); y si le añadimos -llo, que significa "de, desde", tenemos coallo, "desde casa" (recuérdese que todas ellas deben pronunciarse acentuadas en la a, según las reglas de pronunciación ya explicadas en números anteriores de la revista). De manera que coanna, coasse y coallo son "a casa", "en casa" y "desde casa".
"A casa" | "En casa" | "Desde casa" |
Coanna | Coasse | Coallo |
Es el momento de hablar un poco del "número" de los sustantivos. Simplificando un poco la cuestión, podemos decir que los nombres quenya aparecen en "singular" (una sola cosa) o en "plural" (varias cosas) [2] .
Hay dos formas de crear el plural. Si un sustantivo acaba en vocal (excepto la e), se forma su plural añadiendo una -r; por eso, dado que "casa" se decía coa, "casas" se dirá coar. Pero las palabras que terminan en consonante harán el plural añadiendo una -i. Si "estrella" se dice elen, "estrellas" se dirá eleni. Ocurrirá algo muy parecido con las palabras que terminan en e, cuyo plural también se hará con la -i (que sustituirá a la e): así, si "flor" se dice lóte, "flores" se dirá lóti. De manera que tenemos:
"casa/s", coa/coar; "estrella/s", elen/eleni; "flor/es", lóte/lóti [3] .
"Casa": Coa |
"Estrella": Elen |
"Flor": Lóte |
"Casas": Coar |
"Estrellas": Eleni |
"Flores": Lóti |
Antes vimos los ejemplos de las tres primeras terminaciones con la palabra coa, "casa". Podemos ahora verlos con los otros dos ejemplos. Las palabras terminadas en e se combinarán del mismo modo: lótenna será "a una flor", lótello "desde una flor", y lótesse, "en una flor" (o "en flor"; ¡precisamente por eso es el nombre quenya del mes de mayo!).
Para las palabras terminadas en consonante hay una dificultad: que se juntarían demasiadas consonantes. Por ello se utilizarán dos métodos: en los casos en los que las consonantes son la misma, o en los que pueden "aglutinarse", la consonante final desaparecerá. Por eso, "en una estrella" se dirá elesse (elen+sse), "a una estrella" se dirá elenna (elen+nna) (uno de los nombres de Númenor, por cierto, por tratarse de la tierra que descubrieron los Hombres mientras seguían a Eärendil), y "desde una estrella" se dirá elello [4] . Pero en el resto de los casos, se usará una vocal de unión, que será la e: si már es "hogar", márenna será "a un hogar", márello "desde un hogar", y máresse "en un hogar".
COA (casa): |
coanna |
coasse |
coallo |
MÁR (hogar): |
márenna |
máresse |
márello |
ELEN (estrella): |
elenna |
elesse |
elello |
Permítasenos ahora un breve intermedio para presentarles la partícula i, que significa "el, la, los, las"; esto es, se trata del "artículo determinado". Hasta ahora, hemos usado los sustantivos por sí solos; elen significaba "una estrella", o coa, "una casa". Pero añadiéndoles i al principio, tendríamos que "la casa" es i coa; o que i elen significa "la estrella". A partir de ahora los ejemplos vendrán acompañados del artículo correspondiente, que siempre será i.
Tras esto, haremos mención de otras terminaciones muy interesantes. Cuando queremos utilizar algo, utilizamos la partícula -nen; de esta manera, "con la casa" se dirá i coanen; "con el hogar" será i márenen; y "con la estrella" será i elennen. Como se ve, los artificios fonéticos se mantienen: para evitar las dos consonantes juntas se coloca una e, excepto cuando tenemos dos ns, en cuyo caso no hay problema.
Y además, a veces queremos hacer algo a alguien; por ejemplo, pintar las puertas "a la casa", o quitar un pétalo "a una flor". Este tipo de construcciones "llamadas 'complemento indirecto'" por los escolares) se construyen con la terminación -n, sin más. "A la flor" es i lóten; "a la estrella" es i elenen... Distíngase bien aquí i lótenna e i lóten; en el primer caso se trata de un movimiento "ir a la flor"; en el segundo no hay movimiento, sino una simple acción: "quitar el pétalo a la flor". No deben confundirse ambos. Por supuesto, la última frase no sólo no debe confundirse, sino tampoco repetirse, pues las flores son un regalo de Ilúvatar a los hombres, y deben ser respetadas como tales (excepto cuando se utilizan como forma de predicción de fracasos o éxitos amorosos... y aún en este caso, su fiabilidad no es muy alta, pero al menos uno se distrae mientras lo practica).
-nna: "a, hacia" |
-sse: "en" |
-llo: "desde" |
-nen: "con" |
-n: "a, para" |
|
COA |
coanna |
coasse |
coallo |
coanen |
coan |
ELEN |
elenna |
elesse |
elello |
elennen |
elenen |
LÓTE |
lótenna |
lótesse |
lótello |
lótenen |
lóten |
MÁR |
márenna |
máresse |
márello |
márenen |
máren |
Es éste un buen momento para introducir los plurales. Ya hemos visto que el plural de coa es coar, el de elen es eleni y el de lóte es lóti. La cuestión es que todas las terminaciones que hemos visto, tienen su plural característico. Así, según la terminación que veamos, sabremos qué función cumple el sustantivo, y en qué número está.
El plural de -nna es -nnar, "a los"; el de -sse es -ssen, "en los"; el de -llo es -llor, "desde los"; el de -nen es -inen, "con los"; y el de -n es -in, "a, para los". De manera que: A LAS CASAS: i coannar. EN LAS FLORES: i lótessen. CON LAS ESTRELLAS: i eleninen. PARA LOS HOGARES, i márin; y DESDE LAS CASAS, i coallor [5] .
Séanos lícito ahora añadir el concepto de dos nuevas terminaciones: los dos genitivos. Hemos visto ya cómo se expresaba en quenya uno de los usos de la partícula "de" castellana: cuando significaba "movimiento, desde donde". En español "de" también se usa en sintagmas como "casa de Pedro". El quenya, no obstante, matiza más finamente esto, y lo divide en dos significados: lo que se ha dado en llamar el "genitivo" y el "posesivo". Paso a explicarlos.
Pensemos en una situación hipotética: Pedro tiene una copa muy bonita, y decide regalársela a Juan. En ese momento, la copa puede recibir dos nombres: "copa de Juan" (porque pertenece a Juan; es el "posesivo", de posesión) y también "copa de Pedro", porque es la copa "regalada" por Pedro ("genitivo", o sea, marca el origen, no la posesión). En el caso de "el libro de Miguel", se usaría el posesivo si el libro ha sido comprado por Miguel, y el genitivo si el libro ha sido escrito por Miguel.
El quenya, como se ha dicho, utiliza dos terminaciones distintas para estas dos categorías: el genitivo se marca con o, y el posesivo con -va. Un pétalo "de la flor" se diría i lóteo, si ha sido arrancado y quiere decir que viene de la flor, e i lóteva si quiere decir que pertenece a la flor, que está en ella. Estos significados muchas veces son intercambiables, en cualquier caso; no está clara su separación. Y por otra parte, -va puede usarse para otras cosas, como "hecho de".
Hablemos del genitivo. Debemos distinguir entre distintas palabras, como en los otros casos. Cuando el sustantivo acaba en a, esta vocal se convierte en o; si "elfo" es elda, "de un elfo" es eldo. Cuando acabe en o, se queda igual; ciryamo es "marinero", y también "de un marinero". Si acaba en e, i ó u, se le añade la -o, como se ha dicho. Y cuando acaba en consonante, igualmente: de Ánar, "sol", sale Ánaro, "del sol".
El posesivo tiene un par de particularidades. Cuando el sustantivo acaba en vocal, además de añadirle -va, la vocal anterior se debe alargar (lo que se marca con una tilde); por ello, "perteneciente a la casa" se dice i coáva; coa se convierte así en coá [6] . Y cuando el sustantivo acaba en consonante, curiosamente, lo que ocurre es que la terminación se convierte en -wa: "perteneciente a una estrella" se diría elenwa.
Bien: con esto quedan mencionadas casi todas las terminaciones posibles... en singular. Sabemos decir "en la casa", "de la flor", "para el Sol"... pero ¿"en las casas", "de las flores", "para los Soles"? (ésta última no creo que se use demasiado, pero bueno). Bien: voy a dar en un cuadro las terminaciones de plural para cada caso. Como se verá, se añaden a los PLURALES de cada voz, y son las siguientes:
LÓTE (flor) LÓTI (flores) |
LÓTESSE LÓTISSEN |
LÓTENNA LÓTINNAR |
LÓTELLO LÓTILLOR |
LÓTENEN LÓTINEN |
LÓTEN LÓTIN |
LÓTEVA LÓTIVA |
LÓTEO LÓTION |
ELDA (elfo) ELDAR (elfos) |
ELDASSE ELDASSEN |
ELDANNA ELDANNAR |
ELDALLO ELDALLOR |
ELDANEN ELDAINEN |
ELDAN ELDAIN |
ELDAVA ELDAIVA |
ELDO ELDARON |
NÁR (fuego) NÁRI (fuegos) |
NÁRESSE NÁRISSEN |
NÁRENNA NÁRINNAR |
NÁRELLO NÁRILLOR |
NÁRENEN NÁRINEN |
NÁREN NÁRIN |
NÁRWA NÁRIVA |
NÁRO NÁRION |
ELEN ELENI |
ELESSE ELENISSEN |
ELENNA ELENINNAR |
ELELLO ELENILLOR |
ELENNEN ELENINEN |
ELENEN ELENIN |
ELENWA ELENIVA |
ELENO ELENION |
De esta manera, los lectores de Maë que hayan conseguido llegar hasta este punto, serán ahora capaces de, utilizando los sustantivos que pueden encontrar en distintos libros, formar expresiones sencillas como casarenen (por medio de un enano), noldon (a un noldo), Manweo (de Manwe)... Si alguno desea presentarme sus intentos para ser corregidos por el Departamento de Quenya de la Facultad, hacer comentarios, advertir de errores (que serán atribuídos rápidamente al semihobbit que ha pasado el artículo a máquina cordelera, desde luego...) o desea profundizar en este apasionante estudio, le ruego que se dirija a mi casilla cordelera, en eleder@uanumenor.org, y hablaremos.
Nada más. Ojalá el afán y el entusiasmo por estas bellas muestras de nuestra Antigüedad se enciendan cada vez más en los jóvenes y maduros, y, dejando de perder el tiempo en tonterías como esa perniciosa Saga Realidad a la que tantos están enganchados, sirva para impulsar definitivamente la Ciencia y la Sabiduría sobre la Tierra Media que tanto bien hará a las generaciones presentes y futuras.
A todos ellos... Máratuldë i istanna!!! ¡Bienvenidos al Conocimiento! (por cierto, las matrículas para el segundo semestre en la UAN ya están abiertas)
[1] Me prevengo a las dudas que pueden surgir por este comentario, recordando que la Novena es la edad en la que la UAN desarrolla sus actividades; no ha de confundirse con la Saga Realidad, colección de novelas de ficción que ocurren mayoritariamente "entre la Sexta y la Séptima Edad", como certificó un cronista anónimo y sin importancia.
[2] Esto no es enteramente cierto, pero dejamos esta explicación para otros artículos.
[3] Existen algunas excepciones a esta regla; quienes estén interesados en un conocimiento más completo de estos y otros matices, pueden escribirme directamente a eleder@uanumenor.org .
[4] Bien, hay quienes pueden discutir este punto, y proponer elenesse y elenello. No hay una seguridad absoluta de que las formas dadas por mí sean las correctas, por nuestro conocimiento parcial del quenya; sin embargo, formas como númessier (de númen, "oeste", y sse, "en"), y el testimonio inequívoco de Elenna, nos hacen afirmarlo con relativa rotundidad. Las respuesta de los alumnos en los exámenes no pueden ser utilizadas, como algún Catedrático rival ha hecho, como prueba de autoridad.
[5] Hay una excepción: cuando se desea poner el plural de -llo en una palabra cuyo plural terminaba en -i, esta i no se pierde, por lo que "de las estrellas" sería i elenillor, y "de los hogares" será i márillor.
[6] Esto no ocurre siempre, porque el quenya intenta evitar la yuxtaposición de sílabas largas... pero si tuviera que dar todos estos detalles aquí, habría que hacer un Maë monográfico, y tampoco se trata de eso; nuevamente, quien desée profundizar, puede escribirme.