EL PADRENUESTRO Y EL AVE MARÍA EN QUENYA
POR J.R.R.TOLKIEN:

Un análisis sintáctico y etimológico

Autor: Helge K. Fauskanger
Traducción: Antonio Palomino

Abreviaturas Bibliográficas

ETYM — Etimologías (LR:347-400)
GL — Lexicon Gnómico (Parma Eldalamberon #11)
CARTAS — Cartas de J.R.R.Tolkien
LOTR — El Señor de los Anillos
LR — El Camino Perdido
MC — Los Monstruos y los Críticos
MR — El Anillo de Morgoth
PM — Los Pueblos de la Tierra Media
QL — Lexicon Qenya (Parma Eldalamberon #12)
RGEO — El Camino sigue y sigue (2ª edición)
RS — El Retorno de la Sombra
SD — Sauron Defeated
UT — Cuentos Inconclusos
VT — Vinyar Tengwar
WJ — La Guerra de las Joyas

EL PADRENUESTRO Y EL AVE MARÍA EN QUENYA,
POR J.R.R. TOLKIEN: Un análisis sintáctico y etimológico.

[Este análisis se publicó originalmente en Tyalië Tyelelliéva #18. Poco tiempo después, apareció otro análisis en Vinyar Tengwar #43. Los autrores de este último, fueron capaces de recuperar otros manuscritos de Tolkien que, ocasionalmente, arrojan cierta luz sobre algunos de los hechos más oscuros de los textos en Quenya. Se ha añadido aquí alguna información de ese artículo (entre llaves y en rojo). Por otro lado, el texto original que yo publiqué, permanece virtualmente inalterable. Aquellos que quieran comparar este artículo con el aparecido en Vinyar Tengwar pueden descargarse en PDF lo más relevante desde la URL: http://www.elvish.org/VT/sample.html]

1. Introducción

J.R.R.Tolkien era un hombre creyente, cuyas creencias y pensamientos filosóficos acostumbraban a reflejarse en sus trabajos narrativos: “El Señor de los Anillos, es por supuesto y fundamentalmente, un trabajo religioso y católico”, apuntaba él mismo en 1953; “se hizo así inconscientemente al principio, pero absolutamente consciente en la revisión...” (Cartas:172). A pesar de ello, no existen referencias explícitas o directas al Catolicismo o al Cristianismo en LOTR, y de ninguna manera en El Hobbit ni el Silmarillion. Es bien conocido sin embargo, que Tolkien hizo una traducción al Quenya del Padrenuestro (Mateo 6:9-13). Esto no quiere decir no obstante que tuviera la intención de introducir dicha oración en su mundo inventado; las largas Edades de la Tierra Media superaban con creces supuestamente el contexto cronológico en el que se hallaba Jesús, con lo que hubiera sido históricamente imposible, incluso desde un punto de vista puramente ficticio. En lugar de ello, deberíamos ver esta traducción como una confirmación de su punto de vista: inventó los idiomas y después la historia, cuando esta última debía haber sido lo primero en buena lógica: “La invención de los idiomas es la base. Las ‘historias’ se crearon para proporcionar un mundo a los idiomas y no al revés. Se me ocurre un nombre y detrás llega la historia...” (Cartas:219).

Algunos sostienen que los idiomas de Tolkien se hallan intrínsecamente ligados a sus historias, que (literalmente), no tendrían sentido alguno fuera de la Tierra Media, los idiomas en sí mismos, no son más que invenciones de lo que podríamos llamar “arte literario”. Estos puntos de vista, parecen representar un intento de minimizar los esfuerzos de Tolkien, así como una profunda falta de reconocimiento hacia la infinita flexibilidad del Lenguaje. En cierta ocasión, el propio Tolkien definió modestamente a sus idiomas como “faltos de sentido” y como un “una afición insensata” (MC:239, Cartas:8), pero en realidad el sí conocía la naturaleza y el potencial de su trabajo: llegó a reconocer acerca de sus idiomas, que éstos “...tenían ciertos visos de realidad, puesto que los había creado completos y plenos...” (Cartas:175 —con el énfasis añadido—). Así pues, en principio podrían incluso usarse para traducir algunos textos, incluso si el texto como tal, no guardaba ninguna relación con la narrativa o el mundo inventados. De modo que Tolkien produjo al menos una traducción de este tipo: una versión en Quenya, no solo del Padrenuestro u Oración al Padre, sino también del Ave María. Ambos se escribieron de forma consecutiva y deben considerarse una sola obra. Éste es presuntamente, el único tributo rendido por Tolkien en uno de sus idiomas, a un texto que no era originalmente suyo.

¿Por qué tradujo Tolkien estas oraciones? Parece bastante improbable que usara las versiones Quenya en sus propias prácticas religiosas. En Vinyar Tengwar #32, donde Carl F. Hostetter y Patrick Wynne presentan su propia versión en Quenya de la Oración al Padre (hecha antes de que llegaran a ver la traducción de Tolkien), el propio Hostetter en su editorial hacia esta observación: “Las diversas traducciones de la Oración al Padre constituyen una larga tradición de textos representativos, utilizados en la comparación entre diferentes idiomas...” Dado que Tolkien aparentemente no tuvo nunca especial interés en publicar la Oración al Padre en Quenya, no parece que quisiera realmente establecer un “ejemplo general” del idioma. Más bien parece que no escribió esos textos por alguna razón profunda o trascendente, sino para su propia distracción o entretenimiento, lo que no debe tomarse sin embargo como indicativo de un comportamiento frívolo hacía esos importantes textos religiosos. La traducción era probablemente tan seria como importantes eran esas oraciones para Tolkien como católico.

Es difícil encontrar textos Quenya tan extensos. Si nos limitamos a considerar lo que pueda ser más o menos Quenya estilo LOTR, los únicos textos extensos (en oposición a ciertas palabras aisladas o a oraciones cortas o largas sin conexión), no pasan de tres o cuatro. Estos son Namárië en LOTR y RGEO 66:67, las postrera versión de La Última Arca un poema en MC:221-222, La Canción de Fíriel en LR:72, y El Juramento de Cirion en UT:305, 317. La Canción de Fíriel no es siquiera Quenya estilo LOTR, y El Juramento de Cirion consta tan solo de dos oraciones. La adición al corpus de las 73 palabras que componen el texto del Padrenuestro y el Ave María (que pueden incluso pertenecer a una etapa post-LOTR), debe ser considerado como un hecho importante que puede justificar un análisis bastante exhaustivo.

El análisis que se ofrece aquí se halla organizado en tres partes: La primera parte (relativamente breve), se limitará a la presentación de un texto para ser analizado. En este caso, los manuscritos de Tolkien son afortunadamente legibles e inequívocos, con tan solo algunos puntos poco concretos (como puede ser la distribución de los espacios). Intentaré justificar (resumidamente) el por qué prefiero ciertas lecturas, basándome a menudo en ejemplos de Quenya publicados con anterioridad.

En la parte siguiente: El Comentario Analítico/Sintáctico, enfrentaré a los textos con las versiones típicas en inglés y analizaré las versiones Quenya palabra por palabra, aunque siempre en el contexto del propio texto: así es como se señalarán las observaciones sobre las relaciones sintácticas.

El Comentario Lexico/Etimológico constituye la última y más extensa parte de este trabajo que proporciona estudios detallados sobre cada una de las palabras de forma individual, organizado todo ello alfabéticamente. Aquí, desarrollaré cómo esas palabras tienen relación con el material publicado anteriormente, e intentaré deducir la historia y la etimología que Tolkien imaginó para cada una de las palabras y elementos. A pesar de todo, esto no debe tomarse como un pequeño Diccionario Etimológico del Quenya; aun cuando a veces entraré en detalles excesivamente técnicos en el análisis de las palabras que podrían parecer excesivos, intentaré mantener la conexión con el texto en sí mismo.

Así, para hacer fáciles las referencias, junto al encabezamiento de la entrada citaré la palabra en la forma exacta en la que se halla en este texto, incluyendo cualquier terminación declinativa o pronominal (en cuyo caso se verán en la misma entrada, o en el caso de las terminaciones que aparecen repetidamente, se harán referencias cruzadas en la misma entrada con otras palabras que contengan ese sufijo). Ciertos sufijos que aparecen repetidamente en el texto, serán tratados no obstante en entradas separadas cuando se considere necesario, aunque no intento aquí ser completamente consistente acerca de estos detalles de presentación. Así por ejemplo, encontrarás entradas independientes para la terminación pronominal -mma nuestro, mientras que la terminación -lya tu se tratará en la entrada esselya tu nombre). El tratamiento de determinadas rarezas técnicas, se hará dentro del Comentario Léxico cuando se considere oportuno; así pues nos encontraremos en este texto con un estudio sobre los aoristos “raros” en la entrada de la palabra care, simplemente porque esta palabra proporciona una buena oportunidad de observar la formación del aoristo normal y su aparente desarrollo diacrónico. Mediante el uso de formas y palabras concretas que se hallan en los textos como punto de partida de este tipo de estudios, espero evitar que estos sean innecesariamente abstractos.

Al final se encuentra un Sumario en el que se enccuentra la mayoría de las conclusiones proporcionadas por este texto. Ahí, me introduciré en la perspectiva “práctica” y no académica: tiendo a ser cuidadoso con la necesidad que tienen algunas personas de escribir o componer en Quenya por ellos mismos, dado que muchos aspiran a ello, normalmente muy preocupados por mantener la estructura del sistema de Tolkien sin distorsionarla o diluirla.

La discusión que sigue conllevará extensas comparaciones con las más tempranas fuentes publicadas. Se hará referencia a ellas generalmente por el libro (especificado mediante las abreviaturas ya conocidas) y por la página. Sin embargo en el caso de dos fuentes concretas, me referiré a ellas simplemente por el nombre, sin más detalles. Estas son:

Namárië: También conocido como El Lamento de Galadriel, éste es, con mucho, el texto más largo escrito en Quenya, y aparece en LOTR-La Comunidad del Anillo-Libro II, casi al final del capítulo VIII (“Adiós a Lórien”); comienza con las famosas palabras: Ai! laurië lantar lassi súrinen...

La Alabanza de Cormallen: La Alabanza recibida por los Portadores del Anillo en el Campo de Cormallen, en LOTR-El Retorno del Rey-LibroVI-Capítulo IV (“El Campo de Cormallen”). Las partes a las que aquí nos referiremos, son éstas: Daur a Berhael, Conin en Annûn! ... A laita te, laita te! Andave laituvalmet! ... Cormacolindor, a laita tárienna! (SD:47). La primera exclamación es en Sindarin, las otras dos en Quenya. En Cartas:308, se nos facilita la siguiente traducción: “¡Frodo y Sam, príncipes del Oeste, glorifiquemos(los)!” – “¡Bendecidles, bendecidles, sean loados largamente!” – “¡Portadores del Anillo bendecidles (o alabémosles) a las alturas!”.

Nota: En todo lo que vamos a ver a continuación, se prefija un asterisco (*) sólo en el caso de formas u oraciones no comprobadas de forma genuina (las formas erróneas irán marcadas con un asterisco doble (**)). Las formas “primitivas” o ancestrales citadas o marcadas por el propio Tolkien y que él mismo marcó con asterisco, deben considerarse (con absoluta autoridad) como formas completamente “comprobadas”. Estas “reconstrucciones ficticias” no llevan asterisco, sino que simplemente vienen referenciadas como “primitivas” o “ancestrales”. Se establece aquí una diferencia entre formas y oraciones “no comprobadas” o “reconstruidas” marcadas con el asterisco (*), y palabras “deconstruidas” que van marcadas con el símbolo #. Este último se emplea en el caso de aquellas formas/palabras que no se han construido, sino simplemente se han aislado a partir de la forma comprobada, p.e.: #indóme voluntad, aislada de indómelya tu voluntad. No obstante, los meros afijos gramaticales aislados de la palabra principal, no se marcan generalmente ya que no aparecen en ningún lugar como palabras propiamente dichas; el símbolo # se usa sólo en el caso de las terminaciones que no se pueden aislar con absoluta garantía.

Aunque generalmente acostumbro a regularizar la ortografía de los idiomas de Tolkien, especialmente en mis propias composiciones, he conservado aquí la ortografía propia de las fuentes, con objeto de preservar la máxima pureza académica. Por consiguiente, encontraréis algunas inconsistencias en la ortografía entre k o c, q o qu, así como en el uso de las diéresis.

2. El Texto

Tolkien escribió su texto en una hoja con membrete (con las palabras “Del profesor J.R.R.Tolkien, Colegio Merton, Oxford” en su encabezamiento). El texto de las oraciones no está escrito en caracteres modernos, sino en una especie de escritura medieval. Aparentemente, Tolkien se divertía dando a sus escritos el aspecto y “sabor” de “manuscrito ancestral”. Más concretamente, parece ser que imitó cierto estilo de escritura anglosajona. El hecho más peculiar de este estilo de escritura, es la forma de las letras s y r, que se parecen en realidad a las modernas r y p respectivamente (p.e.: las palabras sí, ar “ahora, y” en la mitad de la segunda línea desde el final están escritas de forma que un lector moderno podría confundirlo con “rí ap”). En lugar de las comas normales Tolkien emplea puntos, y los puntos y aparte figuran como los dos puntos modernos; no obstante, encontramos un punto final normal a continuación de la palabra emmen.

Basaré mi análisis en la siguiente lectura del texto de Tolkien:

Átaremma i ëa han ëa · na aire esselya · aranielya na tuluva · na care indómelya cemende tambe Erumande : ámen anta síra ilaurëa massamma · ar ámen apsene úcaremmar sív’ emme apsenet tien i úcarer emmen. Álame tulya úsahtienna mal áme e telehta ulcullo : násie : Aia María quanta Eruanno i Héru as elye · aistana elye imíca nísi · ar aistana i yáve mónalyo Yésus : Aire María Eruo ontaril á hyame úcarindor sí ar lúmesse ya firuvamme : násie :

En el manuscrito, las cuatro últimas palabras de una línea, están divididas por un guión, continuando la palabra en la siguiente línea: massa-mma, ú-sahtienna, món-alyo, firu-vamme. Parece que los guiones dividen a las palabras simplemente como única solución a la falta de espacio (en el caso de firu-vamme, el guión es bastante largo y elaborado pero, debido a que se halla incluido en un morfema, deducimos que esa no es una división normal).

El texto expuesto más atrás no es ciertamente la única lectura posible. La distribución de los espacios es indefinida, vaga; ëa han y as elye podrían perfectamente leerse como palabras completas (ëahan, aselye). [VT43 se decanta por la palabra aselye] Algunos acentos (que distinguen a las vocales largas) son indefinidos; y en caso de estar ahí, se confunden con los elementos descendentes letras superiores. Imíca puede leerse también como ímíca, con ambas i largas. Cuando leemos yáve con una á larga, es porque en todas las ocasiones en que aparece esta palabra en las otras fuentes, lleva esa a larga (yáve fruto por sí misma en LR:399; YAB- como la última entrada del apéndice del Silmarillion; y también yávië como otoño, cosecha en el apéndice D de LOTR). Podría existir un acento sobre la a confundido con la letra de encima; sin embargo y sin la confirmación de otras fuentes, yo leo yave [así figura tambien en VT43]

Á hyame podría perfectamente leerse como una sola palabra: áhyame, aunque yo personalmente prefiero leer la á separadamente, puesto que es una partícula imperativa y esta nunca se encuentra prefijada al verbo siguiente en ninguno de los ejemplos disponibles, encontrando á vala y no *ávala en WJ:404 [VT43 está de acuerdo conmigo en leer á hyame]

El manuscrito por sí mismo proporciona pistas definitivas sobre su fecha. Dado que está escrito en papel del Colegio Merton, no puede ser anterior a 1945 (año en el que Tolkien se trasladó de Pembroke a Merton). La caligrafía del texto Quenya es asimismo interesante: vemos repetidamente la c en lugar de la k, y la palabra quanta “lleno” proporciona un ejemplo de qu en vez de q. Los estudiosos de los idiomas de Tolkien sabrán que en el período pre-LOTR, Tolkien usaba continuamente q y k en lugar de qu y c (incluso el nombre del propio idioma fue “Qenya”). Diversas pistas filológicas se ofrecen más adelante en el Comentario Léxico, y parecen concluir que este texto no es más moderno que los apéndices de LOTR (ver en particular la entrada de la palabra ilaurëa, concerniente al elemento aurë). Esto nos lleva a 1955 o incluso más tarde, aunque no después de 1959-60 (cuando un determinado hecho fonético encontrado en las Etimologías de los ’30 y olvidado aparentemente en el texto que tenemos delante, fue reinstituido: ver la entrada care en el Comentario Léxico). La palabra #massa (en vez de masta) pan apunta también a los ’50; ver la entrada massamma. En lugar de encontrarnos con la palabra ontaril madre, engendradora, podríamos habernos esperado algo como *nostaril, según los cambios “de último minuto” realizados por Tolkien en el volumen final de LOTR (SD:73); esto sugeriría que nuestro texto recoge (¿ligeramente?) este cambio “del minuto”. Si datamos este texto en 1955, probablemente no nos equivoquemos demasiado. Pudiera ser algo anterior, pero no mucho: la palabra ëa que aparece en este texto, no entró en la mitología de Tolkien antes de 1951 (ver LR:388, MR:7,31, donde aparece Ëa, , como el nombre del Universo). La palabra #ála “no hacer”, incorpora a -la como el elemento negativo “no”, aunque posiblemente un poco después de la publicación de LOTR, Tolkien se “deshiciera” de ese elemento (ver VT42:32). Lo reintrodujo en los últimos años de su vida, aunque este texto es ciertamente anterior a 1970. Considerando todo esto, parece bastante improbable que Tolkien hiciera estas traducciones antes de 1951 y después de 1955.

3. Comentario Sintáctico/Analítico: El análisis contextual del texto:

I. La Oración al Padre o Padrenuestro:

Átaremma i ëa han ëa ·
Nuestro Padre que está en el cielo

No está del todo claro que estas tradicionales palabras de la plegaria en inglés se correspondan exactamente con el texto Quenya, aunque ciertamente comienza con las palabras “Nuestro padre que está...”: Átaremma “nuestro Padre”, de #átar “padre” (otras fuentes citan atar, con una a corta) + -mma “nuestro, de nosotros”, con una vocal conectora -e-, deslizada entre el nombre y la terminación con el fin de evitar un grupo imposible de consonantes. La terminación -mma, denota un “nosotros” exclusivo; átaremma no se usa con el significado de “nuestro padre” cuando sus hijos hablan de él entre ellos mismos (eso sería *átarelma), sino cuando se están dirigiendo a un colectivo que no se cuenta entre “sus hijos”: en este caso, es el propio padre el que debe dirigirse a ellos. i “quien”, pronombre relativo. ëa “es, existe”, han una palabra desconocida hasta ahora, que con arreglo al resto de palabras de la oración debe corresponder a la preposición “en” (aunque no se parece en nada a la palabra habitual que define “en”: mi). Ver el Comentario Léxico en el que se desarrolla esta palabra. [En VT43 se argumenta que han significa “más allá”.]

La segunda ëa correspondería a “cielo”. Si este es un nombre, debería de ser considerado en igualdad con Ëa, el conocidísimo nombre en Quenya del Universo creado, a pesar de que en el texto no aparezca con mayúscula inicial. Esta palabra es una elección sorprendente a la hora de definir “cielo”; Tolkien no la usó cuando tradujo “tu voluntad sea hecha tanto en la tierra como en el cielo” unas pocas líneas después. Si han es una preposición, parecería una manera de describir la situación de Eru con respecto a , y para clarificar algo el sentido de la oración, Eru debería en cierto sentido estar en . ¿Quizá han se pueda traducir entre líneas como algo parecido a “trascendiendo”? En qué sentido preciso Eru está presente en Eä, representaba ya un cierto misterio incluso para los habitantes de la Tierra Media, como se desprende de la Athrabeth Finrod ah Andreth (MR:322 “¿Cómo podría Eru entrar en algo que Él ha hecho [Eä], estando Él más allá (por encima) de las mayores medidas?... Él ya está en ello... y también fuera de ello... Puede que de esa manera, Eru esté presente en Eä que a su vez procede de Él”). Por supuesto, cuando intentamos interpretar la traducción de un texto que pertenece a nuestro mundo y no al inventado por Tolkien, intentando cosechar información de su mitología, podemos llegar a situaciones como esta. Quizá Tolkien quiso simplemente decir algo como *“nuestro Padre quien está en (?) el Universo”. Debemos tener en cuenta sin embargo, que existe un antiguo texto Gnómico que parece tener la preposición han “sobre” (ver la referencia en la entrada del Comentario Léxico que está más adelante). Si ese es aquí el significado de han, Tolkien debió rehacer la frase “quien está en el cielo” hacia “quien está por encima del Universo”, quizá es que la gente que habitaba en sus mitos no concebía el cielo como “una residencia divina” (Cartas:204; además la entrada Erumande en el Comentario Léxico).

Otra interpretación, incluso más ingeniosa, podría ser que Tolkien no quisiera decir “quien está en el cielo”, sino que hiciera referencia a otra frase básica de la Biblia, la de la autodefinición de Dios “Yo soy El que soy” o “Yo soy Quien Yo soy” (Exodo:3:14; en hebreo `ehyeh `asher `ehyeh). ¿Reconstruyó Tolkien la primera línea de la plegaria, queriendo darle el significado de *“Nuestro Padre Quien es El que eres”?. Esto nos permitiría considerar a ëa como un verbo en sus dos apariciones. Si es así, han podría haber significado algo como *“que” o *“lo cual, lo que”. Esta teoría sin embargo parece difícil de mantener, incluso dejando de lado el hecho de que un católico devoto tendría dificultades para aceptar una reconstrucción así de una frase tan importante del Padrenuestro. Si i ëa han ëa quiere significar *“quien es lo que tu eres”, el segundo ëa debería incluir una terminación pronominal de segunda persona (probablemente -lye), aunque no hay ningún sufijo presente. Es más: una interpretación de este tipo, requeriría que ëa se usara como cópula (como ), y los pocos ejemplos disponibles no invitan a pensar eso. El verbo ëa (también ) puede traducirse como “es”, aunque no tenemos ejemplos de su uso conectando a un sujeto con un nombre o adjetivo; el significado preferido sería “existe”, ya que así lo tradujo Tolkien al menos en una ocasión (VT39:7). En el Juramento de Cirion (UT:305-317), tenemos la oración i Eru i or ilye mahalmar ëa “El Único quien está sobre todos los Tronos”: Eru existe en su posición sublime; or ilyë mahalmar “sobre todos los Tronos”, puede ser aquí una frase adverbial en lugar de un predicado. Independientemente de cómo se interprete la sintáxis, este ejemplo indica que se usa ëa en vez de como “es”, cuando un sujeto está siendo conectado a una frase preposicional que denota posición. Así pues, parece más razonable admitir que Átaremma i ëa han ëa, es otro ejemplo de esto mismo y que, leído casi entre líneas, su significado será algo como *“nuestro Padre quien está en Eä” (aún cuando el significado exacto de han, que de alguna manera hemos tomado como preposición, permanece aún incierto como una especie de relación especial entre Eru y Eä). [VT43 tiene i ëa han ëa con el significado de “quien está más allá de Eä”, lo que evidentemente, no es una traducción directa de “quien está en el cielo”. Si esta es una interpretación correcta, es sorprendente que el segundo ëa no lleve la inicial en mayúsculas: Ëa o , como identificación de un nombre propio.]

Átaremma i ëa han ëa nos proporciona un nuevo ejemplo del orden de las palabras que se usa en una frase relativa. Aquí tenemos: SUJETO + PRONOMBRE RELATIVO + VERBO + FRASE PREPOSICIONAL. Por otro lado en la frase i Eru i or ilyë mahalmar eä, del Juramento de Cirion, se invierte el orden del verbo y de la frase preposicional, colocando el verbo al final (como ocurre con frecuencia en las frases relativas del alemán, aunque en el Juramento de Cirion el verbo no es exactamente el final; hay un adverbio siguiéndole: tennoio “para siempre”). Ejecutando el orden de las palabras que encontramos en el Juramento de Cirion, tendríamos *Átaremma i han ëa ëa, siendo el primer ëa un nombre (Ëa, el Universo), y el segundo un verbo “es, existe”.

Quizá el Juramento de Cirion lleve un orden normal de las palabras, y la Oración use una forma alternativa para evitar dos ëa seguidos. De cualquier forma en un idioma en el que las declinaciones son tan importantes como en el Quenya, el orden de las palabras acostumbra a ser bastante libre. Podemos advertir que la única oración relativa que hay en Namárië (con las palabras tellumar, yassen tintilar i eleni, literalmente: “cúpulas cuales en brillan las estrellas” (RGEO:66-67)), lleva el verbo tintilar “brillar, reflejarse, centellear”, siguiendo inmediatamente al pronombre relativo ya “cual” (declinado en plural locativo: yassen). Esta cita pertenece a la versión en prosa de Namárië en RGEO; la versión poética de LOTR no lleva el nombre tellumar “cúpulas” inmediatamente delante del pronombre relativo, pero el verbo aún va siguiendo inmediatamente al pronombre relativo. El mismo orden se conservaría en Átaremma i ëa... “nuestro Padre quien está...”. Parecería que el Quenya no dispone de un orden definido de las palabras en una oración relativa, aunque típicamente, el verbo puede ir inmediatamente detrás del pronombre relativo, como ocurre en las frases Átaremma i ëa..., y tellumar, yassen tintilar.

na aire esselya ·
bendito sea tu nombre,

La palabra na parece ser una partícula optativa (esto es, una partícula que indica que la oración debería tomarse como un deseo y no como algo definido o establecido), aire “santo” (visto en aire María “santa María”, en el texto del Ave María), esselya “tu nombre” (ver esse “nombre” + -lya “tu”). La oración al completo, se interpretaría como *“sea santo tu nombre”, con na como imperativo “sea” (en LR:374 se cita a NÂ2- como el radical del verbo “ser” en Quenya), y quizá esta fuera la construcción que intentaron los antiguos Eldar originalmente, aunque de ser así, na debió evolucionar después más allá del mero imperativo “sea”. Con objeto de clarificar los dos ejemplos siguientes (ver más adelante), creo que lo mejor será interpretar aire esselya como una oración nominal: “bendito [es] tu nombre” (veremos varios ejemplos más de este tipo de oraciones en este texto), con lo cual esta oración declarativa podría transformarse en una oración o un deseo, mediante la sustitución de la partícula na: “que tu nombre [sea] bendito”.

aranielya na tuluva ·
tu reino venga,

aranielya “tu reino”: #aranie “reino” + -lya “tu”, na: partícula optativa denotando un deseo, tuluva “vendrá”: verbo tul- “venir” + la terminación de futuro -uva. Dejando aparte el estilismo, en el texto Quenya se lee algo como “tu reino deseo-que [ello] vendrá”. A diferencia de la traducción clásica del texto de esta oración, que se limita a expresar el deseo de que el reino llegue sin término temporal alguno, en la versión Quenya queda muy claro que el advenimiento del Reino de Dios es un evento futuro (como se indica con la forma verbal futura tuluva). Contrasta con el tiempo aoristo empleado en la traducción de “tu voluntad sea hecha” que veremos más adelante, la cual no da a entender que se espera un hecho futuro, sino simplemente constata que la voluntad de Dios se cumple siempre, independientemente del tiempo.

na care indómelya cemende tambe Erumande :
tu voluntad sea hecha, en la tierra como [ello es] en el cielo

na, partícula de deseo, care verbo aoristo “hace” (¡sin un sujeto explícito!), indómelya “tu voluntad” (#indóme “voluntad, deseo” + -lya “tu”), cemende “(como?) en la tierra”. Este es un caso desconocido hasta ahora o una forma adverbial. Podría seguramente tener la misma función que la bien conocida terminación de locativo -sse (que aparece también en el texto un poco más adelante). La palabra básica es cemen “tierra”, así que la terminación podría ser #de (una forma así, solo podría seguir a palabras terminadas en -l, -r, o como en este caso en -n; de no ser así, se formaría un grupo imposible de consonantes (o en el caso de añadirse ese sufijo a palabras terminadas en vocal, una igualmente imposible á intervocálica). Puede que la terminación fuera #-nde reducida a #-de al añadirle una palabra terminada en -n. También podría tratarse de un tipo de comparativo, indicando que cemende se compara a Erumande (ver más adelante). En el “Qenya” temprano, aparece una terminación -ndon significando “como”; es posible que -nde sea una reencarnación de ella (ver la entrada cemende en el Comentario Léxico para más detalles). [En VT43, se sugiere que la terminación -de, sería un alomorfo de la terminación locativa -sse, o de su versión más corta -se. Parece que Tolkien jugueteaba con un sistema que tenía esta terminación como -ze o -de siguiendo a ciertas consonantes como -n y -l. Este desarrollo fonético no está demasiado en concordancia con el sistema que él mismo usaba en todas partes; lo normal es que cemen+-se,se hubiera convertido en cemesse, y no en cemende.]

tambe “como”, usado evidentemente para comparar con algo que no se halla cerca del orador; compárese con sív’ más adelante, aparentemente significando “como” cuando se compara con algo próximo al hablante (para más detalle de ambas palabras, ver el Comentario Léxico más adelante). Erumande “(como?) en el cielo”, una forma mucho más peculiar que incluye Eru “Dios”; ver el Comentario Léxico. Incorpora evidentemente la misma terminación locativa o comparativa que cemende, y como quiera que sabemos que este último corresponde a la forma nominativa cemen, el nominativo de Erumande debería ser en buena lógica #Eruman. Como la terminación también puede ser #-nde, otro posible nominativo sería #Eruma. [VT43, da por hecho que la forma más simple es Eruman.]

Esta línea sugiere que Tolkien basó su versión Quenya de la oración en el esquema típico inglés de las palabras, en lugar de hacerlo en el esquema de las versiones en griego o en latín. En el texto en griego de Mateo 6:10, el esquema que se usa es: “como en el cielo, así sobre la tierra” (hôs en ouranôi kai epi gês; al igual que en latín sicut in caelo et in terra). La inversión “en la tierra como en el cielo” es sin embago la usual en las versiones inglesas (existe incluso una traducción en Inglés Antiguo: on eorthan swa swa on heofenum), y por lo visto ésta fue la que Tolkien trasladó al Quenya.

La línea comienza con la última comprobación de la partícula “desiderativa” na en este texto, y podemos resumir las reglas sintácticas que se refieren a ella, de la siguiente manera: la partícula se usa para expresar un deseo (o quizá sea ya una oración) acerca de lo que le ocurre (u ocurrirá) a un objeto, o lo que un sujeto hace (o hará). Si el orador desea que el sujeto reciba o posea las cualidades descritas por un adjetivo, la sintáxis deberá ser: PARTICULA+ADJETIVO+SUJETO (na aire esselya *“deseo-que bendito [es] tu nombre” = “bendito sea tu nombre”). Si el orador desea que un sujeto haga algo, la sintáxis será: SUJETO+PARTICULA+VERBO FINITO en el tiempo adecuado: Aranielya na tuluva *“tu reino deseo-que [ello] vendrá”. Si el orador quiere expresar lo que desea hacerle a un objeto, la sintáxis es: PARTICULA+VERBO FINITO+OBJETO: Na care indómelya *“deseo-que [alguien/alguno] haga tu voluntad”. Esta última es la construcción más interesante; la posición del sujeto, simplemente está vacia. Esto nos hace recordar el sistema del Adûnaico, en el que cualquier forma de pasivo es sustituida por un “sujeto en acusativo” (SD:439; en otras palabras: la construcción “pasiva” consiste básicamente en omitir simple y llanamente el sujeto real, definiendo al agente de la oración!) Puede que en el Quenya se usen regularmente verbos sin sujeto, que en otro idioma necesitarían al menos de un sujeto impersonal como “alguien” (Advirtamos que Tolkien de vez en cuando “desliza” algún pronombre de tercera persona en singular cuando traduce verbos como los aorisos, p.e.: take “él es rápido” en LR:389, de TAK-, aunque no se encuentre explícitamente el elemento pronominal que correspondería a “él”. Quizá podría también tomarse como un verbo impersonal *“alguien corre rápido”. Si fuera así, na care indómelya no sería en realidad una consrucción sin sujeto: una cierta forma etérea e impersonal de sujeto es inherente a esta forma del verbo, aunque solo se percibe cuando su función no es compartida por otro sujeto explícito). En Quenya, probalemente estuviera permitido deslizar un sujeto explícito en la posición habitual y decir (por ejemplo): *na ilquen care indómelya, “deseo que alguien haga tu voluntad”. Esto no implicaría nada más dramático que la fusión de los patrones comprobados: SUJETO+PARTICULA+VERBO FINITO y PARTICULA+VERBO FINITO+OBJETO a SUJETO+PARTICULA+VERBO FINITO+OBJETO. [VT43 no considera la posibilidad de una construcción sin sujeto; na care indómelya, aparentemente y según esa publicación, debe ser considerada una suerte de imperativo: “¡Haz tu (propia) voluntad!”]

ámen anta síra ilaurëa massamma ·
dános en este día nuestro pan diario

ámen, imperativo = partícula á con el pronombre dativo #men “a nosotros, para nosotros”, sufijado directamente (evidentemente #me es “nosotros, nuestro” con la terminación dativa -n añadida), anta radical verbal “dar”, que conectando con la partícula imperativa de la palabra anterior produce la forma imperativa “¡da, dános!”. El objeto indirecto de esta frase, es la forma dativa #men, con lo que tenemos “da (a) nosotros”. síra “este día, hoy” (una forma algo sorprendente, ya que lo normal hubiera sido *síre; ver el Comentario Léxico). ilaurëa “diariamente, diario” (il-aurë-a, “cada día/a diario/diariamente”). massamma “nuestro pan” (#massa “pan”+-mma, terminación pronominal que define al “nuestro exclusivo”, como en Átaremma en la primera línea).

ar ámen apsene úcaremmar sív’ emme apsenet tien i úcarer emmen.
y perdónanos nuestras faltas, como nosotros perdonamos a aquellos que faltan contra nosotros.

ar “y”, ámen la partícula imperativa á combinada con el pronombre dativo #men “a/por nosostros”, igual que antes. apsene radical del verbo “perdonar”, conectando con la partícula imperativa y el pronombre dativo sufijado para producir una frase con el significado de “perdónanos”. Advirtamos que lo que en inglés sería el objeto directo del verbo “perdonar”, en Quenya es el onjeto indirecto: el objeto directo en Quenya es evidentemente la materia que está perdonada, mientras que el objeto indirecto (el objeto dativo) es la persona que es perdonada. Esto queda evidenciado por la siguiente palabra: úcaremmar “nuestros pecados”, que está fomada por #úcare “pecado, falta, ofensa” + la terminación -mma del “nuestro exclusivo” + la terminación plural -r (Sería menos probable la construcción #úcar “pecado, falta, ofensa” + una vocal conectora e + el resto de terminaciones; pero veremos úcaremmar en el Comentario Lexico). sív” “como”, forma elisiva de *síve (perdida la vocal final -e al comenzar también en e- la siguiente palabra — aunque no existe una regla inquebrantable de que este tipo de elisiones deban ocurrir allá donde dos vocales iguales se sigan una a la otra, como sería el ejemplo de na aire esselya, en lugar de en *na air’ esselya, aunque las preposiciones y partículas, sin énfasis, pueden ser más susceptibles de sufrir la elisión que cualquier otro tipo de palabras). Aparentemente *síve significa “como”, cuando los oradores quieren compararse con algo próximo a ellos; ver más adelante la nota sobre tambe y *síve. emme pronombre enfático, “nosotros exclusivo” (el “nosotros” enfático contrastando con “aquellos que pecan contra nosotros”). apsenet probablemente *“perdónales”, tiempo aoristo con el sufijo pronominal -t “ellos” como objeto directo. Este es uno de los dos únicos ejemplos publicados de un verbo recibiendo una terminación pronominal y denotando solo al objeto, y el verdadero primer ejemplo de un verbo finito con este tipo de terminación (el otro ejemplo es un infinitivo: karitas “hacerlo” VT41:13, 17). En todos los demás ejemplos conocidos, las formas verbales que incluyen un sufijo pronominal denotando el objeto, tienen también un sufijo denotando el sujeto, este último precediendo al primero. Un ejemplo que implica a la misma terminación -t “ellos” como en apsenet, nos lo proporciona La Alabanza de Cormallen que lleva andave laituvalmet “grandes alabanzas a ellos”. En este caso la terminación -t “ellos”, va precedida por -lme- “nosotros”: objeto y sujeto respectivamente. Emme apsenet “nosotros les perdonamos” podría verse como una “reforma” de *apsenemmet, el sujeto siendo expresado como un pronombre independiente en vez de como un sufijo, ya que “nosotros” es enfático, aunque la terminación -t “ellos” permanece sufijada al verbo. tien aparentemente un pronombre dativo “(para) ellos” o “(a) ellos” (el dativo de te; ver el Comentario Lexico). Este podría ser el objeto indirecto del verbo “perdonar”, al ir tien seguido por la oración relativa “quien peca contra nosotros”; está claro que el pronombre dativo denota a los que son perdonados. Como ya hemos observado, el objeto indirecto (dativo) en Quenya de “perdonar” denota a los que son perdonados, el objeto directo al tema en el que se perdona: ámen apsene úcaremmar “perdónanos> [#men objeto indirecto] nuestros pecados [úcaremmar, objeto directo]”. La -t sufijada al verbo “perdonar” en emme apsenet, debe igualmente ser el objeto directo “nosotros les perdonamos”, pero de nuevo, este “les”, debe referirse a las cosas que son perdonadas en lugar de a la gente que es perdonada: la gente se denota con el objeto dativo independiente tien. Aparentemente Tolkien usó el esquema *“perdónanos nuestros pecados como nosotros les perdonamos/para beneficio de aquellos [tien, dativo] que pecan contra nosotros”. i, pronombre relativo “quien”, úcarer verbo “pecar”: tiempo aoristo con la terminación plural -r (Basándonos en otros ejemplos, también podríamos haber visto *úcarir, y probablemente también *apsenit en lugar del apsenet visto anteriormente — ver care en el Comentario Lexico: Observando la formación del aoristo, vemos que Tolkien estaba en cierto tipo de fase “no ortodoxa” cuando escribió este texto, si lo comparamos tanto con lo que había escrito antes como con lo que hizo después). emmen “contra nosotros” (exclusivo). Este es el pronombre emme (comprobado anteriormente en la oración) con la terminación dativa -n, nuestro primer ejemplo de un pronombre enfático con terminación de caso. Es también nuestro primer ejemplo de un dativo usado para definir un objeto indirecto afectado adversamente por la acción verbal; de ahí pues, la traducción “contra nosotros” en lugar de “a/para nosotros”. Todos los ejemplos comprobados anteriormente de dativos usados para definir objetos indirectos se veían beneficiados por la acción verbal, p.e.: nin “para/por mí” en la oración sí man i yulma nin enquantuva? “¿ahora quién [me] rellenará la copa/quién volverá a llenar[me] la copa/quién rellenará la copa para/por mí?”, en Namárië (Por lo que respecta a la gramática, tien i úcarer emmen podría interpretarse probablemente como **“aquellos que pecan por/para nosotros”; el contexto deberá ser tenido en cuenta a la hora de determinar con exactitud como debe entenderse el dativo).

Vemos de nuevo a Tolkien basando la versión Quenya de la oración en las traducciones inglesas, en lugar de en el texto en griego de Mateo 6:12 que se lee: tois opheiletais hemôn “nuestros deudores”, en lugar de la frase larga y enrevesada “aquellos que pecan (o faltan) contra nosotros”, forma por otro lado, muy típica en las traducciones inglesas.

Sobre tambe y *síve: A ambas palabras se les da el significado de “como”, aunque aparentemente no puedan ser intercambiables. En na care indómelya cemende tambe Erumande “tu voluntad sea hecha en la tierra como en el cielo”, la palabra “como” apunta a un lugar lejos de los oradores (literalmente a todo lo que pueda conocerse como “cielo”). Por otro lado, en la oración sív’ emme apsenet tien i úcarer emmencomo nosotros perdonamos a los que pecan contra nosotros”, la palabra “como” hace referencia a la situación de los oradores mismos. Así pues, la diferencia aparente debe encontrarse en la distancia existente entre el orador y la cosa o situación a la que este se refiere. Por ejemplo:

*Caruvalmes síve queni sinome oi acárier ta, “lo haremos como siempre lo ha hecho la gente en este lugar,”

*ar lá tambe carintes i ostosse. “y no como lo hacen en la ciudad”.

El primer “como” se refiere a una situación cercana al orador; el otro, a una situación que no está cercana al orador. Evidentemente, es posible que pudieran usarse palabras neutras con la función de “como”; sería el caso de ve que valdría tanto para sív[e] como para tambe (al llevar ambas incluida la forma ve; ver el Comentario Léxico), aunque no es menos cierto que Tolkien introdujo en el Quenya la posibilidad de realizar ciertas sutiles distinciones que el ingés no permite. Al ser el Quenya en muchos aspectos, la lengua por excelencia en la mitología de Tolkien, el idioma de los Altos Elfos del Reino Bendito, no nos puede sorprender que quisiera enriquecerlo y dotarlo de sutiles matices.

Álame tulya úsahtienna mal áme etelehta ulcullo : násie :
Y no nos lleves a la tentación, sino libranos del mal. Amén.

(El texto Quenya no lleva el “y” inicial) Álame es la partícula imperativa á con una negación sufijada #la “no”, seguida por otro sufijo, el ya familiar #me “nos”, apareciendo aquí sin la terminación -n del dativo: es un objeto directo, no indirecto. tulya es el radical del verbo “llevar, conducir”, que combinado con álame forma la frase imperativa “no nos lleves”. úsahtienna “en/dentro de la tentación”: claramente #úsahtie “tentación” + la terminación -nna del alativo “a, dentro de”. mal “pero, sino” (completamente diferente del resto de palabras confirmadas con el mismo significado). áme: la partícula imperativa á + el pronombre sufijado #me “nos”. etelehta es el radical del verbo “liberar, librar”, conectando con áme para formar una frase imperativa: “libranos”. ulcullo “del mal”, incorporando la terminación -llo del ablativo “de/del”; el nombre “mal” que puede identificarse tanto con #ulcu como con *ulco del radical #ulcu- (ver el Comentario Léxico). Es concebible que esta palabra pudiera significar “el maligno” (el demonio), en lugar de “el mal” en abstracto. La frase en griego tou ponerou podría traducirse de ambas maneras, y algunas versiones modernas se inclinan por “Sálvanos del maligno” (Mateo 6:12 en La Biblia de Jerusalen, de la que el propio Tolkien tradujo una mínima versión en Cartas:378). En Efesios 6:14-16, la mayoría de las traducciones hechas de tou ponerou, hacen referencia al demonio: “mantente en tu sitio... siempre llevando el escudo de la fe, que podrás usar para defenderte de las flechas ardientes del maligno”. No podemos tener la certeza del significado preciso que Tolkien quiso atribuir a #ulcu (o *ulco): “mal” o “maligno”. La forma de la palabra en sí misma, sugiere la última posibilidad, pero por el contrario, si no se trata de un abstracto, lo lógico sería que hubiera llevado el artículo i “el” a fin de expresar “el maligno”, a menos que se tratara de un nombre propio: El Maligno, en cuyo caso debería haber aparecido en mayúsculas.

Algunas versiones de la oración introducen una doxología al final: “Para ti es el reino, y el poder, y la gloria, para siempre. Amén.” (Mateo 6:13, Crónicas 1, 29:11 y Revelación 4:11). No obstante, estas palabras no aparecen en algunos de los manuscritos griegos más antiguos: los textos griegos modernos (como los preparados por Wescott/Hort o la edición Alan) los omiten sistemáticamente. De toda esta doxología espúrea, Tolkien tan solo incluye el “Amén” final en su versión en Quenya de la oración: násie que probablemente signifique “esto es [así]” (ver el Comentario Léxico). Evidentemente habrá que dar por hecho que el texto traducido por él era genuino. Desde un punto de vista lingüístico, podemos rechazar la omisión de la doxología, más teniendo en cuenta que hubiera sido interesante ver como Tolkien manejaba el pronombre posesivo independiente “tuyo” (¿nos hubiera confirmado la siempre hipotética forma *elya?).

Podemos resumir aquí la sintaxis relativa a la partícula imperativa á. El Padrenuestro nos proporciona cuatro ejemplos: ámen anta “dános”, ámen apsene “olvidanos/nuestras”, áme etelehta “líbranos”, y (con la negación -la- y la terminación pronominal -me sufijadas) álame tulya “no nos lleves”. A estos ejemplos podemos añadir á hyame de “rogar”, en el Ave María (ver más adelante). En el último ejemplo vemos a la partícula imperativa por sí misma, sin sufijos, al igual que en la oración á vala Manwë “que Manwë lo ordene” (o literalmente *“gobierne Manwë”), en WJ:404. La partícula aparece también sola en su variante corta a, en la oración de la Alabanza de Cormallen: A laita te, laita te “alabadles, alabadles”.

El verbo que sigue a la partícula imperativa á (en solitario o bien con negaciones/pronombres sufijados), aparecerá como un radical indeclinable. Anta, etelehta, tulya, son ejemplos de radicales-A o verbos derivados (que debe ser también el caso de vala “reglar, ordenar” en á vala Manwë). Por otro lado, apsene y hyame parecen representar verbos básicos, cuyo componente esencial sería una raíz desnuda sin terminación verbal alguna sufijada, como podría ser -ta o -ya (en apsene podríamos tener un elemento prefijado a la raíz, pero eso es irrelevante). Este tipo de verbos, añaden una -e (que representa evidentemente a la primitiva -i corta), cuando el verbo aparece con un radical infinitivo o indeclinable. Á hyame! “¡ruega!”, puede compararse con la frase áva kare! en WJ:371: “una forma más larga áva... que parece una combinación de la partícula imperativa *á, usada normalmente como el negativo imperativo “¡no!”, usado igualmente solo o con un radical verbal indeclinable, como áva kare! ” — una orden negativa: “¡no lo hagas!” (WJ:371). En este caso, kare cuenta como “radical verbal indeclinable” del verbo kar- “hacer”, que representa por sí mismo a la raíz desnuda KAR- (LR:362). La negación (áva en vez de á) no afecta a la sintáxis; se podría perfectamente “saltar” entre los ejemplos comprobados á hyame y áva kare, produciendo *áva hyame! “¡no ruegues!” y *á kare! “¡haz!”. Los radicales verbales indeclinables coinciden en forma con ciertos pasados: un radical-A como anta- al igual que los radicales infinitivos hyame y kare, podrían también tomarse como ejemplos de aoristo. Sin embargo, cuando van precedidos por la partícula imperativa á (o sus formas negativas áva, ála), este tipo de formas deben tomarse como infinitivas o indeclinables.

Las versiones en Quenya del Padrenuestro y el Ave María, revelan algo nuevo acerca de la partícula imperativa: que atrae con suma facilidad a los elementos pronominales. El pronombre denotando al objeto de la frase imperativa (en acusativo para el objeto directo y en dativo para el indirecto) puede ir sufijado directamente a la partícula imperativa, ante el verbo siguiente. Así pues, tenemos por ejemplo áme etelehta “líbranos”, ámen anta “dános/da [a] nosotros”. Sin embargo la oración a laita te “alabémosles” en LotR lleva el pronombre siguiendo al verbo. Se puede aceptar que te “ellos” podría también en este caso haber sido sufijado a la partícula imperativa, así que “¡alabémosles!” podría expresarse como *Áte laita! “hagámosles alabanzas”. A la luz de este ejemplo de LotR deberemos aceptar que los pronombres pueden colocarse tras el verbo también en el texto que ahora nos ocupa: *á anta men “danos”, *á apsene men “perdónanos”, á etelehta me “líbranos”, *ála tulya me “no nos lleves”. Esto puede tener algo que ver con el hecho de que en la gramática Quenya un pronombre corto haciendo funciones de objeto directo o indirecto, no pueda sufijarse al verbo (lo que resulta prácticamente imposible en el caso de los objetos directos/indirectos en dativo), con lo que típicamente, el pronombre se halla delante del verbo —incluso cuando el orden de palabras preferido fuera sujeto-verbo-objeto y no sujeto-objeto-verbo. Comparemos este tipo de construcciones en francés, como je t’aime, aunque en francés el orden suele ya ser normalmente sujeto-verbo-objeto y no sujeto-objeto-verbo; el equivalente en Quenya puede encontrarse en LR:61: Inye tye-méla “te amo”, con tye “a ti/tú” prefijado al verbo en lugar de siguiéndole. Incluso en Namárië (la versión en prosa incluida) encontramos si man i yulma nin enquantuva? para decir: “¿ahora quién me volverá a llenar la copa?”; advirtamos que el pronombre dativo nin aparece ante el verbo, aunque su equivalente “para mí” en la traducción literal iría tras él (“ahora quién volverá a llenar la copa para mí”). Parece ser que cuando van colocadas ante el verbo, este tipo de pronombres cortos se adhieren a algunas partículas precedentes cuando estas existen. Para aclarar algo del texto que estamos tratando, quizá deberíamos usar un imperativo: “¡relléname la copa/rellena la copa para mí!”, lo que probablemente sería algo como *ánin enquante i yulma!, con nin “para mí” sufijado directamente a la partícula imperativa.

II: El Ave María

Aia María quanta Eruanno
Salve María llena de gracia

Aia “Salve, Hola” (la forma alternativa más reciente de aiya), María “María” (la forma Quenya está basada en la pronunciación latina, como Yésus = “Jesús”), quanta “lleno/a”, Eruanno “de gracia” (evidentemente el genitivo de *Eruanna “gracia”, o literalmente *“Regalo de Dios”. Este ejemplo muestra que “lleno/a de”se interpreta a veces como quanta + genitivo. Este uso del genitivo nunca ha sido comprobado) [En las versiones más antiguas en Quenya del Ave María, se utiliza el caso instrumental: VT43:26,27.].

i Héru as elye ·
el Señor está contigo.

i artículo “el”, Héru “Señor” (otras fuentes tienen Heru con una e corta), as “con”, elye “ti” (o “tu” al igual que ocurre en Namárië; sabemos poco acerca de qué casos rigen las preposiciones Quenya en general, el acusativo o el nominativo). Deberemos tener en cuenta que no existe aquí una palabra Quenya equivalente a lo que sería el verbo “ser” de la traducción. Probablemente hubiera sido posile deslizar cierto tipo de palabra (ante una frase preposicional denotando una posición, podría haber servido ëa en lugar de : *i Héru ëa as elye), aunque es claramente innecesario. Ésta es una oración nominal, la palabra “está” se sobreentiende. Muchas de estas construcciones no son ajenas al material publicado anteriormente: en LR:47 tenemos ilya si maller raikar “*ahora todos los caminos [están] inclinados”, Vahaiya sín atalante, traducida por el propio Tolkien como “lejos [está] ahora la Caída”, donde el parentético “está” indica claramente que esta cópula no se halla directamente expresada en Quenya (SD:247). Puede ser que las oraciones nominales sin una cópula explícita sean en Quenya más normales que excepcionales.

Como se ha visto más atrás, sería posible leer aselye (como una sola palabra). En ese caso, sería mejor considerar la preposición as “con” + la terminación pronominal -lye “tú” (“a ti” en el contexto que nos ocupa), con una vocal conectora -e- insertada ante la terminación, con el fin de evitar un grupo imposible de consonantes (tal y como aparece la -e- ante otra terminación pronominal en el caso mismo de Átar-e-mma). De forma alternativa, la preposición podría ser #ase, con la e siendo parte de ella. De todas maneras, éste sería el primer caso conocido de una preposición con una terminación pronominal. Existen sin embargo, ciertos argumentos en contra de leer aselye como una sola palabra. Por un lado tendríamos a una s intervocálica, que en condiciones normales debería pronunciarse como z, convertida posteriormente en r, con lo que deberíamos ver algo como **arelye (Dado que no sabemos nada acerca de la etimología de #as(e) “con”, es por supuesto absolutamente posible que en la antigüedad fuera *aþ(e), ya que la s procedente de þ, en ningún caso sufre la variación z > r; ver la entrada nísi en un ejemplo del Comentario Léxico más adelante. Sin embargo esto parecer una teoría ad hoc). El otro argumento en contra de la lectura de aselye, es que el Quenya, por lo que sabemos, no añade sufijos pronominales a las preposiciones, aunque parece que solo tenemos un ejemplo que confirme ese punto: en Namárië en su versión en prosa en RGEO:67, donde las consideraciones métricas no se tienen en cuenta tenemos imbë met con el significado de “entre nosotros”. Si los pronombres independientes hubieran sido sustituidos por las correspondientes terminaciones pronominales siguiendo a las preposiciones, hubiéramos tenido *imbemmet (?).

[Sin embargo, VT43 cita ejemplos de preposiciones Quenya que llevan terminaciones pronominales. Sigue siendo un misterio el por qué se pierde la s en beneficio de la r.]

aistana elye imíca nísi :
bendita eres entre las mujeres

aistana “bendito/a” (evidentemente del verbo #aista- “bendecir” + la terminación de participio -na), elye “tú” (forma enfática), imíca “entre, de entre”, nísi plural de nís “mujer” (con arreglo a las demás fuentes, el plural debería ser nissi; ver el Comentario Léxico). Al igual que en la oración i Héru as elye “el Señor [es/está] contigo” que hemos visto antes, no figura el verbo sino que esá sobreentendido.

ar aistana i yáve mónalyo Yésus :
y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.

ar “y”, aistana “bendito/a” como en la anterior estrofa, i “el”, yáve “fruto, mónalyo “de tu vientre”? #móna “vientre” + la terminación pronominal -lya “ti, tuyo” + la terminación de genitivo -o “de” desplazando a la -a final (al igual que ocurre con Vardo como genitivo de Varda en Namárië), Yésus “Jesús”. De nuevo el verbo “es” se sobreentiende; no hay cópula entre aistana y yáve. Advertir que yáve recibe el artículo i, aunque está también gobernado por un genitivo que podría ser suficiente si no determinante. Otros ejemplos parecen indicar que el hecho de incluir o no el artículo es inconsecuente en el significado cuando el nombre está también regido por un genitivo; en cualquier caso el artículo se considerará determinado. La frase i yáve mónalyo presenta el mismo patrón que i Equessi Rúmilo “los dichos de Rúmil” en WJ:398; el artículo está incluido. Por otro lado, Indis i-Kiryamo “La Esposa del Marino” en UT:8 omite el artículo ante indis “esposa”, aunque queda todo bastante definido mediante el genitivo posterior; no parece significar “una esposa del marino”. Hay una cuestión que permanece sin respuesta: ¿Estaría permitido incluir el artículo si el genitivo precediera a la palabra a la que gobierna (definiendo un posible o incluso preferente orden de las palabras; ver más adelante), o las construcciones *mónalyo i yáve, *Rúmilo i Equessi, *I Kiryamo i Indis serían consideradas erróneas al tener en nuestro idioma las traducciones: “de tu vientre el fruto”, “de Rúmil los dichos”, “del marino la esposa”?

Aire María Eruo ontaril
Santa María madre de Dios,

Aire “Santa”, María “María”, Eruo “de Dios” (Eru + la terminación genitiva -o), ontaril “madre”, o más literalmente *“engendrador” con una terminación femenina. A diferencia de la frase del párrafo anterior i yáve mónalyo, aquí el genitivo va ante el nombre al que gobierna: Eruo ontaril es literalmente “de Dios madre/engendradora” en ese orden preciso. Anteriormente hemos estudiado los numerosos ejemplos comprobados de los órdenes opuestos, con el genitivo siguiendo a su nombre. Es interesante comprobar que mientras en la versión “poética” de Namárië figura rámar aldaron “las alas de los árboles”, en la versión en prosa en RGEO:66 había aldaron rámar. Tolkien trasladó el genitivo desde la posición posterior con respecto a su nombre, hacia la anterior. Evidentemente cuando se trata de una prosa normal, el orden preferido es este último, aunque abundan las excepciones.

á hyame rámen úcarindor
ruega por nosotros pecadores

á hyame “rogar, rezar”, siendo á la partícula imperativa y hyame un verbo indeclinable con el significado de “rezar, orar, pedir, rogar”. La forma rámen constituye una de las palabras más oscuras y desconocidas de este texto. Significa evidentemente “por nosotros”, y con ese significado, lo normal hubiera sido encontrarnos con un pronombre dativo terminado en #men, comprobado ya en varias ocasiones anteriores (de forma accidental sufijado a veces a la partícula imperativa á). Es bastante seguro que en rámen pudiera estar incluido #men, pero, ¿qué significa el prefijo #rá-? Parece superfluo darle el significado deseado. Posiblemente pudiera tratarse de una forma especializada del dativo, significando algo como *“de nuestra parte”, pero sigue siendo un misterio para nosotros el verdadero impacto semántico que pudiera tener esta palabra [Ver la entrada rámen en el análisis Etimológico para mayor detalle]. úcarindor “pecadores”, #úcarindo “pecador” con la terminación r del plural. La palabra significa literalmente *“hacedores de maldad”; ver el Comentario Léxico. En UT:317, Tolkien establece una regla gramatical que dice que “en Quenya, en el caso de dos nombres declinables en aposición, solo se declinará el último”. Aparentemente, esta regla de “la última palabra declinable” no se aplica cuando un pronombre y un nombre se hallan en aposición. El caso dativo está por supuesto indicado mediante la terminación -n como elemento final de rámen, y úcarindor “pecadores” (en este caso en aposición con el pronombre rámen “por nosotros”), aparece en nominativo y no en dativo plural (que sería *úcarindoin con arreglo a la declinación de Plotz).

sí ar lúmesse ya firuvamme : násie :
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

“ahora”, ar “y”, lúmesse locativo de lúme “hora”, ya “cual”, firuvamme *“moriremos” (fir-uva-mme “morir-(futuro)-nosotros”. La terminación -mme representa un “nosotros exclusivo”, la forma natural a usar aquí, ya que el destinatario de la frase no se encuentra incluido en “nosotros”, que consta de un grupo determinado (nosotros los pecadores), haciendo una petición a alguien que no está en ese grupo (María, la que se mantiene sin pecado entre los católicos), y no a otro pecador ajeno a ese grupo. En referencia a lúmesse ya firuvamme, diremos que esas palabras Quenya significan en realidad *“en [la] hora que nosotros moriremos”; Tolkien no tradujo al inglés literalmente como “en la hora de nuestra muerte” (el equivalente Quenya literal hubiera sido *i lúmesse qualmemmo). La construcción lúmesse ya firuvamme puede verse como un acortamiento del “sintácticamente completo” *lúmesse yasse firuvamme “en [la] hora en la cual moriremos”, con el pronombre relativo ya recibiendo la terminación locativa (ya con la terminación locativa plural -ssen, se halla comprobado en Namárië de LotR, que tiene yassen con el significado de “en que” refiriéndose a la palabra plural oromardi “altas estancias”). Como quiera que esta construcción “plena”, podría percibirse como algo embarazoso al aparecer la terminación locativa en dos palabras consecutivas, se usa ya “que, cual” con el significado de “que” en frases como “el año que nos trasladamos” (en lugar de “el año en el cual nos trasladamos”). Al igual que el Padrenuestro y el Ave María terminan con un násie “amén” o *“así sea”.

4. Comentario Léxico / Etimológico: Análisis individual de las palabras

á
partícula imperativa usada en conjunción con un radical verbal indeclinable: á hyame! “¡ruega, pide!” Esta partícula no tiene un equivalente en nuestro idioma; se usa solo conjuntamente con un radical verbal para dejar claro que dicho verbo tiene un sentido imperativo. La oración á vala Manwe en WJ:404 fue traducida por Tolkien como “que Manwe lo ordene”; una traducción más literal sería *“que Manwe gobierne” (si hacemos un esfuerzo por traducir á como una palabra independiente). Esta á representaría a la â primitiva, definida como “partícula imperativa... originalmente independiente y de ubicación variable” (WJ:365,371). Como se mencionó más atrás en el comentario sintáctico, la partícula imperativa aparece en LotR en su variante a (como una vocal corta) como parte de La Alabanza de Cormallen: a laita te, laita te. Esto se tradujo como “alabadles, alabadles” en Cartas:308; más literalmente, sería *“¡Oh, alabadles, alabadles!”. El texto que nos ocupa, indica que los pronombres cortos (acusativos o dativos) pueden sufijarse directamente a esta partícula: áme “hacer [algo a] nosotros”, ámen “hacer [algo] por/para nosotros”; para más detalle ver la entrada independiente áme. La partícula aparece también en forma negativa: #ála.
aia
interjección: “hola”. Lo único nuevo es el deletreo; esta interjección está contrastada en LotR: Frodo “hablando con lenguas” en Cirith Ungol, grita: Aiya Eärendil Elenion Ancalima “Hola/Salve, Eärendil, la más brillante de las estrellas” (traducido en Cartas:385). Comparemos al primitivo wâyâ con sus desarrollos al Quenya vaia y vaiya (LR:397, entrada WAY-). Ya en sus notas más antiguas sobre la fonética “Qenya”, Tolkien mencionaba la variación aiy-/ai-, advirtiendo que una palabra como paiyan “oración, plegaria” podía “escribirse también paian” (Parma Eldalamberon #12, p.8). Es interesante considerar que PM:364 menciona Máyar como alternativa de Maiar (los espíritus inferiores de la raza de los Valar, según MR:340). Parece razonable aceptar que la forma Quenya más vieja del primitivo wâyâ se desarrollara a *wáya (en paralelo a lo sucedido con Máyar), convirtiéndose posteriormente (*waiya >) vaiya, y aún después a vaia (en paralelo con Maiar; en la misma época en que vaiya, el Ainur inferior, pasó probablemente a denominarse *Maiyar). Aiya y aia como variantes del saludo “¡hola!” podrían representar simplemente una forma más antigua y una más moderna de la misma palabra; la diferencia en la pronunciación es en cualquier caso muy sutil, y e el caso de paiyan y paian, el propio Tolkien dió a entender que la diferencia entre ambas era puramente ortográfica (Las formas más antiguas de aia reflejan diferencias apreciables: *áya en el Quenya arcaico, y *âyâ en el élfico primitivo). En lo referente a la precisa etimología de esta palabra, no tenemos ninguna seguridad sobre las intenciones que pudiera tener Tolkien. La primera parte de *âyâ podría relacionarse de alguna manera con la partícula vocativa a del Quenya, como en el saludo de Bárbol a Celeborn y Galadriel: a vanimar “¡Oh, los maravillosos!” (traducido en Cartas:308). La terminación *-yâ se usa frecuentemente para derivar tanto adjetivos como verbos; quizá el Quenya ai(y)a pueda usarse como nuestro verbo “saludar”. Es sin embargo interesante observar que cierta palabra similar a nuestra sugerida forma Quenya vieja de aia/aiya, se halla comprobada en PM:363; esta es *áya: “...el Quenya áya significa ‘ave’...”. Esta es la misma fuente (incluso la misma página) que porporciona la forma Máyar como variante a Maiar, con lo que áya y Máyar probablemente pertenezcan a la misma época del Quenya. Si Máyar se convirtió en Maiar, presumiblemente áya “ave” pudo también convertirse en *aia (absolutamente similar a la palabra empleada para saludar en el texto que nos ocupa). Es la misma palabra, así que ¿podemos ya prescindir de los asteriscos? Si estamos en lo cierto, la interjección Quenya ai(y)a “¡hola!” habría significado originalmente “¡ave, salve!”, y su uso como saludo tendría su origen en una expresión de profundo respeto por parte del orador hacia aquel a quien el saludo iba dirigido. Si esa es la etimología correcta, aia “hola” no representaría al primitivo *âyâ como se ha sugerido antes, sino al primitivo gâyâ una forma dada en PM:363. El significado original era más duro o severo que tan solo “ave”; Tolkien lo glosó como “terror, pánico” (Tolkien imaginó que en Quenya, el significado se suavizó porque tras la pérdida normal de la g inicial, esta palabra se asoció con la Valarin ayanu- o ayanûz, un espíritu de los primeros creados por Eru, que en Quenya era Ainu; ver PM:364 y WJ:399. Siendo los Valar los Ainur más importantes en Arda, la palabra áya se tomó como referencia específica del “¡ave, salve!” con que los elfos saludaban a esos poderosos espíritus, adquiriendo dicha palabra un sentido noble). El primitivo gâyâ se derivó del radical GAYA- del Eldarin Común (ver GÁYAS- “miedo” en las Etimologías, LR:358; este podría ser una forma ampliada de GAYA-).
aire
adjetivo “santa”: na aire esselya “*(sea) tu nombre santo”, aire María “santa María”. La primera impresión sería que se trata del mismo elemento que aparece en Namárië, en el compuesto airetári-lírinen “en...su (de ella) canción, sagrada y de reina” (literalmente: *“por el canto sagrado de la reina”). En la versión en prosa de Namárië, Tolkien rehizo la frase como lírinen aire-tário, dando la traducción interlineal de “la canción sagrada de la reina” (RGEO:67). En este caso no podemos tener el convencimiento de que aire tiene el significado de “sagrada” (y como demostraré, eso es precisamente lo que Tolkien intentó originalmente) Sin embargo, en una fuente post-LotR, este adjetivo figura como aira: PM:363. La forma primitiva no se analiza en esa fuente, pero evidentemente podemos encontrarlo en WJ:400: gairâ “terror, pavor”, explicado como proveniente del radical GAY- “aterrar, dar miedo”, que es claramente lo mismo que GAYA “terror, pavor” que figura en PM:363 (El hecho de que este radical puede glosarse tanto como nombre como verbo no debería ser motivo de error, ya que las glosas de una raíz primitiva no son generalmente exactas: A pesar de que puedan ser palabras útiles en sí mismas, las raíces son materiales burdos en relación a las palabras actuales, así que las glosas tan solo esconden un significado general: Las glosas “asombrar” y “aterrar”, están obviamente girando alrededor de un mismo tema común). El desarrollo fonético gairâ > aira será suficiente, y el desarrollo semántico de “horrible, temible” hacia “santo” no es del todo imposible, si tomamos a “santo” como el verdadero sentido de la palabra “espanto”: algo que inspira un temor reverente (Intentar explicar porque el primitivo gairâ se convierte en el Quenya aira, requerirá darle un sentido más elevado, Tolkien dejó también a los maestros de la sabiduría invocar la influencia del Valarin ayanu- o ayanûz-. Ver aia más atrás). En gairâ, vemos la relativamente bien documentada terminación adjetival -râ (al igual que ocurre por ejemplo en una forma primitiva como ubrâ “abundante” de UB- “abundar”, LR:396, o incluso en la forma primitiva gaisrâ “espantoso” de GÁYAS- “espantar” en LR:358: muy similar a gairâ tanto en su forma como en su significado). Todo esto nos lleva a un único punto: una forma ancestral como gairâ tan solo es capaz de producir Q: aira, y en el texto que nos ocupa la palabra incluso aparece como aire. Aire podría ser por supuesto la forma plural de aira (representando en este caso al más viejo *airai), aunque en este caso no puede tratarse de un plural, puesto que los nombres a los que modifica (“tu nombre” y “María”) están ambos en singular y aparecen por separado. También podría ser una forma nominal de aira: “...el adjetivo aira era el equivalente más cercano a ‘sagrado’ y el nombre airë a ‘santidad’. Airë se usó por los Eldar como título para dirigirse a los Valar y a los Máyar más grandes. Varda era llamada Airë Tári (ver El Lamento de Galadriel, donde se dice que las estrellas tiemblan con el sonido de la voz sagrada de la reina)...” (PM:363-364, reproduciendo una fuente no más antigua de Febrero de 1968; ver PM:331). Así es pues, como Tolkien quiso explicarnos el elemento aire que figura en airetári-lírinen de Namárië. El texto que nos ocupa, escrito ciertamente en fecha bastante anterior a 1968, nos da a entender que no era esa la idea original. En realidad, aire Maria con el significado de “Santa María”, podría explicarse de forma similar a la expresión Airë Tári “Santa Reina”, o literalmente *“(su) santidad, (la) Reina”. Si Varda (Elbereth) puede definirse como Airë o “Santidad”, podemos aceptar que este título es igualmente aplicable a María según el concepto de los católicos: Tolkien estableció que las buenas personas de la Tierra Media “...podían invocar a un Vala (como Elbereth), al igual que ocurre con un católico que puede invocar a un santo...” (Cartas:193, nota al pie). No podemos explicar na aire esselya de la misma manera; aceptar que sea literalmente *“(sea) tu nombre una santidad” parece demasiado rebuscado. La conclusión de que cuando Tolkien escribió este texto, pensó en aire como adjetivo y no como un nombre, puede que no sea literalmente ineludible, pero se me antoja aplastantemente probable. Originalmente Tolkien parece haber imaginado una etimología diferente. El participio pasado aistana “bendito” (ver más atrás), puede perfectamente referirse a aire “sagrado”; si fuera así, significaría que la r de esta última, habría sido una s en su origen: en Quenya la s en determinadas posiciones se convierte en una z sonora, volviéndose a r; sin embargo, delante de una muda explosiva como la t (como en aistana), podría no cambiar. Si alguna vez aire fue *aize < *aise, podemos aceptar una forma incluso más anterior como *gaisi que nos permitiría conectar este adjetivo con gais-, citado en LR:358, como una encarnación primitiva del radical GÁYAS- “temer”. Ya hemos apuntado que podría ser una mera variedad de GAY- “asombrar”, o de GAYA “terror” que aparece en fuentes posteriores (PM:363, WJ:400); exactamente el/los radical(es) del/los que Tolkien habría derivado la palabra con el significado de “santo/a”. No dudamos que el adjetivo primitivo termina en -i; esto se hace evidente por el pasado del verbo airitáne “bendito”, que aparece en el Grabado de Tolkien 91, 41v, de 1966, y ahora en Bodleian (ver Vinyar Tengwar #32, de Noviembre de 1993, página 7, donde Carl F.Hostetter presenta voluntariamente esta información proveniente de un manuscrito aún no publicado). Probablemente representa al primitivo *gaisitâ-nê, el verbo *gaisitâ- “bendecir” construido a partir de *gaisi- “santo” con la terminación verbal -tâ, aquí causativa: así pues “hacer santo” = “bendecir”. Tomemos la terminación adjetival -i de *gaisi- (convertida en -e en Quenya cuando es final), y comparémosla con el primitivo karani “rojo”, convertido en el Quenya karne (LR:362; ver KARÁN-). Si decidimos entrar en especulaciones del porque Tolkien decidió eventualmente cambiar el adjetivo “santo” de aire a aira, la palabra karne (carne) podrá (quizá) darnos alguna pista. En la primera edición de LotR, el Ent Bregalad usa en una canción la palabra carnemírië refiriéndose a sus adornos (LotR, volumen 2, Libro Tres, capítulo IV). En Cartas:224, Tolkien explicó que esta palabra significa “con el adorno de joyas rojas”, literalmente: *“enjoyado en rojo”. El adjetivo carne-, desciende del más antiguo karani, y aparece aquí como prefijo. En aquel entonces el cambio de la primitiva -i por la -e tan solo se suponía, aunque acabó siendo un hecho. Donde no existe final, como sería el caso de un compuesto, esta vocal mantendrá su cualidad original. Comparemos el Quenya varne “marrón”, derivado del radical BARÁN- (al igual que karani > Q:karne “rojo” deriva de KARÁN-), e indudablemente concluiremos que representa a la palabra primitiva *barani: en el caso de varne, Tolkien advirtió explícitamente que esta se convertía en varni- cuando era seguida por otro elemento (LR:351). Obviamente, carne “rojo” debería de igual manera aparecer como carni- en los compuestos, y de esta manera Tolkien cambió la palabra carnemírië por carnimírië cuando revisó su versión de LotR aparecida en 1966. Con esto finalizamos nuestra exposición a este respecto: si carne “rojo” se convierte en carni- en los compuestos (la i del karani primitivo retiene su cualidad inicial cuando no es final), un adjetivo como aire “santo” derivado de *gaisi debe igualmente manifestarse como airi- en los compuestos. ¡Airetári en Namárië, debería haber sido *airitári! Tolkien se olvidó de corregir esto, cuando convirtió carnemírië en carnimírië. Si nuestra teoría es correcta, debió pensar que no tenía otra alternativa que reinterpretar el aire de airetári. Un adjetivo (singular) Quenya terminado en -e sólo puede representar a una forma primitiva terminada en -i, y esta -i debería permanecer inalterable cuando no sea final; por consiguiente no hay manera alguna de que el primer elemento de airetári pueda ser un adjetivo. Sin embargo Tolkien desarrolló una nueva interpretación que daría a Namárië en LotR una traducción más o menos correcta: Como ómaryo airetári-lírinen, puede traducirse como “en la voz de su (de ella) canción, sagrada> y de reina”, deducimos que este aire no es el adjetivo “sagrado/santo” después de todo. En este caso concreto, se trata del nombre “santidad”, formado a partir del verdadero adjetivo “santo/sagrado”, que es aira. De esta forma, Tolkien auspició una explicación posible (?) a estas inconsistencias lingüísticas, aunque en realidad deberían haber supuesto poco problema para la mayoría de los lectores. No obstante, su traducción del Padrenuestro fue probablemente contemporánea de la publicación de LotR, lo que nos dice que originalmente aire era exactamente lo que parecía ser en Namárië: el adjetivo “sagrado/santo”. La explicación alternativa debió surgir más tarde; airitáne sustituyendo a *airatáne, en un manuscrito posterior (1966), parece indicar que en ese momento Tolkien aún pensaba en aire, airi- como la palabra correcta para traducir como “sagrado/santo”. Quizá anteriormente hubiera planeado explicar Airetári (en lugar de *Airitári) en Namárië como una forma acuñada en analogía con el simple aire. Otra solución habría sido tomarlo como un compuesto ya perdido: Aire Tári (una formación de dos palabras se usa en PM:363), a pesar de aparecer escrito como una sola palabra en el texto de LotR.
aistana
participio pasado “bendito”, indicando un radical verbal #aista- “bendecir”. La terminación -na formando los participios pasados es bien conocida. Comparemos por ejemplo el verbo car- (kar-) “hacer”, citado en las Etimologías (LR:362, KAR-, llevando la primera persona del aoristo: karin), con su participio pasado #carna “hecho”, comprobado como parte de un compuesto en MR:408. Esta terminación desciende del primitivo -nâ: comparar estos tipos de “participios pasados primitivos” como skalnâ (>Q: halda) “escondido”, con la raíz SKAL- “esconder”, LR:386. Sin embargo en Quenya la terminación del participio pasado aparece también en un forma más larga: -ina. Ejemplos como hastaina “estropeado”(MR:254), parecen sugerir que esta forma más larga se usa en los casos de verbos terminados en -ta. Quizá el participio pasado de #aista- “bendecir” sea aistana en vez de **aistaina, ya que debido a la eufonía, el diptongo ai en dos sílabas concomitantes sonaría extraño. El verbo #aista- “bendecir” no está comprobado con anterioridad. Es obvio que no debe compararse con aista “temer” de las Etimologías (LR:358, GAYAS- “temor”), aunque en ambos casos deberemos seguramente aceptar una forma primitiva como *gaistâ-. El verbo aista- se incluiría entonces en el mismo tipo de radical que (*gaisi >) aire “sagrado/santo”, visto anteriormente, aunque de forma subsiguiente los cambios de sonidos habrían hecho a las palabras algo divergentes en su forma: la s intervocálica se convierte en z y luego en r en el Quenya Noldorin, pero ante una muda explosiva como t, la s permanecerá inalterable (con *gaistâ- > Q: aista-, pero: *gaisi > Q: aire comparar con el primitivo bestâ “matrimonio” > Q: vesta, aunque el primitivo besû “pareja casada” > Q: veru, LR:352, BES-, esta última forma emergiendo via *vezu). Como se ha indicado en el anterior estudio de aire, el significado original del radical relevante tiene que ver con “temer” y “miedo”, más que con algo alegre: “santo” se percibe en principio como cierto tipo de temor o inspiración divina. Puede que de alguna manera, el verbo aista “temer” de las Etimologías sea homónimo al “bendecir” del texto que nos ocupa: Tolkien simplemente reinterpretó el desarrollo semántico (o incluso “reacuñó” una palabra antigua con muchos elementos iguales, aunque aplicados con ciertas diferencias en su significado). En aista- “temer”, parece clara la influencia de *gaistâ-, dando la terminación verbal -tâ > -ta algo más de significado al radical GÁYAS- “temor” (si tomamos esta glosa más como verbo que como nombre). Ver un verbo Quenya como onta- “engendrar”, derivado del radical ONO- con el mismo exacto significado (LR:379; ver ontaril). Esta terminación acostumbra a significar algo más fuerte que simplemente indicar que “se trata de un verbo”. Puede ser causativo (ver bajo tulya el primitivo tultâ-), y también “declarativo”: es interesante observar como este significado es aparentemente importante en otra palabra comprobada con el significado de “alabar”: laita (el grito a laita te, laita te en la Alabanza de Cormallen y SD:47, con el significado de “alabémosles, alabémosles”, Cartas:308). Efectivemante, el verbo laita- podría derivarse de un radical que estaría entre LAY- o DAY- (dado que la inicial primitiva d- se convierte normalmente en l- en Quenya). Conocemos la base LAY- que encierra palabras con significados como “verde” o “verano” (Cartas:283, QL:52 LAYA), aunque por lo que parece es el candidato menos idóneo como radical del verbo “alabar, bendecir”; por otro lado, parece claro que Tolkien en el período post-Etimologías se reconcilió con el radical *DAY- en el sentido de “grandeza” (en absoluto conectado con DAY- “sombra” que aparece en LR:354, por supuesto): en Sindarin daer significa “grande” (como en Lond Daer “Gran Puerto”, PM:329, y en Athrad Daer / Dhaer “Gran Vado”, WJ:335/338), queriendo representar este adjetivo probablemente al primitivo *dairâ (con la misma terminación adjetival que otras formas primitivas como gairâ, ubrâ, gaisrâ: ver más atrás las anotaciones bajo aire). Igualmente, el Quenya laita- “alabar” estaba referido a la palabra primitiva *daitâ-, con la misma raíz *DAY- “grande” y la terminación verbal -tâ, que en ese caso sería declarativa: *Daitâ- significaría “magnificar”, que literalmente puede significar “hacer grande”, pero también “alabar mediante una declaración de grandeza”: cuando Frodo y Sam son jaleados con el grito ¡laita te! “¡alabémosles!”, la intención de los que vitorean no es otra que la de proclamar su magnificencia, en el sentido de declarar su grandeza. En el caso de la palabra #aista- en el texto que nos ocupa, y que también podría traducirse como “alabar, glorificar, bendecir”, la idea semántica sin embargo viene derivada de otra fuente (aunque la terminación parece tener la misma forma). En el caso de *gaistâ-, Tolkien imaginó evidentemente que la terminación -tâ era también declarativa, y como quiera que el radical GAY(A)- o GÁYAS- tiene que ver con “miedo” y “temor”, el supuesto significado básico tendría que ver con declarar o reconocer un gran temor (de inspiración divina > santidad)(1), de otro: Aistana elye “bendecido, alabado” (= reconocido y declarado como santo). Comparemos la interpretación más temprana de *gaistâ en las Etimologías, donde el mismo sufijo -tâ se usaba simplemente como un “formador” de verbo con significado independiente, con el verbo descendiente del Quenya aista- “temer” que solo difiere ligeramente en el significado del mismísimo radical GÁYAS- “temor”.
(1): Esta expresión es la equivalente a la española “temor de Dios” (n. del t.)
#ála
“no...” (forma verbal negativa), tan solo contrastado con el sufijo pronominal -me “nosotros, nos” en la frase álame tulya “no nos lleves/conduzcas/dejes”, que es “no nos dejes (en la tentación)”. Ver áme, ámen, en lo referente a la terminación pronominal -me. El primer elemento de #ála es la partícula imperativa á. El segundo elemento, es la negación “no”, claramente idéntico al radical LA- “no” (LR:367). En una fuente posterior aparece otra palabra con el significado de “no...”: áva. Ésta incorpora también la partícula imperativa á combinada en este caso con la negación “una exclamación o partícula que expresa la voluntad o el deseo del orador”, que puede interpretarse como “no deseo” o “¡no!”, dependiendo del contexto (WJ:371). En LR:367, bajo LA- aparece como la negación “no” en Quenya, con lo que #ála podría descomponerse en á + al igual que áva sería á + (en las palabras polisílabas Quenya, no puede normalmente haber una vocal larga en la última sílaba, con lo que se acortarían a: **ála > #ála y **áva > áva). En cuanto a la “confrontación” entre #ála del Padrenuestro con áva del último ensayo de Tolkien Quendi & Eldar, explica Bill Welden en su artículo La Negación en Quenya (VT42:32-34): “Posiblemente poco después de la publicación de El Señor de los Anillos, Tolkien decidió desprenderse de el elemento negativo al/la “no” (=el -la de ála). De entre todas las nuevas negaciones que la sustituyeron, nos encontramos con , elemento definido como “comando negativo”; esta sería la fuente u origen del -va de áva. Curiosamente, siendo #ála el comando negativo “¡no!”, era al mismo tiempo y conceptualmente una forma obsoleta, ya que Welden también advierte que de forma eventual Tolkien “resucitó” al elemento negativo ala; los lexicógrafos del Quenya pueden tratar a #ála como una palabra válida y como sinónimo de áva.
áme
“hacer [algo a] nos/nosotros”, ámen “hacer [algo] por/para nos/nosotros”: la partícula imperativa á con terminaciones pronominales, con el verbo desaparecido de la frase, y diciéndonos que me(n) es el objeto (in)directo. En #ála, la negación #la va efectivamente sufijada directamente a la á, y en álame aparece la misma terminación pronominal que en áme; ver #ála más atrás. En este texto, el pronombre acusativo #me “nosotros” (exclusivo) y su variante dativa #men, sólo aparecen sufijados a esa partícula imperativa y a su forma negativa #ála “no...” Estos pronombres ya estaban contrastados anteriormente, aunque con formas ligeramente diferentes. La forma dual de #me: met, figura en Namárië con el significado de *“nosotros (dos)”, refiriéndose a Galadriel y Varda (otra forma exclusiva, dado que Galadriel no se está dirigiendo a Varda sino que está cantando para Frodo una canción referida a Varda y a ella misma, no pudiendo obviamente incluir a Frodo en ese “nosotros”). La forma dativa #men “[por/para] nosotros”, estaba casi contrastada. Se ha reconocido frecuentemente que la palabra mel-lumna en LR:47 traducida como “es pesado para nosotros”, incluye una forma asimilada de #men, convirtiéndose la terminación -n del dativo en -l delante de otra l- (ver por ejemplo VT32:8: men-). Otro ejemplo de asimilación sería *nl > ll en Númellótë “Flor del Oeste” en UT:227; este último es evidentemente: númen “oeste” + lótë “flor”. El pronombre #me “nosotros” está obviamente relacionado con la terminación -mme “nosotros” (en firuvamme) y con el pronombre enfático independiente emme “nosotros”.
anta-
(verbo): “dar”. Esta palabra aparece ya en el Qenya Lexicon (QL:31) así como en algunos poemas “Qenya” de los primeros años ’30 (MC:215,221). Sin embargo, ésta es la primera vez que podemos contrastar este verbo en un texto de lo que sería un Quenya más o menos “maduro”, aunque entremedias, esta palabra ya había aparecido también en las Etimologías. Estaba derivada del radical ANA1- (LR:348), definida como “a, hacia” y sugerida como una forma de radical vocálico prefijado al elemento preposicional NA1- de similar significado (LR:374). La palabra que se cita como la forma antecesora del Quenya anta-, es anta- “presentar, dar”; esto parecería indicar que este verbo primitivo simplemente ha permanecido inmutable en Quenya. Sin embargo, y ya que la -a corta del Quendiano Primitivo se perdió en la etapa del Eldarin Común, deberíamos aceptar que la forma más antigua pudiera ser *antâ-, con una vocal final larga. La terminación verbal primitiva -tâ, está bien contrastada, a veces con un significado causativo (veamos de nuevo tulya para investigar sobre el primitivo tultâ-). Ya que el significado del radical primitivo en sí mismo no tiene nada que ver con si la función del verbo es preposicional o adverbial, -tâ en este caso asume literalmente funciones de “formador” de verbo, quedando el significado básico y original de *antâ como *“llevar [algo] hacia [alguien más]”; así pues: “presentar” y después “dar”.
apsene
verbo: “perdonar”, no contrastado con anterioridad. Además de hacer la observación añadida de que este verbo puede ser la réplica de nuestro “absolver” o incluso de “absolución”, es difícil decir algo más digno de crédito sobre su etimología. El primer elemento podría estar en cierto modo relacionado con #apa- “después, tras” (como en Apanónar “el Nacido Después”, un nombre élfico de Hombres Mortales, que hacía referencia al Segundo Nacimiento o Reencarnación de Ilúvatar: WJ:387). Las relaciones semánticas no obstante son excesivamente vagas, por cuanto el elemento #sen es bastante desconocido. [Según VT43:18, Tolkien derivó apsene de sen “dejar ir, dejar libre, liberar”, suplementado con cierto tipo de sufijo oscuro aba-, convirtiéndose este en ap- cuando la síncopa hizo contactar a la b con la p.] #Apsen “perdonar” se comportaría más bien como un verbo “básico” o de radical consonántico, con lo que el “radical no conjugado” (usado aquí en un sentido “infinitivo”), sería apsene sustituyendo al más antiguo *apseni. Según el sistema general usado por Tolkien, este se convertiría en apseni- al añadirle cualquier terminación. Sin embargo, en el texto que nos ocupa, aparece también la variante sufijada apsenet, en lugar de *apsenit como cabría esperar. Parece que cuando Tolkien escribió este texto, se hallaba en una fase de la evolución de sus idiomas, en la que no se practicaba el cambio de -e por -i, aunque antes ya lo había usado y posteriormente lo volvió a adoptar; ver con care una explicación más completa de esta peculiaridad. La terminación -t que se aprecia en apsenet es seguramente el mismo sufijo pronominal -t “ellos” que el de laituvalmet “les alabaremos” de La Alabanza de Cormallen. La frase completa emme apsenet significa pues “[nosotros] perdonamos [a ellos]”, a los otros pecadores, no a los propios ofendidos, ya que estos últimos deberían determinarse mediante el pronombre dativo tien: como hemos sostenido anteriormente, el objeto directo (objeto acusativo) de #apsen- “perdonar” será la “materia a perdonar”, mientras que el objeto indirecto (objeto dativo) es/son la/s persona/s perdonadas. La terminación -t del objeto podría ser también una forma acortada y sufijada del pronombre independiente acusativo te “a ellos”, relativo a tien. Podría también estar relacionado con la terminación pronominal -nte “ellos” (UT:317, 305), que podría a su vez ser la versión infijo-nasal de -t.
ar
conjunción “y”, bien conocida de Namárië y otras fuentes. El Apéndice del Silmarillion, entrada ar-, define este elemento como “al lado, junto”, “fuera”, y añade que este es el origen de ar “y” Quenya, y del a Sindarin. Una explicación similar se da en las Etimologías (LR:349 s.v. AR2-), que bien podría ser la fuente de Christopher Tolkien en este caso concreto. No obstante, esta entrada de las Etimologías no nos dice nada acerca de la conjunción Sindarin (o Noldorin); tan solo se menciona al Quenya ar. Lo normal sería encontrarnos con un radical AR que se convirtiera en ar tanto para el Quenya como para el Sindarin y no sólo a en el caso del último de ellos. En efecto, el Sindarin de la Carta del Rey lleva ar en lugar de a como la conjunción “y” (SD:128-129); sin embargo, nos encontramos con a en LotR (La Alabanza de Cormallen incluye las palabras Daur a Berhael “Frodo y Sam”). La Carta del Rey, en donde figura ar en vez de a, nunca se publicó en vida de Tolkien, por lo que no debió verse “obligado” por ella. Además de la a de La Alabanza de Cormallen, una fuente posterior lleva también ah; MR:304 nos da Finrod ah Andreth como “Finrod y Andreth”. Esto reproduce una fuente post-LotR, en la que Tolkien debió intentar compatibilizar ah con a en el LotR ya publicado: Podría parecer que a se manifiesta como ah cuando la palabra siguiente empieza en vocal o al menos en a-. Estos ejemplos del Sindarin parecen sugerir que Tolkien imaginó el radical primitivo fundiendo la conjunción hasta convertirla en *AS en lugar de AR, mientras que este último ar sería válido en Quenya y Sindarin, el primero pudo producir la (*az >) ar y la a Sindarin, con una forma alternativa ah utilizada ante vocales. Comparemos el radical OS- “alrededor, aproximado” produciendo la o Noldorin/Sindarin “acerca, concerniente a...”, con la “h ante vocal” como en Hedhil “concerniente a los elfos [Edhil]” (LR:379). La h mutable ante vocales, es una reminiscencia de la s en la que termina el radical original. Lo mismo ocurre con la ah Sindarin “y” de *AS-: cuando la palabra siguiente comenzaba en consonante, la h era casi inaudible y desapareció (*ah Berhael > a Berhael), pero sobrevivió ante las vocales. El texto que nos ocupa proporciona nuevas pruebas que apoyan la teoría de que en el período post-LotR, la conjunción “y” se derivaba del radical *AS- y no del AR-: la preposición as “con”, contrastada aquí por primera vez, podría posiblemente estar relacionada con la palabra que tuviera el significado de “y”. Ver más adelante el análisis de as. Ar como la palabra Sindarin que significa “y” en La Carta del Rey, podría reflejar el concepto AR- más antiguo acerca del radical, rechazado evidentemente después de escribir la Carta, aunque antes de publicar LotR.
aranielya
nombre con terminación pronominal: “tu reino”. Atención a la terminación -lya “tu”, vista en esselya. #Aranie “reino” es una palabra desconocida hasta el momento, pero obviamente relativa a aran “rey”. Está sin duda relacionada con el radical ARA- “noble, alto” (PM:363, la entrada AR(A)- en el apéndice del Silmarillion); aran podría reflejar una forma extendida *ARAN. Alternativamente, aran podría también representar simplemente una forma primitiva derivada de ARA- con la adición de una terminación masculina, como *arano (Una etimología bastante diferente relativa a las palabras con el significado de “rey”, fue establecida al margen de las Etimologías, en la que aran sería solo la forma Noldorin, correspondiéndose con el Quenya haran: ver LR:360. Sin embargo, aran se convirtió definitivamente en la palabra “rey” del Quenya y del Noldorin/Sindarin al mismo tiempo). La palabra #aranie “reino” incluye lo que se denomina una terminación abstracta. La terminación -ie (-ië) puede ser de infinitivo o de gerundio (ver el comentario sobre en-yalië en UT:317), o bien puede corresponderse con terminaciones abstractas del inglés como -ness, por ejemplo en verie boldness (“valentía”). De haberse planteado la palabra #aranie sin un contexto o glosa determinados, hubiera optado personalmente por traducirla como *“realeza”. Usado como “reino” se refiere propiamente al “reino abstracto” de un rey en lugar de a su “reino material” o ubicado en un lugar físico. Sin embargo, esta precisa referencia Bíblica al “Reino de Dios” es más un tema para los teólogos que para los lingüistas. En los textos originales en griego (Mateo 6:10, Lucas 11:2), la palabra traducida como “reino” era basileia; ese es un término propiamente abstracto, y Tolkien simplemente pudo haber trasladado su etimología al Quenya (griego basileus : basileia “rey : reino” = Quenya aran : #aranie). Arndt y Gingrich en su Lexicon Griego-Inglés del Nuevo Testamento, definen a basileia como: 1) realeza, poder real, gobierno real, reino... 2) reino, es decir: el territorio que se haya bajo el gobierno de un rey... 3) especialmente, el reino real o Reino de Dios, un concepto especialmente escatológico. Al acuñar la palabra #aranie para el Quenya, Tolkien pudo haber querido cubrir con ello algunas sombras de significado. Por lo que respecta al posible significado de “el territorio sobre el que gobierna un rey”, sería interesante advertir que la terminación (normalmente abstracta) -ie aparece también en la palabra #nórie “país, nación” (compuesta y declinada en Namárië: sindanóriello “fuera de un país gris”). El radical es obviamente NDOR- como el de la palabra más común nóre “tierra” (LR:376, WJ:413).
as
preposición “con”. Como hemos sostenido antes en la entrada ar, parece que Tolkien decidió de forma eventual que ar “y” se derivó de un radical *AS en lugar de AR en las fuentes más tempranas; el Sindarin posee a, ah que sugieren esto mismo. La conjunción “y” y la preposición “con” podrían descender del mismo radical; el hueco semántico existente entre ambas no es tan grande como para no considerar dicha posibilidad. Todo dependerá de si podemos explicar por qué la s de *AS se convierte en r en la palabra ar “y” y por el contrario, permanece inmutable como s en as “con”. El desarrollo s > z > r es un fenómeno muy conocido en Quenya, pero Tolkien parecía tener varias ideas distintas acerca de cual fue el proceso exacto que disparó dicho desarrollo. En las Etimologías, la s se convierte normalmente (z >) r si sigue a una vocal y no lleva siguiéndola ninguna consonante muda. Así pues, tenemos el primitivo besnô “marido” > Q: verno (LR:352 s.v. BES-), y el radical ÓLOS- que produce Q: olor “sueño” (LR:379). En este escenario, el Q: ar “y”, podría venir del primitivo *as, mientras que el Q: as “con” debería representar una forma en la que la s iba seguida originalmente por otra consonante (muda), con lo que al final podría no resultar el desarrollo z (> r). Probablemente esta consonante fuera simplemente otra s; la doble ss es común y no se puede sonorizar (es decir: primitivo bessë > Q: vesse, LR:352 s.v BES-; una forma **vezze > **verre no tendría futuro incluso aún cuando el grupo ss fuera seguido inmediatamente por una vocal). As “con” podría así representar el más temprano *assa (o quizá *asse o *asso), acortado posteriormente a as. Comparemos con nisse “mujer” en su forma más corta nis, LR:375 s.v. NDIS-: el Quenya no permite consonantes dobles al final, con lo que al omitir la vocal final, ss debería simplificarse a s. Sin embargo, Tolkien decidió al final que para que la s fuera sonorizada a z (haciéndose luego una r), no era suficiente con que siguiera a una vocal; tenía que ser intervocálica, tenía que haber también una segunda vocal que la siguiera a su vez (probablemente el engaño de una consonante sonora siguiéndola también habría funcionado, con lo que hubiéramos tenido el primitivo besnô > Q: verno en lugar de **vesno). Anteriormente hemos citado olor “sueño” del radical ÓLOS-, como prueba del cambio s > r. Una fuente posterior (UT:396), se refiere a un radical similar: OLO-S, aunque la palabra Quenya que significa “sueño” se da como olos con el final s inmutable, y solo se produce el cambio s > z > r en el plural: la forma plural se cita como olozi/olori. En este caso, la s original era intervocálica porque la sigue la terminación -i de plural. Según este nuevo sistema (la final -s inmutable), sería posible derivar as “con” directamente del primitivo *as. Ahora resulta aún más misteriora la palabra ar “y”; comoquiera que se ha producido el cambio a la r, resulta que la s original debe haber sido intervocálica en una etapa anterior. ¿Debemos aceptar que ar < *az sea una forma acortada de *aza < *asa? Si eso es cierto, la preposición Q: ara “fuera, junto” podría re-explicarse como la misma palabra con la vocal final intacta (premaneciendo dicha vocal cuando la palabra se usaba como preposición, pero desapareciendo cuando se usaba como conjunción y con su forma acortada).
Átaremma
nombre con terminación pronominal: “nuestro Padre”. Relativo a la terminación -mma “nuestro” (siguiendo aquí a una vocal conectora -e- para evitar un grupo de consonantes imposible); ver la entrada aparte. La palabra que significaría “Padre” sería aquí #atar con una vocal inicial corta (QL:33, LR:349 ver ATA-, WJ:402). Concebiblemente la partícula vocativa a (relacionada con aia vista antes), se halla incluida en esta palabra: *a Ataremma “Oh, Padre de nosotros”, contraída a Átaremma. Aunque si es así, la partícula integrada no sería obligatoria: la palabra atarinya “mi padre” en LR:70 es otro vocativo (Herendil dirigiéndose a su padre Elendil), con una terminación pronominal como en Átaremma, ya que no es este un ejemplo exacto digno de compararse al #átar- con una vocal larga. Por supuesto, se trataba de un hijo “humano” dirigiéndose a un padre también “humano”; pudiera ser que #Átar con la vocal alargada sea una forma especial de reforzamiento usado cuando el título “Padre” se aplica a Dios. En ese caso tendría cierto paralelismo con Héru “Señor” en el texto del Ave María; esta palabra aparece en todos sitios como heru con una e corta. La palabra atar “padre”, tal y como aparece en todas las ocasiones, viene derivada (según las Etimologías) de un radical ata- que se define igualmente como “padre” (LR:349). La forma primitiva (una de las pocas formas ancestrales definidas explícitamente como “QP”, Quendiano Primitivo) parece que podría también ser atar; quizá Tolkien en esa época pensó en dos representaciones de la misma forma (una más amplia) ata-. El plural #atári aparece como parte del compuesto Atanatári “Padres de los Hombres”, comprobado en varios lugares, como en WJ:39 (también consta el genitivo plural Atanatárion en WJ:175). Repetidamente Tolkien cambiaba de idea en cuanto a las formas de esta palabra; las variedades Atanatardi y Atanatarni pueden también encontrarse (WJ:174, 166/174). Si atar “padre” tuviera el radical #atar-, requeriría de una forma primitiva como *atar(-) con o sin una vocal final corta (ver Anar “Sol” derivado del primitivo anâr, LR:348 s.v. anár-, y con la forma plural #anári (comprobada como parte de un compuesto en PM:126), en lugar de **anari). Las formas radicales #atard- y #atarn- que Tolkien experimentó con cierta frecuencia (la primera de ellas ya insinuada en el Qenya Lexicon, QL:33), requerirían igualmente de formas que incluyeran la consonante “extra”, probablemente *atardo y *atarno respectivamente. Veamos por ejemplo el halatir “martín pescador” Quenya convertido en halatirn- ante las terminaciones porque la palabra desciende del Quendiano Primitivo khalatirno (LR:394, ver tir-). En el texto que nos ocupa, Tolkien no escribió ni *Atáremma ni *Atardemma, tampoco *Atarnemma cuando quiso traducir “nuestro Padre”, por lo que esta versión del Padrenuestro no puede ser contemporánea con cualquiera de esos experimentos. El propio Átaremma que tenemos aquí, podría ser otro experimento con la forma precisa y el comportamiento exacto de la palabra Quenya que significa “padre”.
care
verbo: “hacer”. Las Etimologías citan un radical kar- “hacer, construir” (LR:362). Se cita también un verbo Quenya karin “hacer, construir”; el mismo verbo en su forma plural aparece en WJ:391, en la frase i karir quettar ómainen, “aquellos que hacen palabras con las voces” (La diferencia entre kar- y car- no tiene importancia; esta persistente inconsistencia se halla presente de forma continuada a lo largo de todo el trabajo post-LotR de Tolkien, y en teoría, tanto la k como la c representan a la tengwa kalma en los “manuscritos originales”). La forma karir (carir) ejemplifica la forma plural del tiempo aoristo, usado en este caso para determinar una “verdad o realidad intemporal”. Car- es un ejemplo de los llamados “verbos básicos” formados directamente a partir del radical (en este caso kar-) sin terminaciones añadidas (como las frecuentes terminaciones verbales -ta y -ya). En el idioma primitivo, los verbos básicos podían recibir la terminación *-i asociada al aoristo (aunque no se sabe muy bien si esta terminación forma “realmente” el aoristo o simplemente se trata de un recurso por el que la mera ausencia de otra terminación indicaría que el verbo debe ser entendido como aoristo). En Quenya, la *-i corta final del idioma primitivo se convirtió en -e (ver por ejemplo are “día” del primitivo ari, LR:349 s.v. AR1-). El aoristo primitivo *kari se convirtió igualmente en care como en el texto que nos ocupa, aunque si se añade cualquier terminación de forma que la *-i no sea la final, retendrá su cualidad original: así pues, tendríamos el plural karir (carir) en lugar de *karer. En el aspecto semántico, la diferencia entre el aoristo care, cari- y el presente continuo *cára, sea quizá comparable a la distinción que se hace en inglés entre “hace” y “está haciendo”. Si hemos interpretado correctamente la oración na care indómelya como una construcción sin sujeto, *”deseo que [uno, alguien] haga tu voluntad”, tendremos claro porque se usa aquí el aoristo: al igual que en i karir quettar, donde la idea es que los elfos (permanentemente, generalmente) “hacen palabras”, la idea aquí es que la voluntad de Dios “debería hacerse” (siempre). El aoristo determina una “acción indefinida, ilimitada o imposible de abarcar por ningún período determinado de tiempo”. Por otro lado, *na cára indómelya con la forma continua de car- podría quizá considerarse como una oración adecuada a una situación determinada, expresando el deseo de que la voluntad de Dios “se esté haciendo/llegue a hacerse” en un tema particular o definido. No todas las formas del aoristo del texto que nos ocupa se comportan de la manera que cabría esperar según los otros ejemplos. Peculiarmente, la terminación -e no parece convertirse en -i cuando se añade una terminación. Un ejemplo de un aoristo con “buen comportamiento’ y que ya hemos citado varias veces: la última fuente reproducida en WJ:391 (1960), indica que el aoristo plural de car- es carir (escrito allí como karir). Esto concuerda con la mayor parte del material más temprano, muy anterior al texto que nos ocupa. En el propio Padrenuestro, aparece el que esencialmente es el mismo verbo con un prefijo, encontrándonos la forma úcarer. ¿Porqué no *úcarir? De igual forma podríamos esperar la aparición de *apsenit en lugar de apsenet “[nosotros] les perdonamos” que es probablemente otro aoristo; esto es porque la -t “ellos/a ellos” del sufijo pronominal impide que la *-i sea el verdadero final, por lo que no debe cambiar a -e. Estos no son los únicos ejemplos. En SD:290, reproduciendo una fuente de 1945-46, tenemos la extraña forma ettuler *”aparecer”. De nuevo esperaríamos encontrarnos *ettulir, con arreglo al sistema usado por Tolkien en las Etimologías (1935; LR:395, ver tul- que tiene a tulin como “yo vengo” en lugar de *tulen), y los borradores más antiguos de LotR (ver sile frente al plural silir, en lugar de *siler en RS:324). El LotR publicado no contiene ejemplos de un aoristo, pero las formas carnemírië “enjoyado de rojo” y airetári “reina sagrada” que aparecen en este trabajo, parecen emanar la misma rareza fonética: la e de carne y de aire representa a la i primitiva (siendo sus formas ancestrales karani “rojo” y *gaisi “sagrado/a”),la cual, de no ser el verdadero final, “debería” permanecer como i. Estos ejemplos, ya vistos anteriormente en la entrada aire, no deberían evidentemente ser contemplados como “errores casuales” de Tolkien. Más bien parece ser que en la segunda mitad de los ’40 y primera de los ’50, su evolución del Quenya se hallaba en una fase en la que la cualidad original de la -e que se consideraba como descendiente de la -i corta primitiva, no se conservaba en ninguno de los casos. Quizá imaginó que ya se había producido el nivelado analógico extensivo, por lo que pensó que la -i original solo debía convertirse apropiadamente en -e cuando fuera final, introduciendo eventualmente esta nueva cualidad de la vocal en aquellos casos en los que no era la final. Así pues, carir como plural aoristo del verbo car- “hacer”, cambió a #carer como consecuencia de la analogía con care “hace”. Aunque parece ser que Tolkien cambió de idea más tarde (no mucho después de 1959-60), restableciendo el sistema antiguo, ya que reaparece el aoristo karir/carir en lugar de **karer en una fuente que data aproximadamente de 1960 (WJ:391). De igual manera cambió también carnemírië por carnimírië en la edición revisada de LotR (1966). Airetáre conservó su forma y no se vió alterado a *Airitári, ya que como hemos visto, el primer elemento se reinterpretó con el significado de “santidad”, en lugar de “sagrado”.
cemende
nombre declinado: “(como?) en/sobre la tierra”. En el apéndice del Silmarillion está la entrada “kemen “tierra” en Kementári, una palabra Quenya que hace referencia a la tierra como el “suelo” que se halla bajo menel “los cielos””. En las Etimologías, el radical kem- se define como “suelo, tierra”, produciendo las palabras Quenya kén (kemen) (LR:363). Esto probablemente no signifique que kén tenga una forma kemen alternativa. Cuando se escribieron las Etimologías, la terminación del genitivo Quenya era -(e)n, cambiada más tarde a -o. En algunos casos las palabras terminadas en -en se identifican explícitamente como genitivos singulares; por ejemplo: ailin “estanque, lago” tiene a ailinen como genitivo singular (LR:329 s.v. ay-). Por lo que respecta al radical kem-, probablemente Tolkien pensara que la palabra del Quendiano Primitivo que significaba “suelo, tierra” sería *keme, produciendo una *kêm en el Eldarin Común. En Quenya *kêm se convirtió en kén debido a que en el Élfico Alto o Noble, no estaba permitida una final en -m, así que hubo que cambiarlo por el sonido “permitido” más cercano: la -n. El Quenya sin embargo, si permitía una -m- en una posición intermedia; así nos encontramos con el radical talam- produciendo Q: talan “suelo”, cuyo plural es talami (LR:390). Así pues, en las Etimologías la palabra que define “tierra” es kén con su genitivo singular como kemen. Como ya se ha dicho, posteriormente Tolkien cambió la terminación del genitivo a -o con lo que lo esperable sería ver a kemen convertida en *kemo. Sin embargo, el genitivo kemen apareció en las narraciones como parte del título de Yavanna, que era Kementári “Reina de la Tierra”. Quizá Tolkien no estaba dispuesto a cambiarlo por *Kemotári. Esta podría ser la razón por la que reinterpretó kemen, poniéndolo en su forma nominativa y no en genitivo; esto hubiera requerido nada menos que postular un radical “expandido” kemen- (formado por medio de ómataina, con reduplicación del radical vocálico [WJ:417] y una -n sufijada). Por consiguiente, se mantuvo Kementári y se tradujo como “Reina de la Tierra”; el significado literal apenas difería de la traducción final, con lo que se produjo un impacto semántico mínimo. Aquí aparece Kemen, cemen en una extraña forma declinada: cemende. Podría tratarse de una forma locativa de algún tipo, aunque difiere de la terminación de locativo normal y bien conocida -sse (que aparece también en este texto; ver lúmesse). No está muy claro si la terminación es -de o -nde (si fuera la última, aquí se hallaría simplificada a -de puesto que la palabra propiamente dicha termina ya en -n); ver Erumande. Si la terminación fuera -(n)de no sería un locativo, sino cierto tipo de “comparativo” indicando que cemende y Erumande están comparándose con algún otro (“en la tierra como en el cielo”). Es interesante advertir que una terminación -ndon con el significado de “como” figura en algunos poemas “Qenya” de los primeros años ’30: wilwarindon “como una mariposa”, taurelasselindon “como hojas de los bosques” (MC:213-215; compararlos con wilwarin “mariposa” y #taure-lasseli “bosque-hojas”). Podría ser que en el texto que nos ocupa -nde sea una variedad posterior del anterior -ndon. [En VT43, cemende se interpreta como cemen + -se, siendo el último elemento una terminación corta de locativo con el desarrollo -ze > -de, siguiendo a la n. Como ya he apuntado en otros lugares, este desarrollo parece bastante ad hoc; normalmente lo que esperaríamos ver sería una ns convertida en ss y no en nd].
ëa
en primer lugar el verbo “es, existe” (UT:305/317, VT39:7), también el imperativo “¡sé!” Adevertir que ëa es más fuerte que la simple cópula , aunque ambos pueden traducirse como “es”. La forma ëa se usa también como nombre (en ese caso con la forma Ëa), y en la creación de Tolkien ese es el nombre del Universo que se formó cuando Ilúvatar concedió una existencia independiente a la Música de los Ainur. Sin embargo, en el texto que nos ocupa esta palabra se usa aparentemente traducida como “cielo” (a menos que, como sugerimos antes, i ëa han ëa signifique *“quien está sobre el universo”). El verbo ëa es aquí la palabra básica, por lo que su aplicación como nombre es algo secundario: “Los Elfos llamaban al Mundo, al Universo, Ëa - Lo que Es” (Nota al pie en Cartas:284). “Este Mundo o Universo, [el Creador] lo llamaba Ëa, que es una palabra élfica que significa ‘Lo que Es’” (MR:330). Por lo que respecta a este palabra, se advierten ciertas insinuaciones en lo escrito por Tolkien en “Quendi & Eldar” (VT39:6-7): “La última presencia de la ñ intervocálica, después desaparecida en Quenya, podría detectarse considerando las relaciones entre tëa “indica” y... tengwe “signo”, y la comparación con ëa “existe” junto a engwe “cosa””. Tengwe “signo” representa al primitivo teñ-wê “signo, muestra” (VT39:17), la ñ denotando la ng (LR:346, MR:350). Advertir que la primitva ñ + w pdoduce la ngw Quenya, al tiempo que se pierde la ñ intervocálica: Tëa “indica” (derivado de la misma raíz teñ- [WJ:394] como teñ-wê > Q: tengwe), representa claramente al antiguo *teñâ. Comoquiera que Tolkien menciona también al Quenya ëa “existe” y a engwe “cosa” en este contexto, deberemos admitir obviamente que descienden de *eñâ y *eñ-wê (aunque él no proporcionó de manera directa dichas formas primitivas). Parecería que el radical primitivo relativo o referente a la “existencia” debería ser eñ- (*eñe). *Ëñâ sería un primitivo verbo de radical-A, el origen del Quenya ëa que significa “es, existe”. Asimismo, ëa podría interpretarse como el imperativo “¡sea!”, siendo este significado importante en el uso de Ëa como el nombre del universo, ya que Eru dio existencia a la Música de los Ainur con esta orden: “¡Sé que lo que desean vuestras mentes es que lo que habéis visto se haga realidad... incluso como vosotros mismos sois, y aún otros. Así pues, yo digo: ¡Ëa!¡Que sean esas cosas!” (Ainulindalë). Este imperativo ëa podría referirse a *eñ(e) â, siendo el último elemento la primitiva partícula imperativa “originalmente independiente y variable en su ubicación” (WJ:365; compararlo con la primitiva frase imperativa hek(e) â > Q: heka! “¡sea ido!”,WJ:364-365). El hecho de que la palabra ëa aparezca en la traducción del Padrenuestro es una pista importante en cuanto a su antigüedad, ya que esta palabra (o al menos /Ëa como nombre del universo) no parece haber formado parte de la mitología de Tolkien antes de 1951; ver LR:338, MR:7, 31.
elye
pronombre enfático “tú”. Comprobado previamente en Namárië (escrito allí con diéresis: elyë); ver emme más adelante para una mayor información. [Si as elye debiera ser en realidad aselye en una sola palabra, el pronombre enfático elye no debería aparecer en este texto.]
emme
pronombre enfático: “nosotros” exclusivo. También con terminación de dativo: emmen “(por/para) nosotros”. Una nueva palabra en sí misma, pero cuya aparición confirma un patrón reconocido durante mucho tiempo: que las terminaciones pronominales pueden convertirse en pronombres enfáticos independientes simplemente con una e- prefijada. Hasta ahora, nuestro único ejemplo era elyë “tú” (“incluso tú” si ha de ser enfatizado) en Namárië. Este es un pronombre enfático independiente correspondiente a la terminación pronominal -lyë, como queda claro en la última línea del poema: Nai hiruvalyë Valimar! Nai elyë hiruva! “¡Puede que encuentres Valinor! ¡Puede ser que incluso tú lo encuentres!”. Para entender la terminación -mme denotando un “nosotros exclusivo” podemos fijarnos en firuvamme; de esta forma veremos que emme tiene la misma relación con la terminación -mme que la que pueda tener elye con la terminación -lye (Sólo conocemos un pronombre enfático, la forma de primera persona inye “yo” en LR:61, que conecta con la terminación pronominal -nye. La forma inye en lugar de **enyë se ha considerado como una excepción a la regla normal [la i- prefijada en ese caso podría ser un reflejo del radical vocálico de NI2- “yo”, LR:378]. La forma emme sustenta la teoría de que inye es una excepción, el prefijo empleado normalmente para derivar pronombres enfáticos es e-). La forma dativa emmen indica que los pronombres enfáticos pueden llevar terminaciones de caso, nuestro primer ejemplo de esto.
Eruo
nombre declinado “de Dios”, genitivo de Eru “Dios” o literalmente “El Único”. El genitivo de Eru ya se hallaba comprobado en la frase Oienkarmë Eruo “la perpetua producción del Único [Eru, Dios]” (MR:329, 471); para la terminación -o del genitivo ver su entrada independiente. Todas las fuentes están de acuerdo en que el nombre divino Eru (que los elfos pronunciaban solamente en las ocasiones más solemnes: WJ:402/MR:211) debe interpretarse como “El Único”: “Estaba Eru, el Único, aquel a quien en Arda llamaban Ilúvatar...” (Ainulindalë). Cuando el rey elfo Finrod preguntó a Andreth que nombre daba a Dios su tribu humana, este respondió: “el mismo que le dáis vosotros [los elfos], aunque suena diferente: El Único” (MR:352). Más allá de estas simples especulaciones acerca del significado de Eru, nos encontramos con que su etimología como palabra Quenya no se halla especialmente investigada en lugar alguno (ver no obstante SD:432 en relación con Êru como palabra Adûnaica). Sin embargo, en Cartas:384, Tolkien se refería al “importante elemento ER (en élfico) = “uno, solo,solitario, único””. Una razón para esa “importancia” podría ser probablemente que se tratara de la base del nombre divino. Este “elemento” aparece tanto en las Etimologías como en el Qenya Lexicon como ERE- “estar solo, desheredado” (LR:356) o “permanecer solo” (QL:36). En estas fuentes, el radical vocálico se halla duplicado y sufijado: ERE en vez de ER, aunque esto sea tan solo una manera de marcar el radical (Ver firuvamme para conocer más del radical PHIR- citado también como PHIRI con la vocal repetida; ver también quanta en relación con el radical KWAT citado también como KWATA-). El nombre Eru debe venir derivado de la forma más simple er como figura en Cartas:384, sin ómataina (radical vocálico duplicado y prefijado). La forma primitiva del nombre sería *Erû, incluyendo la misma terminación masculino/animado que llevan las palabras primitivas atû “padre” (LR:349 s.v. ATA- “padre”) y kerû “poseedor” (Cartas:178, 282, con el radical dado como KHER- “poseer”, LR:364). Asegurar si Tolkien pensaba que este nombre aparecía ya en el idioma primitivo, es por supuesto otra cosa: lo que los Eldar sabían acerca de Eru, debieron aprenderlo después de ir a Valinor y ser instruidos por los Valar (WJ:402 s.v. Eru). El nombre Quenya Eru se supone que es una traducción de cierto nombre Valarin que no se revela en sitio alguno (WJ:402, 403). En cualquier caso, un nombre que signifique “El Único” es por supuesto aplicable al Dios de la concepción monoteísta judeocristiana, por lo que Tolkien podía traducirlo perfectamente como Dios cuando traducía textos católicos/cristianos al Quenya.
Eruanno
nombre en genitivo “de gracia”, claramente un compuesto de Eru “Dios, el Único” (ver más atrás). El nominativo podría ser también #Eruanno (ya que la terminación -o del genitivo es invisible cuando va añadida a palabras que ya terminan en -o; ver i·Kiryarmo “del marinero” en UT:8), aunque esto podría dejar oscurecido el elemento final del compuesto, debido a que no se conoce ninguna palabra como *anno. El otro posible nominativo podría ser #Eruanna, que conformaría una palabra significativa: varias fuentes (como el apéndice del Silmarillion) dan anna como la palabra Quenya con el significado de “regalo, don”. En las Etimologías, LR:348, se encuentra derivada de un radical preposicional ANA1- “a, hacia”, del que procede el primitivo anta- “presentar, dar”, un verbo que se encuentra también en Quenya y que en efecto, aparece en el texto que ahora nos ocupa (ver la entrada anta). Quizá anna “regalo” represente a un viejo participio *an-nâ formado directamente a partir del radical y usado finalmente como nombre: “lo que está traído hacia delante, presentado, dado”. Culquiera que sea la etimología exacta de anna, el compuesto *Eruanna parece denotar gracia percibida como don divino, la gracia de Dios. En el corpus publicado, la única otra palabra que encontramos con el significado de “gracia” es lis (list-), en el antiguo Qenya Lexicon pág. 54. Esta palabra se desarrolló a partir de una idea completamente diferente: el significado de la raíz sería dulzura (p.55; ver LIS- “miel, dulce” en las Etimologías LR:369, y lisse-miruvóreva “de dulce aguamiel” en Namárië de LotR). Sin embargo, es interesante observar que la palabra griega kharis “gracia” (relacionada con la palabra kekharitômenê “uno/alguien favorecido” del texto griego del Ave María, ver Lucas 1:28), está asimilado con la “gracia de Dios” que aparece en 2 de Corintios 9:14-15: “Y con su oración por vosotros manifiestan el cariño que os tienen, por las extraordinarias gracias que habéis recibido de Dios. Gracias sean dadas a Dios por su don infalible...” (extraído de la Biblia de Jerusalen). Quizá fuera este pasaje y otros similares hallados en la Biblia los que inspiraron la palabra #Eruanna como el término Quenya para definir “gracia”.
Erumande
nombre declinado: “(como?) en el cielo”. Como se indica en el análisis sintáctico anterior, no es del todo segura la forma del nominativo de esta palabra. Como quiera que el nominativo de cemende “(como?) en la tierra” es cemen, podríamos aceptar con facilidad que lo que ahora nos ocupa fuera #Eruman declinado de la misma oscura manera (Obviamente, no se trata del mismo Eruman que aparece en LR:356 s.v. ERE-, el cual es un desierto al N.E. de Valinor). Esta “extraña” terminación de “locativo” (?) podría ser incluso #-nde, simplificada a #-de al ser añadida a una palabra terminando en -n (como cemen); en ese caso, el nominativo sería #Eruma. A ambas palabras se les pueden atribuir etimologías más o menos aceptables. #Eruman podría incorporar “el elemento Valarin aman, man ‘bendito, santo’ [que los elfos] aprendieron de Oromë”; así pues #Eruman identificaría el “cielo” como la sagrada y bendita morada del Único (PM:357). También es posible que #man signifique “lugar, sitio”, con lo que #Eruman sería “El Lugar/Sitio de Dios”: una palabra men “lugar, punto” apaerece en las Etimologías (LR:372 s.v. MEN-) aunque con síntomas de que al final Tolkien la cambiara por #man o #mane (quizá tuvo problemas de homofonía con el pronombre dativo #men “para nosotros”): en SD:56, en una versión antigua de las palabras pronunciadas por Aragorn en su coronación, la palabra con el significado de “aquí, en este lugar” aparece como símane (evidentemente sí-mane “este sitio” cf. símen en La Canción de Fíriel; ver la entrada síra). Por otro lado, si aceptamos que el nominativo es la forma más corta #Eruma estaríamos viendo la incorporación de una terminación bastante común como sería -ma, primitivo -mâ. Aunque esta terminación es en primer lugar “un sufijo frecuente en los nombres de implementos” (WJ:416),lo que claramente no es apropiado en este caso, puede tomarse también en un sentido más general. Por ejemplo, el nombre #corma “anillo” (comprobado en LotR como parte de los compuestos Cormarë “Día del Anillo” y cormacolindor “los portadores del Anillo”, este último traducido en Cartas:308), se refiere claramente al radical KOR- “redondo” (LR:365). Así que un #corma es simplemente una *”cosa redonda”. De igual manera, #Eruma podría probablemente ser simplemente “algo (un lugar en este caso) asociado con Dios”... como lo es el “cielo”. En lo relativo al significado exacto de #Eruma(n) (al margen de su etimología), podríamos decir que parece determinar la morada o presencia del Único, evidentemente el “lugar de más allá” en el que antes de Ëa, se desarrolló lo que se ha dado en llamar La Música de los Ainur. Estas serían “las remotas regiones que [Eru] había creado para los Ainur”, donde más tarde “algunos moraban aún con Ilúvatar más allá de los confines del Mundo”, mientras que otros las dejaron para entrar en Ëa (ver Ainulindalë). Ya que Melkor también se fue, deberemos aceptar que era ese un lugar en el que la voluntad de Eru reinaba suprema y sin discusión (“tu voluntad se haga en la tierra como en el cielo”). Así pues, #Eruma(n) podría usarse para traducir “cielo” como morada de la deidad; #Eruman estaría más allá del universo en su conjunto. Los Númenóreanos instruidos por los elfos, “no concebían el cielo como una residencia divina” (Cartas:204) (lo cual podría explicar porque Tolkien no usaba menel “cielo” (Q) en el caso de esta oración concreta. Menel solo es “la región de las estrellas” (RGEO:72), “el firmamento” (SD:401), “la aparente cúpula en el cielo” (MR:387), los cielos “físicos” sobre la tierra “física” (ver el índice del Silmarillion, entrada kemen, estudiada más atrás en el apartado de cemen). Menel no se refiere a la morada de Dios.
esselya
nombre con terminación pronominal: “tu nombre”. La terminación posesiva -lya “tu, tuyo” se corresponde con la terminación verbal -lyë “tu” (ver elye). En el texto que nos ocupa también aparece -lya en las palabras aranielya “tu reino”, indómelya “tu voluntad” y mónalyo “de tu vientre”, en el último caso con la terminación -o del genitivo añadida (desplazando por regla general a la -a final de -lya). La terminación -lya tan sólo se halla contrastada anteriormente en una ocasión: tielyanna “sobre tu camino” (UT:22 s.v. 51); su desglose sería tie-lya-nna “camino-tu-sobre”, y se corresponde con la terminación -lyë “tu” (ver -mma para un desarrollo dela relación entre los sufijos pronominales de sujeto y posesión). El nombre al que -lya está sufijado en esta ocasión (esse “nombre”), es bien conocido en Quenya y aparece en el apéndice E de LotR como el nombre “moderno” de la tengwa número 31. Esse aparece también en varias formas y compuestos en MR:214-217, reproduciendo una fuente post-LotR. Se encuentra también en las Etimologías, donde se cita como derivada del radical ES- “indicar, nombrar” (LR:356). La forma antigua no se da en ningún sitio, pero probablemente sería *essê, con la terminación empleada frecuentemente para derivar nombres de cosas intangibleso abstractas: los ejemplos incluyen formas primitivas como rênê “recuerdo” (PM:372 s.v. REN-), slîwê “enfermedad” (LR:386 s.v. SLIW-), o tûrê “maestría, victoria” (LR:395 s.v. TUR-). *Essê de ES- no es sin embargo totalmente paralelo a estas formaciones; en lugar del alargamiento del radical vocálico (que habría producido el primitivo **êsê > Q:**éze/ére), es la consonante s del radical la que se alarga. Esto podría compararse con la derivación del nombre primitivo lassê “hoja” de la base LAS- (en las Etimologías LAS1-, LR:367; ver también Cartas:282). En el ensayo Quendi y Eldar, Tolkien explicaba que la “verdadera relación” de la derivación de lassë con su radical LAS- podía expresarse como laS-ê (VT39:9), denotando la S mayúscula un alargamiento o refuerzo consonántico. De forma parecida, la relación de *essê con su radical ES- podría describirse como *eS-ê (Compararlo con #massa “pan” de radical MBAS-; ver massamma).
etelehta
verbo “liberar”. Parecería que la parte #lehta- sería esencialmente la misma que el verbo Quenya lehta- “aflojar, soltar” encontrado en las Etimologías, en LR:368, derivado del radical LEK- “aflojar, soltar” (primitivo *lektâ-; este podría ser uno de los casos en los que la terminación -tâ no añadiera significado alguno al propio radical). Está estrechamente relacionado con el Noldorin/Sindarin leithia “liberar” (como verbo; nombre leithian como en la Balada de Leithian o “La Liberación del Cautiverio” a la que se hace referencia en el primer párrafo del capítulo 19 del Silmarillion). A diferencia del significado más mundano del Quenya lehta- “aflojar, soltar”, estas formas en Sindarin parecen principalmente conllevar una “liberación”, lo cual ocurre también con el verbo Quenya más largo etelehta- del texto que nos ocupa. El elemento prefijado ete- podría evidentemente ser comparable al prefijo Quenya et- que en las Etimologías, está derivado del radical ET- “salir” (LR:356; el prefijo así visto, es indefinido, pero claramente tiene el mismo significado que el radical). Etelehta- podría significar literalmente “salir a la libertad” (aquí en Noruega (2) usamos la palabra ufri “entregar”, con el sentido de “entregar a alguien al peligro”); la idea es que el objeto es “sacado del peligro”, de una situación amenazante o sorpresiva. Es interesante ver como el prefijo et- se alarga a ete- allá donde de otra manera se produciría un grupo consonántico imposible (en este caso sería *tl). Pudiera ser que la segunda e fuera la duplicación del radical vocálico de ET-; por otro lado, podría también tratarse simplemente de la vocal conectora e como en la forma alativa Elendilenna “a Elendil” en PM:401 (Elendil-e-nna). La forma corta del prefijo, et-, puede aparecer solo cuando está prefijado a palabras que comiencen por una vocal o por una de estas consonantes: s-, t-, w-, y- (en el caso de la t- tenemos un ejemplo comprobado: ettuler en SD:290). Otra función de la forma ete-, sería la de impedir grupos imposibles (No obstante, en un viejo ejemplo, el primitivo etkelê *“corriente” lleva t y k con metátesis, y el Quenya ehtele “fuente” viene de ektele. Ver LR:363 s.v. KEL-. Si esta palabra Quenya se hubiera acuñado después en vez de ser descendiente del período más antiguo, quizá hubiera tenido la forma **etekele).
(2): Noruega es el país natal del autor (n. del t.)
firuvamme
verbo en tiempo futuro con terminación pronominal: *“[nosotros] moriremos”. El verbo fir- “apagarse, marchitarse, morir” se menciona en MC:223, referido claramente al radical PHIR- de las Etimologías (LR:381), el cual produce palabras que tienen que ver con la muerte y la mortalidad. La base en concreto no se define en las Etimologías, pero en MR:250, se explica que el verbo fírë (¿léase *firë?) significaba originalmente “‘expirar’ en el sentido de ‘suspirar’ o ‘exhalar un soplo profundo’... Con esta palabra se referían los Eldar a la muerte de los Hombres”. Esto se halla confirmado por una referencia en WJ:387; ahí se señala al radical como PHIRI-, glosado como “exhalar, expirar, soltar un suspiro”. En el texto que nos ocupa aparece fir- en futuro, denotado por la bien conocida terminación -uva (con muchas comprobaciones, como kenuva “verás” en MC:221 o heruva “encontrarás” en Namárië; también aparece en el texto que estamos analizando, en la palabra tuluva). La terminación pronominal -mme determina al “nosotros exclusivo”, que es un “nosotros” que no incluye a la persona a la que nos dirigimos. Si estamos hablando de algo concerniente a “nosotros” a una persona incluida en ese “nosotros”, deberemos emplear la terminación -lme del “nosotros inclusivo”. Anteriormente, la terminación -mme del exclusivo tan solo se hallaba comprobada mediante la palabra vamme “no querremos” en WJ:371. Esta corresponde a los pronombres independientes #me (ver áme) y emme, más la terminación posesiva -mma “nuestro”, que se ve en Átaremma y massamma.
han
es evidentemente una preposición, aunque de significado incierto: “¿en?, ¿entre?, ¿dentro?, ¿sobre?” [VT43:14, cita a han = “más allá” como proveniente de un manuscrito muy tardío (sobre 1970).] Esta preposición, si es lo que parece ser, describiría la relación “espacial” entre Eru y Ëa, entre Dios y el Universo —sin embargo esto no deja de ser algo imaginario—. No se puede ofrecer una etimología realmente fiable. El radical KHAM- “sentar, situar”, sólo sería importante si han se refiriera a algún tipo de posición estacionaria (la -m final, se transforma normalmente en -n en Quenya). Por desgracia, todo lo que Christopher Tolkien reprodujo de esta entrada en las Etimologías se reduce al verbo ham- “sentar”; “las otras variantes son demasiado caóticas y oscuras como para ser tenidas en consideración”. Otra sugerencia, sería han como variante de la conocida preposición an, glosada en las Etimologías como “a, hacia” (LR:374 s.v. NA2-); si es así, se está usando aquí con una forma diferente en su significado, ya que “a” no tendría demasiado sentido en ese contexto. Mediante esta teoría, la h- prefijada a an sería simplemente una consonante “intrusa”, insertada con el fin de evitar dos a en una misma secuencia (la palabra que va ante han es ëa). No obstante, en ningún ejemplo Quenya de este tipo se observa la inserción de una h. Podríamos advertir que en un texto reproducido en MC:217, aparentemente una variedad del Gnómico (aunque en cierto modo más cercano al Sindarin que al Gnómico del GL), aparece la frase han Nebrachar. Esto se tradujo como “sobre Nebrachar”. Debemos sin embargo ser muy cuidadosos a la hora de extraer conclusiones basadas en una oscura variante del Gnómico, cuando analizamos el Quenya estilo LotR, pero si la palabra han tiene ese mismo significado en el texto que nos ocupa, Átaremma i ëa han ëa significaría *“nuestro Padre quien está sobre Ëa”, como si Tolkien hubiera usado un circunloquio en lugar de traducirlo como “quien está en el cielo” directa y literalmente (Sin embargo, la palabra Quenya que normalmente tiene el significado de “sobre” es or, como aparece en El Juramento de Cirion). [En VT43 se argumenta que i ëa han ëa significa “quien está más allá de Ëa”, lo que ya sería un circunloquio. El hecho de que han aparezca con el significado de “más allá” en un manuscrito 15 o 20 años anterior al texto del Padrenuestro, no puede verse como algo definitivo en relación con su significado. Sin embargo, otra versión de la oración usaba en este caso la palabra pella, una palabra Quenya bien conocida que significa “más allá”. Todo esto indicaría que la intención real era decir “quien está más allá de Ëa”.]
Héru
nombre “Señor”. Otras fuentes como el apéndice del Silmarillion y las Etimologías, dan heru con una e corta, aunque también en las Etimologías descubrimos una vocal larga en la conocida palabra del Viejo Noldorin khéro “maestro” (LR:364 s.v. KHER-). En Cartas:283, se señala a hér como la palabra Quenya que significa “señor”, aunque Tolkien añade heru entre paréntesis como alternativa; la nueva forma héru parece combinar ambas alternativas. En VT41:9, reproduciendo un documento que data de los últimos ’60, vuelve a aparecer la palabra Quenya hér, relacionada por el propio Tolkien con el khêr del Eldarin Común. En PM:210 se dice que la palabra Quenya con el significado de “señor” es heru, hêr-; esto podría significar que la palabra heru se transforma en hér- si se le añade una terminación (p.e.: el genitivo *héro), aunque no se sabe a ciencia cierta lo que Tolkien pensaba al respecto. Una vez más parece que héru combina a heru y a hér-. Por lo que respecta a la etimología, la forma primitiva de heru (sic) se da como kherû “amo” en Cartas:178,282; la raíz se da como KHER- “dominio, posesión” (s.v. KHER- “regla, gobierno, poder” en las Etimologías,LR:364). La terminación podría simplemente determinar algo animado (masculino), como en el primitivo atû “padre” o *Erû “el Único” (para más referencias, ver más atrás el estudio de Eru bajo la entrada Eruo), aunque en el primitivo kherû la terminación tenía cierta significancia “de agente”: para esclarecer el significado de la raíz, diremos que un kherû es un “señor” percibido como “posesor, poseedor, dictador de reglas, gobernador”. La variedad héru en el texto que estamos analizando, debe asumirse como representativa de una forma primitiva alternativa *khêrû con refuerzo del radical vocálico. Este tipo de refuerzo es muy común (aunque no universal) en conjunción con , la otra terminación que puede ejercer tanto de agente como de simple masculino; por ejemplo el radical KAN- “llorar”, produce un nombre primitivo kânô “clamador, heraldo” (PM:361,362; se dice que este es un ejemplo de “la forma más antigua y simple de la función de agente”). Quizá entonces, la terminación mucho más rara, pudiera combinarse también con un refuerzo del radical vocálico. Una última posibilidad, sugerida anteriormente en relación con la (de algún modo sorprendente) forma Átaremma en vez de Ataremma con el significado de “Padre Nuestro” (teniendo atar “padre” una vocal inicial “corta” en todas sus otras apariciones), es que por regla general, los nombres comunes puedan ser reforzados mediante alargamiento vocálico cuando se usen como títulos divinos. Así tendríamos atar > #Átar y quizá de igual manera heru > Héru.
hyame
verbo “orar”, comprobado en conjunción con la partícula imperativa á (que podría ir directamente prefijada para producir áhyame; como ya se ha indicado, no está muy claro como deberíamos leerlo en el manuscrito de Tolkien). Hyame parecería representar al radical no declinado del verbo “básico” #hyam- “orar”, nunca antes comprobado. Hasta el momento solo conocíamos Erukyermë “Plegaria a Eru” en UT:166,436. Como quiera que el grupo ky podría resultar un tanto anómalo en Quenya (generalmente la ky primitiva se convierte en ty), se ha sugerido que Erukyermë podría ser una interpretación errónea de **Eruhyermë en el manuscrito de Tolkien. Esto apuntaría a **hyer- como radical del verbo “orar”, que sería ligeramente similar al #hyam- que viene en el texto que nos ocupa. Sin embargo, Christopher Tolkien indica en una carta a David Salo que la lectura Erukyermë es ciertamente correcta; la forma en cuestión aparece repetidamente en un “manuscrito a máquina” que fue además corregido cuidadosamente por su padre. Por supuesto el #kyer- de Erukyermë es sin duda absolutamente inconexo con el #hyam- del Ave María, aunque al parecer sus dos radicales verbales tienen el significado de “orar” (la palabra Erukyermë fue probablemente acuñada más o menos una década después de hacerse la traducción del Ave María, y se encontró en un texto escrito aparentemente no mucho antes de 1965; ver UT:7). No se propone etimología alguna para #hyam-; posiblemente requeriría de un radical primitivo como *KHYAM- o *SYAM-, *SKYAM-, o algo parecido.
i
1): artículo determinado: i Héru “el Señor”, i yáve “el fruto”; 2): pronombre relativo “quien”, tanto en singular como en plural: Átaremma i ëa... “nuestro Padre quien está...”, tien i úcarer “aquellos quienes ofenden/pecan”. Ambos usos se hallan bien comprobados con anterioridad; en lo relativo al artículo, tenemos por ejemplo i eleni “las estrellas” en Namárië. La frase i Eru i or ilyë mahalmar ëa “el Único que está sobre todos los tronos” en El Juramento de Cirion (UT:305,317), incluye las dos funciones descritas de la i: artículo y pronombre relativo. Ver la frase i karir quettar “aquellos que hacen palabras” en WJ:391, donde apreciamos la i usada como relativo plural. En las Etimologías se confirma que i es “en Q. el artículo indeclinable “el/la/lo’”; se deriva de una base I- que se define como algo llamado “partícula deíctica” (LR:361). Quizá debamos entender que el Quendiano Primitivo no tenía un artículo determinado como tal, sino tan solo una partícula con un primer significado “ese” debilitado posteriormente a “el” (p.e.: el primitivo *i galadâ “ese árbol > Quenya *i alda “el árbol”). Los artículos determinados de las lenguas románicas no son más que eso: su ancestro, el Latín, no contaba con una palabra determinada con el significado de “el/la/lo”, con lo que el significado de los demostrativos latinos (como ille, illa) fue debilitado hasta producir artículos como la o el. No hay nada en las Etimologías acerca de la i usada también como pronombre relativo, aunque esto no resulta sorprendente. Tenemos por ejemplo el alemán, en el que los artículos der, das, die (válidos para los diferentes géneros y números) se usan también como pronombres relativos.
ilaurëa
adjetivo “diariamente, cada día”: ilaurëa massamma “nuestro pan de cada día”. La palabra como tal, es nueva, aunque en el centro de ella podemos distinguir el nombre conocido aurë “día”. En las más tempranas ediciones del Señor de los Anillos, en el apéndice D se mencionaban aurë y lómë como las palabras Quenya con los significados “día” y “noche”, aunque este retazo de información en particular se omitió en la edición revisada. En cualquier caso, aurë reaparece en el capítulo 20 del Silmarillion, cuando se lamenta Fingon utúlie’n aurë “el día ha llegado”, antes de Nirnaeth Arnoediad (“Las Lágrimas Innumerables”, la quinta batalla de las guerras de Beleriand) (siguiendo después Húrin con aurë entuluva “el día volverá de nuevo”, una vez ya se había perdido la batalla). En el apéndice del Silmarillion, en la entrada ur- “calor, estar caliente”, se define a aurë como “luz del sol, día”. En las Etimologías el radical UR- “estar caliente” estaba tachado (LR:396), aunque Tolkien debió reinstaurarlo más tarde: la palabra Urimë (o Úrimë) como nombre del mes de Agosto que aparece en el apéndice D de LotR, se deriva claramente de este radical, y la entrada ur- del apéndice del Silmarillion confirma este punto. Sin embargo, la palabra aurë no consta en las Etimologías incluso apareciendo en ellas el radical UR-. La a añadida en aurë debería contemplarse como un ejemplo de infijo-A, paralelo al proceso resultante en las formas primitivas de este tipo, como thausâ “sucio” del radical THUS- (LR:393), o taurâ “poderoso” de TUR- (LR:395). En Quendi y Eldar, Tolkien estableció que las palabras formadas mediante infijo-A “eran en su mayoría “intensivas” como en... [la Quenya] taura “muy poderoso, vasto, de poder o medida ilimitados” (*TUR-). Algunos otros eran “continuos”, como Vaire “La Tejedora” (*WIR-)” (VT39:10). En el caso de un radical como UR- no puede por supuesto distinguirse el infijo-A del prefijo-A, ya que no hay una consonante inicial. Que el radical *AUR- resultante, sea visto como “intensivo” o “continuo” es una cuestión de gustos; quizá el período de luz diurna pueda percibirse como “continuamente caliente” al ser comparado con la “fría noche”. La palabra primitiva completa con el significado de “día”, podría ser tanto *aurë (ya que la terminación puede usarse para derivar palabras definitorias de cosas abstractas o intangibles), como *auri (compararlo con el primitivo ari como fuente del Q. are “día” en LR:349; ver AR1-). Ilaurëa lleva el prefijo il- que seguramente tendrá relación con el radical IL- “todo” (LR:361). La misma fuente nos proporciona un ejemplo del prefijo il- “todo, cada uno”; aparece como parte de la palabra ilqa “todo, todas las cosas” (escrito mejor ilqua con arreglo al último sistema de Tolkien). En WJ:372, aparece también ilquen “todos” (incorporando a -quen “persona”). #ilaurë significa pues “cada/todo día” como nombre (aunque no tendría que existir necesariamente como una sola palabra); a esta forma se ha añadido la terminación adjetival -a para producir ilaurëa “diariamente, de cada día”. En cierto modo, esta palabra es similar a amaurëa, considerada como la forma poética para definir a la “aurora”, al “amanecer”, al “principio del día” (MC:223). Aunque también parece incorporar a aurë “día”, la terminación -a no es aparentemente adjetival en este caso, a menos que sea un adjetivo que pueda usarse también como nombre. Ilaurëa en cualquier caso pertenece a la parte del idioma a la que debería pertenecer. A propósito de la época, es interesante advertir que la palabra aurë “día” se halla incluida en el texto que nos ocupa. Mientras que palabras como aure “luz del sol, luz dorada, calidez”, ya habían aparecido en el Qenya Lexicon de 1915 (QL:33), esta otra palabra como término para definir “día” apareció relativamente tarde en la concepción de Tolkien y, aparentemente, no es anterior a los apéndice de LotR (En el “Qenya” Lexicon de 1915, las palabras con el significado de “día” eran kala de la luz del día como opuesta a la noche, y referido al día completo de 24 horas [QL:44,56], aunque en el Quenya posterior, reaparecieron estas palabras con un significado mucho más general: “luz” y “momento” respectivamente). Como se indicó más atrás, en las Etimologías de mitad de los ’30 la palabra que significaba “día” había sido are (LR:349, ver AR1-), y esta palabra ya era válida en los primeros bocetos de Tolkien para lo apéndices de LotR: en PM:127 tenemos una referencia al “día Eldarin o are”. Cuando Tolkien acuñó en un principio palabras del tipo de mettarë (mencionada en el apéndice D), como el último día del año, pudo perfectamente estar pensando en un compuesto de metta “fin” + arë “día”. Después parece ser que por alguna razón rechazó AR1- como el radical productor de palabras con el significado de “día”. Quizá introdujo la palabra élfica (apéndice D de LotR: “un día del sol al que llamaban y calculaban de primavera a primavera”), para conservar inalterables los compuestos como mettarë. Actualmente mettarë podría “reexplicarse” como metta “fin” + “día [24 horas]”, naturalmente acortando la é larga como final del compuesto. La palabra temprana are sobrevivió como áre “luz solar”, mencionándose en el apéndice E como el viejo nombre de la tengwa número 31. Pero en ese mismo lugar, se dice también que áre fue áze en un principio, indicando que Tolkien reconsideró al radical AS- y no AR- como había hecho en las Etimologías: El sonido r no fue considerado como original durante mucho tiempo, sino más bien como un original s (vía z). Para más detalles de AS-, ver la entrada arien del apéndice del Silmarillion; ver también ciertas fuentes post-LotR como MR:380, donde se dice que el nombre del sol era en principio Âs “cercano a ser interpretado como Calor, relativo a la Luz y el Consuelo”. En MR:380, se menciona también a Ázië, después Árië como el nombre del espíritu del sol, presentando el mismo desarrollo (s >) z > r que se aprecia en áze > áre. Aunque estas revisiones en la concepción de Tolkien sufrieron aún muchos más cambios. En las ediciones más tempranas de LotR, en el apéndice D, se cita la palabra Sindarin que significaba “día” (como concepto del ciclo completo de 24 horas), esta era aur. Algo que está superficialmente en concordancia con las Etimologías en las que la palabra Noldorin/Sindarin con ese significado se daba igualmente como aur (LR:349). Sobre la época en la que se escribieron las Etimologías, probablemente este aur se percibiera como la forma Quenya conocida ára “aurora” (la á larga en Quenya se corresponde con la Noldorin/Sindarin au, ver por ejemplo Q.:nár “llama” acuñada a partir del N/S.: naur, LR:374 s.v. NAR1-). El Sindarin aur “día”, tal y como aparece en el apéndice D de las ediciones más tempranas de LotR, podría similarmente haberse acuñado de la palabra Quenya áre “luz del sol” que se menciona (como el nombre de una tengwa) en el apéndice E (si Tolkien no hubiera cambiado el radical AR- por AS-). En Sindarin la r no puede considerarse anterior a la s; no hay en Sindarin nada parecido a un desarrollo como s > z > r (ni en el Noldorin de las Etimologías). Así que si Tolkien quiso conservar aur como la palabra Sindarin que significaba “día” (y claramente así lo hizo), deberemos buscar una nueva etimología; aur podría no estar relacionada con el nuevo radical AS-, sustituto de AR-. Más bien creo que Tolkien decidió derivar aur del radical (ya inventado) UR- que evidentemente, tiene que ver con “calor”, dando forma a un “infijo-A” (o un “prefijado-A”), una variante de ese radical que podría ser *AUR-, como se ha apuntado más atrás: En este caso, el sonido r sería original y simplemente, permanecería inalterable en Sindarin. No obstante, esta derivación nos lleva a la cuestión de si se habría o no acuñado un nuevo término en Quenya (que en este caso debería ser algo como la palabra Quenya aurë “día”). Como quiera que dicha palabra se refiere al día tan solo en el sentido de “luz diurna”, podría coexistir perfectamente con la nueva palabra que significa “día” en el sentido de “un ciclo completo de 24 horas”. Así pues, la palabra aurë con el significado de “día” no sería evidentemente anterior a LotR, y el hecho de que esté incorporada en el adjetivo ilaurëa en el texto que nos ocupa, probablemente coloque a dicho texto en un período post-LotR (después de que se escribiera el libro, pero no necesariamente antes de que se publicara).
imíca
preposición “entre”. Indudablemente está derivada del radical MI- “dentro”, la fuente de la preposición Quenya mi “en, dentro” (LR:373). La parte #imi- de la palabra representaría a la variedad del radical vocálico prefijado de esa raíz (una entrada IMI- aparece en el Qenya Lexicon pág.42). Advertir que “donde la i es la vocal básica” (como en MI-), esta puede funcionar como “prefijo intensivo” (LR:361). Este “prefijo” equivaldría a la “duplicación” de la propia vocal básica; por poner un ejemplo con otra vocal, citaremos la palabra primitiva akwâ como una “extensión” o “intensificación” del radical KWA- (WJ:392). Advertir que akwâ de KWA- tiene paralelismo con #imí- (*imî-) de MI- también por el hecho de que el radical vocálico se alarga en su posición normal. Esto deja por explicar la terminación -ca. Descendería de -kâ comprobado como un sufijo adjetival primitivo (como cuando el radical GAYA- “temer” produce la primitiva gayakâ, citada explícitamente como “una forma adjetival”; ésa era también la fuente del Quenya aika “temible, terrible”, PM:363). ¿Puede un sufijo adjetival usarse como preposición? Podría no ser del todo descabellado en los idiomas de Tolkien: la antigua terminación -wâ se cita como adjetival (ejemplos: el primitivo laik-wâ “verde”, del radical indefinido LÁYAK-, LR:368; el primitivo smalwâ “amarillento, pálido” de SMAL- “amarillo”, LR:386). En WJ:365, la misma terminación aparece en “el adverbio y preposición primitivo/a” hekwâ “dejando aparte, sin contar, excluyendo, exceptuando” (WJ:365; el radical es HEKE- “aislar, apartar, separar” WJ:361). Si la terminación adjetival -wâ puede usarse también para derivar adverbios o preposiciones, ¿será esa propiedad también válida en el caso de otras terminaciones como -kâ?. Es posible otra interpretación: si imíca no representa a *imî-kâ, la c de la palabra Quenya podría haber derivado de una forma ampliada del radical MI-. Es posible que MI- tuviera una forma ampliada como *MIK- (Ver otras ampliaciones terminadas en -k, como LEP- que tiene una forma más larga como LEPEK-, u OT- con OTOK-: LR:368,379. Este supuesto *MIK- sería por supuesto distinto de MIK- “perforar” que figura en WJ:337). Fijémonos en que en la entrada MI- de las Etimologías (LR:373), aparece un adjetivo Quenya mitya “interior”. No se cita ninguna forma primitiva, aunque podría perfectamente ser *mikyâ (siendo *-yâ una terminación adjetival perfectamente contrastada; en lo referente al desarrollo ky > ty, ver por ejemplo el Quenya tyar- “causar” del radical KYAR-, LR:366). Este radical ampliado *MIK- podría tener una variedad con un radical vocálico prefijado: *IMÍK-, con lo que *imîka > Q.:imíca. Esto tan solo dejaría por explicar la terminación -a (de *). En WJ:382, se menciona la terminación adjetival , y como se ha demostrado antes, no faltarían antecedentes de que una terminación adjetival propiamente dicha, se use para derivar una preposición.
indómelya
nombre con un sufijo pronominal: “tu voluntad”. Quitando -lya “tu” (concerniente a la terminación; ver esselya), nos queda #indóme como el nombre “voluntad”, una palabra nueva completamente diferente de las otras palabras anteriores conocidas con ese significado (como nirme VT39:30, o þelma > *selma WJ:319). Así #indóme parece estar construido a partir de elementos familiares. Incorpora claramente indo “corazón, estado de ánimo”. Aparentemente esta palabra no se usa para definir al corazón físico que sería hón (LR:364 s.v. KHÔ-N-); indo es más bien el corazón “figurado” que representa los sentimientos, estados de ánimo y deseos. En el Ósanwe-kenta, Tolkien definió a indo como un “estado” (VT39:23); evidentemente en principio un estado mental, deducido esto tanto por el contexto como por otras glosas de referencia. Cuando intentamos conectar #indóme “voluntad” con indo “corazón, estado”, es alentador descubrir que en la Etimologías indo se deriva dela base ID- “desear” (LR:391); no existe un gran salto semántico del “deseo” a la “voluntad”. El Quenya indo podría representar al primitivo *indô, formado a partir de ID- mediante un infijo nasal y la terminación nominal (Esta terminación es a menudo formadora de agentes; quizá el corazón pudiera percibirse como “quien desea”. Tenemos un ejemplo de formación empleando los mismos mecanismos en mbandô “custodiar, guardar” [MR:350], relativo al radical MBAD- “prisión” [LR:371], aunque en este caso, la terminación y el infijo nasal añaden poco al significado del radical en sí mismo. Alternativamente, la forma primitiva podría ser *idnô, descubriendo otra terminación formadora de agente (ver por ejemplo la primitiva syadnô “hendidor” del radical SYAD- “cortar”, LR:389; más tarde ésta se convirtió en la Quenya indo por metátesis dn > nd (ver el Quenya ando “puerta” del primitivo adnô, LR:348 s.v. AD-). En referencia a la derivación del Quenya indo, existen otras alternativas; UT:400 menciona un “elemento” IN(ID)- ‘cuidar’, en el análisis del primer elemento de Incánus (uno de los nombres más oscuros de Gandalf, que aquí podría interpretarse como la traducción al Quenya de “Dirigente del Pensamiento”). Este IN(ID)- sería el radical básico *IN con una forma ampliada a INID- (con el radical vocálico duplicado, algo llamado ómataina, y una -d sufijada). Ésa misma podría también ser la fuente de la Quenya indo “corazón, pensamiento”; la forma primitiva debería ser entonces *inidô o *indô de nuevo (por supresión del radical vocálico duplicado de una base ampliada en sus variaciones; compararlo con el radical GÓLOB- en LR:359 produciendo el primitivo golbâ “rama”, y no **golobâ, aunque otros ejemplos indican que esta última podría ser igualmente válida). En el último material (principios de 1968) al que hemos tenido acceso, Tolkien proponía otra variación en la que la Quenya indo era relativa a la base NID- “fuerza, presión, confianza”, y de nuevo, la forma primitiva debía ser *indô o bien *inidô; esta versión tendría un radical vocálico prefijado. La misma fuente define a indo como “la mente con su completa intención, la voluntad” (VT41:17): es semánticamente muy cercano al uso que aquí se hace de #indóme. La vocal larga final de *inidô o *indô/*idnô se acortó en el Quenya normal, quedando en indo, aunque en la palabra #indóme (donde está el acento) ha permanecido larga. La terminación -me que se ha añadido aquí, se halla contrastada en varias palabras Quenya. Podría funcionar como terminación de nombre verbal; así pues, tenemos melme como el nombre “amor”, derivado del verbo correspondiente mel- (LR:372 s.v. MEL-). Pero también podríamos añadirlo a un radical con significado nominal en lugar de verbal, como ocurre cuando NIL- “amigo” produce nilme “amistad” (LR:378): aquí -me podría corresponderse con el sufijo -dad (como en sociedad, hermandad, etc.). En el caso de #indóme la terminación parece desarrollar el sentido de indo “corazón, estado de ánimo, voluntad (como facultad)” dentro de un abstracto *estado de ánimo = voluntad (“propósito” como exponente máximo del abstracto). [ Según VT43:16, Tolkien, en una nota fechada en 1957, derivó indóme de in-i-d “mente, pensamiento interior”, y lo definió como “caracter fijo, usado también para definir la ‘voluntad’ de Eru”.]
lúmesse
nombre en locativo: “en [la] hora”. Esta es la única palabra en este texto que nos ofrece la normal y mejor conocida terminación del locativo -sse, lo cual es importante, ya que demuestra que las extrañas formas de “locativo”(?) cemende, Erumande, coexistieron con el locativo normal terminado en -sse: Evidentemente Tolkien no abandonó a una en favor de otra [VT43 argumenta que -de es simplemente un alomorfo de -sse]. Advertir que el locativo puede denotar localización en el tiempo así como en el espacio. Suprimiendo las terminaciones de la palabra en cuestión, nos quedaría lúme “hora”, una palabra que ya está comprobada por sí misma, aunque figura en las Etimologías con una glosa diferente: LR:370 la cita como el radical indefinido LU-, con lo que la Quenya lúme es “tiempo”. Esta palabra está también contrastada con el significado de “hora” en el famoso saludo elen síla lúmenna omentielvo “una estrella brilla sobre la hora del encuentro de nuestros caminos” (WJ:367; la forma en que Frodo se expresa en LotR es... lúmenn’ omentielvo, con una vocal elidida, ofreciéndose la traducción como “una estrella brilla sobre la hora de nuestro encuentro”). Una versión más temprana de este saludo, señalada y referenciada en la entrada -mma que hay más atrás, tiene incluso el locativo lúmesse (en lugar del alativo lúmenna), tal y como aparece en el texto que ahora nos ocupa. En lo que se refiere a la derivación de lúme, este incopora la misma terminación -me que #indóme (visto anteriormente). Como demostramos en la entrada correspondiente, el sufijo -me podría usarse para formar abstractos; en este caso se usaría para derivar nombres que denotaran algo intangible. El radical LU- no está definido por sí mismo, sino por otra palabra denotando un período de tiempo que se derivará por medio de la terminación -me (ver lóme “noche” del primitivo do3mê, LR:355). Lúme sería la última forma de la palabra primitiva *lûmê.
mal
conjunción “pero”. Se nos ofrece una palabra absolutamente nueva, sobre la cual no existe ningún tipo de etimología hasta el momento. Ciertas bases conocidas como MBAL- en LR:372 y SMAL- en LR:386, podrían ser las “productoras” de la palabra Quenya mal por lo que se refiere a la fonética. Sin embargo, ninguna de esas bases parece tener un significado conveniente (la primera de ellas es indefinida, pero produce palabras Quenya como malle “calle” y ambal “bandera”, mientras que la última está definida como “amarillo”; es muy difícil imaginar cualquier conexión semántica entre esto y una conjunción como “pero”). Probablemente deberíamos buscar un radical más simple como *MAL-, aparentemente sin conexiones semánticas con la base ampliada MALAT- “oro” (PM:366), aunque esta base y SMAL- “amarillo” que figura en las Etimologías, podrían ser elaboraciones de una raíz con la forma *MAL- precisamente. [VT43:23 presenta algunas ideas acerca de las posibles etimologías de mal, como por ejemplo que podría tratarse de un ablativo corto de “mano”, significando algo como “fuera del alcance = que no está a mano”. No creo ofender a nadie si digo que me parece extremadamente especulativo, pero yo tampoco puedo ofrecer una etimología que resulte más creíble.] La palabra que los escritores post-Tolkien solían usar con el significado de “pero”, era , nán (LR:375 s.v. NDAN-), o con vocal corta nan (como en LR:72, en La Canción de Fíriel: nan úye sére indo-ninya “pero mi corazón no descansa”). Si Tolkien decidió en esta época descartar esta temprana conjunción en favor de mal, no puede determinarse; como quiera que no hay ninguna palabra Eldarin con el significado de “pero” en ninguna de las fuentes que se publicaron en vida de Tolkien, deberíamos sentirnos en un principio con absoluta libertad para cambiar esta palabra tan a menudo como sea necesario. El que hubiera querido deshacerse de nán o nan como “pero”, no pasa de ser una pura especulación. Podemos advertir sin embargo, que nán se puede interpretar también como *“yo soy”, ver la cópula con la terminación pronominal de primera persona -n (Esta es una observación tentadora, ya que debido a la escasez de material publicado, sabemos muy poco acerca de como Tolkien habría conjugado el verbo “ser”. No obstante, en VT40:31 Christopher Gilson interpreta la forma náre aparecida en el poema temprano Narqelion como , con una terminación pronominal de tercera persona, lo que sugiere que podría recibir los sufijos pronominales con toda normalidad). En lo referente a la forma nan, pudiera ser que Tolkien quisiera reservar esta palabra como una preposición “atrás, detrás”: este es el significado del radical NDAN-, LR:375, y en la misma entrada de las Etimologías, consta también un prefijo Quenya nan “hacia atrás”. Una conjunción mal, completamente distinta de nan, resultaría absolutamente inequívoca (Parecería incluso como si Tolkien hubiera sugerido o propuesto nuevas palabras Quenya para definir “pero”; una fuente posterior reproducida en VT41:13, tiene ). [Y VT43:23 añade otras palabras con el significado de “pero”: one, on, ono, anat.]
María
nombre femenino: “María”. La forma Quenya del nombre está claramente basada en la forma y pronunciación latinas, algo que no sorprende teniendo en cuenta el cariño de Tolkien por el Latín y por su capacidad como lenguaje usado tradicionalmente en la liturgia católica. Los nombre María y Yésus aparecen en este homenaje del Ave María representando los primeros casos conocidos que colocó Tolkien en un texto Quenya sin traducirlos por su significado, sino directamente como elementos del “mundo real”. Conocemos casos de homenajes de Tolkien a nombres del “mundo real” traducidos por su significado, como por ejemplo: Eadwine (Edwin) = Herendil *“Amigo de la Fortuna” (LR:364 s.v. KHER-). Sin embargo, nunca intentó representar “María” por su significado (entre otras cosas porque es bastante incierto; la palabra Mariam aparece en el texto en griego del Evangelio de Lucas, apuntando a un original semítico Maryam, una variedad más antigua de Miryam = Miriam; se sugirió la interpretación de “La Rebelde”, aunque en la época en que se desarrolla el Nuevo Testamento, lo más probable es que se tratara de un nombre tradicional usado sin tener demasiada conciencia de cual pudiera ser su significado). Para Tolkien, acostumbrado a utilizar formas basadas en el latín para sus nombres Quenya, no representó un gran avance; después de todo, a veces hablaba del Quenya como “latín élfico” (ver el apéndice F de LotR), y comparaba la categoría del Quenya en la Tierra Media con la que tiene el Latín en nuestro mundo: un idioma ritual augusto y ancestral.
massamma
nombre con terminación pronominal: “nuestro pan”. En referencia a la terminación -mma del “nuestro exclusivo”, se puede ver la entrada independiente más adelante. “Pan” es aquí #massa, aunque tanto en el Qenya Lexicon (QL:59) como en las Etimologías (LR:372 ver MBAS-), figura masta. Ya en PM:404, reproduciendo una fuente escrita en algún momento de los ”50 y probablemente al principio de la década (PM:395), aparece massánie con el significado de “dador de pan”. Esto parece proponernos a #massa como la palabra que significa “pan”, permitiéndonos concluir que el texto que tenemos delante es post-Etimologías. En PM:404, Tolkien menciona también lenn-mbass como la combinación que produce el Sindarin lembas “pan del camino” (ver la entrada lembas en el índice del Silmarillion). Así pues, el radical se habría pensado como MBAS-, aunque la forma del nombre “pan” ya se había ajustado. La forma primitiva sería *mbassâ, que se representaría también como *mbaS-â (ver esselya en referencia a esse). Aunque a menudo adjetival, la terminación es también común en el caso de los nombres denotando a objetos inanimados. El radical MBAS- significa por sí mismo (al menos según las Etimologías) “amasar”, lo que en el caso de las palabras relacionadas con “pan”, hace referencia al amasado de la masa. MBAS- tiene evidente relación con MASAG- “amasar, ablandar por fricción, etc...” (LR:371). Probablemente ambos radicales debieran considerarse como variedades elaboradas de una raíz más simple como *MAS-.
-mma
terminación pronominal posesiva: “nuestro exclusivo”, que aparece en las palabras Átaremma “nuestro Padre” y massamma “nuestro pan”. Esta terminación como tal, no está previamente contrastada, aunque tiene exactamente la forma que cabría esperar. Hace ya mucho tiempo que se reconoció que las terminaciones pronominales denotando posesión se corresponden generalmente con terminaciones pronominales denotando al sujeto de un verbo, terminando la primera de ellas en -a y la última en -e (). Por ejemplo, la terminación -lya “tu, tuyo” (como en esselya “tu nombre”), corresponde a la terminación -lyë “tú” (como en hiruvalyë “tú lo encontrarás”, en Namárië). Como quiera que la terminación del “nosotros exclusivo” es -mme (como en vamme “nosotros no querremos” en WJ:371), la gente ya había deducido que el sufijo pronominal del “nosotros exclusivo” debería ser -mma; no obstante sería agradable comprobarlo (demostrando que los idiomas de Tolkien son lo bastante simétricos como para poder someterlos a inteligentes extrapolaciones de cierto valor). En cierto sentido, la terminación -mma ya se hallaba comprobada, aunque con un significado inclusivo en lugar de exclusivo. Esto sucede en un temprano manuscrito de LotR, en la oración eleni silir lúmesse omentiemman “las estrellas brillan sobre la hora de nuestro encuentro” (RS:324). Como quiera que en este caso omentiemman “de nuestro encuentro” significa el “encuentro de las partes involucradas”, una de ellas hablando a la otra, “nuestro” será aquí inclusivo. Quizá Tolkien no distinguía entre el nosotros exclusivo e inclusivo, en esa época. No obstante, este saludo se convirtió en elen síla lúmenn’ omentielmo “una estrella brilla sobre la hora de nuestro encuentro”, en la primera edición publicada de LotR, siendo la terminación -mma cambiada a *-lma (con la terminación de genitivo -lmo), denotando esta última un específico “nuestro inclusivo”: a lo mejor, la terminación -mma había tenido su significado limitado solo al “nuestro exclusivo”. Más tarde en la edición revisada de LotR, Tolkien habría cambiado omentielmo “de nuestro encuentro” por omentielvo con el mismo significado, aunque incorporando un específico “nuestro dual”, y no implica que *-lma hubiera sido rechazada. [La aceptación de que omentielvo incluye una forma dual de “nuestro”, se basa en la información de la versión editada de Humphrey Carpenter de las Cartas de Tolkien, aunque no está muy claro si esa fué una idea duradera, o una simple malinterpretación de determinada parte del manuscrito por parte del mismo Carpenter. Aparentemente es en los últimos manuscritos en los que se explica omentielvo como conteniendo un “nuestro inclusivo” en vez de una terminación dual.]
mónalyo
nombre con terminación pronominal declinado en genitivo: “de tu vientre”. La terminación -lya “tu” (a la que concierne esselya) se combina aquí con la terminación de genitivo -o, produciendo -lyo (por **-lyao) “de tu...”. Retirando las terminaciones nos queda #móna “vientre”, no comprobada anteriormente. No se puede decir mucho más, excepto observar que la terminación -a, cuando no es adjetival, aparece a menudo en palabras que denotan a cosas inanimadas. La palabra parecería requerir un radical *MON- (o *SMON-, *MBON-). #Móna podría estar perfectamente conectada con un radical indefinido MÔ- que produce palabras que tienen que ver con “trabajar duro” (LR:373), como sería “dar a luz, estar de parto”,
na
partícula optativa denotando un “deseo” (o incluso una oración o plegaria). La sintáxis importante ya se ha perfilado. Nada se puede dar por seguro sobre el origen de esta partícula (debería ser diferente a la preposición na “a, hacia” que consta en las Etimologías, LR:374 s.v. NA1-). Si estuviera relacionada con algún elemento de los publicados, sería con el verbo “es” (como en Namárië, ver LR:374 s.v. NÂ2-, donde se dice de esta base que es “el radical del verbo ‘ser’ en Quenya”; ver también QL:64). Si vemos a na como el imperativo “¡se, seas, sea!” daremos sentido a la frase na aire esselya, pudiendo interpretarla como *“sea bendito tu nombre”. Es interesante advertir que en un manuscrito en Boedlian (MS Tolkien 21, 2v), Tolkien observó que la partícula de deseo nai con el significado de “sea”, era comparable a “es”, y Namárië “estés bien, en buen estado, adiós”. Es decir: #na “ser” + #márie “[en] buen estado” (esta última sería una formación abstracta derivada de mára “bueno”, LR:371 s.v. MAG-). No obstante, la interpretación del “¡sea!” imperativo no puede alimentarse con otros ejemplos, donde la partícula se usa en conjunción con los verbos finitos. Aranielya na tuluva obviamente no puede analizarse como *“tu reino llegará”. Una teoría completamente especulativa de como un imperativo #na “¡sea!” podría haber evolucionado hacia una partícula optativa: Originalmente na aire esselya tenía el significado de *“¡sea santo tu nombre!” como se perfiló antes. Sin embargo, esta construcción se reinterpretó posteriormente como una oración nominal aire esselya “santo [es] tu nombre”, con una partícula optativa na prefijada para convertirla en una oración declarativa dentro de un deseo o una oración. Esta reinterpretación deja libertad a los parlantes para usar na en conjunción con cualquier oración declarativa, también oraciones que incorporen verbos finitos. De ahora en adelante, podremos tomar una oración completa como aranielya tuluva “tu reino vendrá”, y convertirla en una oración de deseo o plegaria insertando na delante del verbo (un desarrollo posterior nos permitiría omitir al sujeto de la oración, dejando solo el objeto del verbo finito: na care indómelya *“deseo-que [alguien] haga tu voluntad”, a menos que, como se especuló antes, care pueda en sí mismo tomarse como una forma impersonal *“uno/alguien hace”.
násie
interjección: “amén”. El primer elemento podría ser “es” (para más referencias ver na más atrás), mientras que #sie sería una formación abstracta basada en el radical SI- “este, aquí, ahora” (LR:385); #sie significaría “esta [situación]”. [De acuerdo con VT43:24, sie aparece como el adverbio “así”, en un manuscrito de aproximadamente 1968. No puede determinarse si éste es relevante para el muy anterior manuscrito del Padrenuestro, aunque sie = “así” puede tener mucho sentido en este contexto.] Násie debería tener el mismo significado que el hebreo `amen, usándose como interjección afirmativa “¡así sea!” o “¡que sea cierto!”, en lugar de un simple optativo “¡así es!”. No hace solo referencia necesariamente a lo deseado, sino a “lo que es”, a “lo que es verdad”; el `amen hebreo es relativo a la palabra `emeth “verdad” (el *`amint más antiguo). Interpretando la palabra Quenya bajo esas perspectivas, tiendo a concluir que ná-sie es literalmente “[así] es esto”. [O quizá, mejor ná-sie = “[esto] es así”, si aceptamos la glosa de sie como “así”; el significado no se altera en cualquier caso.] (En las exclamaciones vemos al verbo delante, como en el caso del lamento de Fingon antes de la Nirnaeth Arnoediad: Auta i lomë!, traducido como “¡la noche está pasando!” en el texto del Silmarillion, capítulo 20, aunque la exclamación en Quenya lleva al verbo auta “está pasando” delante delante de su sujeto). *Ná sie queda así escrito en una sola palabra dando forma a la pseudo-interjección násie, aunque el hecho de que s no se convierta en z > r, como ocurre regularmente entre vocales, nos deja claro que no es un compuesto “genuino”. Si násie tuviera un significado optativo más estricto: “¡así es!” en lugar del indicativo “¡esto es así!”, quizá nos hubiéramos encontrado con #na “¡se/sea!” en lugar de “es” (ver en la entrada na el análisis de la palabra Namárië).
nísi
“mujeres”, el nominativo plural de nís “mujer”. El plural de nís está también comprobado en MR:213, aunque allí aparece como nissi. Una forma similar aunque no idéntica aparece en las Etimologías. Bajo el radical INI- “hembra”, figura un nombre Quenya “hembra, mujer” (LR:377). Sin embargo, en la entrada del radical NÎ1- “mujer” (del que INI- parece una variante con radical vocálico prefijado), se dice que era tan solo una palabra “arcaica o poética”, siendo la palabra normal nis o nisse, con el plural nissi en ambos casos (LR:377). Esto concuerda con las entradas NIS- (LR:378) y NDIS- (LR:375). Se sugirió que NIS- era una elaboración de NÎ1- e INI-, mientras que NDIS- es un refuerzo de NIS-. En la entrada NDIS- (LR:375), Tolkien indica que la Quenya nisse “mujer” viene del primitivo ndis-sê. Esto podría indicar que una terminación -sê (cuyo significado es difícil de precisar) ha sido añadida el radical. Por otro lado, podemos también pensar en una forma primitiva como *ndiS-ê, representando a la s con un refuerzo medio; la terminación primitiva añadida a este radical reforzado sería aquí femenina. La formación del primitivo ndis-sê “mujer” del radical NDIS- es similar a bessê “esposa” del radical BES- (LR:352). Cualquiera que sea la etimología exacta, en este escenario el descendiente Quenya de ndis-sê era nisse, aparentemente acortado a nis. Este representaría a **niss, con el final simplificado a -s ya que en Quenya no puede haber normalmente una doble consonante final; aunque en la forma plural nissi persiste la doble consonante al no ser final por llevar añadida la terminación de plural. Esto es todo en lo referente al escenario de las Etimologías. Como ya se mencionó, en MR:213 el plural “mujeres” es nissi, aunque en una fuente post-LotR se da el singular nís con una vocal larga (como si sufriera la influencia de la palabra arcaica ). El texto del Padrenuestro parece presuponer el mismo singular, aunque aquí el plural es nísi, formado simplemente por la adición de la terminación -i: no existe rastro alguno de variación del radical. El plural nísi es muy sorprendente ya que una s intervocálica debería convertirse en una z sonora y después en r. Así pues, ¿porqué no vemos nís “mujer”, plural **nízi/níri, tal y como se da olos “sueño”, plural olozi/olori en UT:396? ¿Pudo Tolkien en esa etapa imaginar que nís, plural nísi representaba al más antiguo *níþ, plural *níþi, sabiendo que la s procedente de la antigua þ nunca se convierte en z > r? (Ver por ejemplo nause “imaginación”, procedente del antiguo nauþe, LR:378 s.v. NOWO-, que no forma **nauze, **naure, evidentemente porque la s intervocálica era sonora a z ante þ convistiéndose en s; la regla de la sonoridad dejó de funcionar cuando la nueva s se desarrolló de þ). Si nís representaba al más antiguo Quenya níþ, requeriría que la palabra primitiva tuviera una forma bastante diferente de la sugerida en las Etimologías. En cualquier caso, la reaparición de nissi como la forma plural en MR:213, indicaría que Tolkien cambió de idea una vez más, resucitando el plural que había usado en las Etimologías (Así que probablemente los escritores deberían usar el plural nissi y olvidarse de nísi).
-o
una terminación de genitivo que aparece aquí tres veces, en las palabras Eruo “de Dios”, Eruanno “de gracia” y mónalyo “de tu vientre” (formas nominativas de Eru, #Eruanna, #mónalya; estos dos últimos ejemplos confirman que cuando se añade a una palabra terminada en -a, la terminación -o del genitivo desplaza a la vocal final; ver Vardo, Calaciryo como los genitivos de Varda, Calacirya en Namárië). Según WJ:368, esta terminación de genitivo se refiere al “anciano elemento adverbial” HO, cuyo significado básico parece ser “de” (el punto de vista exterior sería “la cosa, sitio o grupo [abandonado]”; ver la entrada 3O “de, fuera, de entre, fuera de” en las Etimologías, LR:360). La terminación Quenya se dice que desciende del Quendiano Primitivo -hô, un sufijo enclítico al radical del nombre; esta posición era “la usual para los elementos preposicionales más simples en PQ” (WJ:368). Este -hô produjo el del Eldarin Común, “ya que la h intermedia se había perdido sin dejar rastro en CE”, y con el acortamiento de las vocales finales, el genitivo Quenya quedó en -o. Como el propio Tolkien explicaba en WJ:368-369, este genitivo se refiere propiamente al “punto de origen” más que a la “propiedad” (para esto último el Quenya correcto usaría el caso posesivo-adjetival terminado en -va). Es muy útil tener en mente que la terminación -o desciende de un elemento que significa “de”, pudiéndose a veces discernir ese significado por el uso del genitivo en Quenya. En una frase como i yáve mónalyo “el fruto de tu vientre”, la idea obviamente, no es que de alguna manera el vientre posea el fruto, sino que el fruto “procederá” del vientre (ver también el ablativo uso del genitivo en la palabra Oiolossëo “del Monte Siempre Blanco” en Namárië, aunque para el “de” Quenya usaríamos normalmente el ablativo regular terminado en -llo; ver ulcullo).
ontaril
nombre: “madre” o más literalmente “engendradora”, no comprobado anteriormente aunque construido a partir de elementos familiares. En las Etimologías, aparece un verbo onta- “engendrar” derivado del radical ONO- de significado similar (LR:379; este es evidentemente un radical vocálico prefijado produciendo una variedad de NÔ, cuyo radical se define también como “engendrar”: LR:378). Onta- representaría al primitivo *ontâ- u *onotâ-; este es uno de los casos en los que la terminación -tâ funciona solo como formador de verbo y no añade nada al significado del radical. Dos nombres agentales derivados figuran en las Etimologías: ontaro “engendrador, padre” y su correspondiente forma femenina ontare (el hecho de que este último sea femenino, implica que ontaro es evidentemente masculino; las terminaciones -o y -e son masculino y femenino en Quenya). En la traducción del Ave María, Tolkien no usó ontare, sino la forma femenina alternativa ontaril. La terminación -il de femenino, está comprobada en sólo unas pocas palabras Quenya: amil “madre” derivada del radical AM1- (LR:348 - mamil en UT:191 quizá sea una variante hipocrística) y tavaril “hembra fértil” del radical TÁWAR- (LR:391). Ver también el Viejo Noldorin khíril “dama, señora” (LR:364 s.v. KHER-). La forma más simple de formador de agente terminada en -r quizá no sea específica de género: las terminaciones primitivas -ro y -re (ver WJ:371 en relación con la primera) eran respectivamente, masculino y femenino, aunque podrían haberse unificado a -r ya en el Eldarin Común, con lo que las vocales cortas finales -o y -e se habrían perdido. No obstante, las terminaciones primitivas aparecen también en las variantes largas -rô y -rê, y allá donde aparecieran estas vocales finales indicarían el género en Quenya, aunque no serían largas: así pues, en las Etimologías las palabras con la traducción de “engendrador/padre” son ontaro (masculino) y ontare (femenino). Incluso así, disponemos de relativamente pocos ejemplos de nombres que incluyan la terminación larga de masculino -ro (todos en las Etimologías), pareciendo la propia palabra ontare el único ejemplo de la terminación femenina -re. Pudiera ser que Tolkien hubiera decidido abandonar dichas terminaciones y en su lugar aceptar que las primitivas terminaciones formadoras de agente -ro (m.) y -re (f.) se hubieran unido en una -r común en Quenya, sin indicación expresa de sexo; si desamos expresar el género deberemos aañadir una terminación secundaria a la -r, como masculino -on o femenino -il. (Ver el masculino tavaron y el femenino tavaril como palabras con el significado de “fértil” en LR:391 s.v. TÁWAR-). Tendremos pues a ontaril como “engendradora, madre” en el texto que nos ocupa. El plural neutro para definir “padres” sería ontari, evidentemente mal leído como ontani en LR:379) que aparecía en una versión temprana del saludo de Bárbol a Celeborn y Galadriel, siendo cambiado a nostari como figura en el texto publicado de LotR (SD:73; en el Qenya temprano este verbo significaba “dar a luz”; ver LT1:272 o QL:66). Este cambio se hizo cuando LotR se hubo terminado, sugiriendo que la traducción del Ave María es anterior a esa época (o quizá deberíamos tener *nostaril en lugar de ontaril). Debería advertirse sin embargo, que el radical ONO- “engendrar, dar a luz” ya era váido en el período post-LotR, como queda evidenciado por WJ:413 que reproduce una fuente datada alrededor de 1960. Incluso así, el uso de la palabra ontaril podría proporcionar una pista acerca de que nuestro texto se escribió sobre la época en la que Tolkien terminó LotR (digamos después de publicar los dos primeros volúmenes y antes de publicar el tercero, puesto que antes de salir el último volumen suponemos que había realizado minuciosas revisiones, como se desprende del cambio de ontari a nostari que se recuerda en SD:73).
quanta
adjetivo “lleno”. Esta palabra está comprobada a lo largo de todas las etapas de la larga evolución del Quenya de Tolkien; aparece tanto en el Qenya Lexicon de 1915 (QL:78 s.v. QNTN- o QATA-), como en las Etimologías de mediados de los ’30 (LR:366 s.v. KWAT-, la cual es una entrada añadida), e incluso en una fuente post-LotR como es el ensayo Quendi y Eldar de 1960 (en la frase quanta sarme “escritura plena”, VT39:8). En las dos primeras fuentes, se encuentra escrito qanta. El radical KWAT- del que se deriva este adjetivo en las Etimologías, no estaba demasiado explicado o definido. Sin embargo, en Quendi y Eldar, Tolkien vertió algo más de luz sobre este radical (WJ:392). “Teorizó” que había aparecido originalmente en una forma más simple como KWA-: “Este radical está obviamente relacionado con la “plenitud”. Así sobrevive como elemento en muchas palabras del Eldarin que definen “completo” “total”, etc.. Aunque aparece también con la forma *KWAN-, y no puede separarse bien del radical verbal *KWATA-, Q[uenya] quat- “llenar”. El adjetivo quanta “lleno” tampoco puede separarse, siendo este radical verbal KWATA- (extensión de KWA-) claramente el mismo radical que el KWAT- de las Etimologías (otro caso de la ligera inconsistencia de la representación de los radicales; ver Eruo). Si KWAT(A)- es en principio el radical verbal “llenar”, podría tener un participio pasado primitivo como *kwatnâ “llenado” (siendo -nâ una terminación de participio pasado primitivo; ver aistana). Si quanta “lleno”, se refiere al *kwatnâ “llenado”, este participio primitivo podría haber derivado hacia el adjetivo. Un caso paralelo probable sería el Quenya melda “amado, querido”; la glosa deja claro que se trata de un adjetivo. No obstante la forma primitiva en la que seguramente pensó Tolkien debió ser *melnâ, que simplemente sería el participio pasado “amado”, formado a partir del radical MEL- “amar” (como amigo) (LR:372). En una temprana etapa, *kwatnâ podría haber sufrido metátesis a *kwantâ; ver otro ejemplo de la terminación -nâ añadida a la terminación del radical en una pausa muda: de STAK- “rajar, insertar” vendría tanto stankâ como staknâ; estas formas primitivas se citan como fuentes del adjetivo Quenya (¿y/o nombre?) sanka “hendido, partido” (LR:388). A pesar de heber mencionado a staknâ en último lugar, pudiera darse el caso de que fuera la forma más antigua, convertida tempranamente en stankâ; la Quenya sanka desciende claramente de la última de ellas. El antecesor inmediato de quanta debería igualmente haber sido *kwantâ. Sin embargo, es muy probable que lleve también la otra forma, y no solo como una metátesis de *kwatnâ. Hay otros ejemplos de adjetivos derivados por medio de infijo nasal y la adición (como sufijo) de , tal y como el primitivo tungâ “apretado” s.v. TUG- (LR:394; por supuesto es posible que stankâ sea una formación similar y no solo una forma de staknâ con metátesis). Probablemente nuestra teoría favorita sería la de que *kwantâ es el adjetivo “lleno” derivado de KWAT- , por medio de la mismas estratagemas; en casos así no deberemos postularnos a favor de un desarrollo semántico desde una forma de participio pasado hacia un adjetivo (“llenado > lleno”).
rámen
pronombre: “por/para nosotros (?), en nuestro nombre (?)”. Como se indica en el análisis del sumario más atrás, #men debería bastar para significar “para/por nosotros” (#me “nosotros” + -n terminación de dativo). Si la última parte de rámen es ya #men “por/para nosotros”, nos encontramos con que el prefijo que aparece # es absolutamente oscuro. Probablemente el objetivo de ese prefijo sea inclinar al simple dativo “por/para nosotros” en la dirección de “en nuestro nombre”; nada más puedo añadir al respecto. [VT43:33 sugiere que rá- se deriva de ara “al lado de”, y analiza rámen como “por” + men “nosotros”. Como los autores del artículo sabrán seguramente y ya ha figurado descrito en varios lugares, men es la forma dativa “por nosotros” y no simplemente “nosotros”. El prefijo rá- nos parece superfluo desde el momento en que ya se haya añadida al pronombre una terminación de dativo. Es posible que como preposición “por” o “en nombre de” gobierne al caso dativo, al igual que ú “sin” gobierna al genitivo. Si es así, el “prefijo” rá- sería una preposición en lugar de un prefijo propiamente dicho, aunque lleve pegado un pronombre. Una versión más temprana del Ave María en Quenya llevaba los dos elementos separados como palabras independientes: rá men: VT43:27. Quizá pues, podamos encontrarnos frases como *rá i Eldan “en nombre del Elfo”.]
adverbio: “ahora”. Comprobado anteriormente en Namárië (an sí Tintallë ... máryat ortanë “pues ahora La Iluminadora ... ha elevado sus manos”), en LR:47 / SD:310 (ilya sí maller raikar, con la traducción interlineal: “todos ahora nuestros caminos [son] retorcidos”, y en las Etimologías. Esta última fuente cita la palabra como un derivativo del radical SI- “este, aquí, ahora” (LR:385); este radical se referiría a la posición “presente” en el tiempo o el espacio (En Sindarin, la palabra (que aparece frecuentemente en la forma lenitiva hi), cubre los significados tanto de “aquí” como de “ahora”). Las Etimologías también citan sin como una forma alternativa de , y dan un ejemplo en LR:47 (sin atalante, en SD:310 sín atalante), que parece indicar que la variedad sin (sín) se usaría cuando la siguiente palabra comience en vocal. No obstante, ese no es el caso en el texto del Ave María, que lleva ar en lugar de *sin/sín ar “ahora y”.
síra
adverbio: “hoy”. Obviamente, el primer elemento se deriva del mismo radical SI- “este, aquí, ahora” (LR:385) que el anterior. Este radical se manifiesta como el prefijo sí- (con una vocal larga) también en la palabra símen “aquí” en La Canción de Fíriel (LR:72); esto es claramente “este” + men “lugar, sitio” (LR:372 s.v. MEN-). Para iluminar este ejemplo, se tiene la tentación de analizar síra como “este día”. Sin embargo, el elemento final #-ra no puede relacionarse con ninguna de las palabras conocidas que signifiquen “día”. Una forma *síre podría incorporar , mencionada en el apéndice D de LotR: “un ‘día’ del sol, al que [los Elfos] llamaban y que se extendía de ocaso a ocaso”. Como ocurre con los elementos finales de cualquier compuesto, se acorta a -re (-rë); por ejemplo: el apéndice D cita también mettarë como el nombre del último día del año (claramente metta “fin” + “día”, ver LR:373 s.v. MET-, aunque Tolkien pudo haber pensado originalmente en un elemento final como arë en lugar de : ver ilaurëa). Cuando hicieron sus propias traducciones del Padrenuestro, Patrick Wynne y Carl F.Hostetter acuñaron precisamente la palabra *síre para traducirla como “hoy” (VT32:8). El manuscrito de Tolkien parece que definitivamente lleva síra y no *síre (el cual, de cualquier manera, chocaría con síre “río”: LR:385, s.v. SIR-). Además, no puede descartarse en absoluto la posibilidad de que Tolkien escribiera accidentalmente una a en lugar de una e; sería una posible explicación de la permanencia de la palabra síra. El elemento final podría ser simplemente la terminación adjetival -ra (primitiva -râ, ver aire). Un adjetivo/adverbio síra no significaría “hoy” en un sentido estrictamente etimológico, sería tan sólo algo referido al “presente” en el tiempo o el espacio, aunque por convención podría usarse específicamente con ese significado. Es interesante advertir que al menos en el Qenya más temprano, la palabra con el significado de “mañana” era enwa (QL:34; no hay ninguna palabra conocida con ese significado en fuentes posteriores). Esto se concibió en un principio como un radical demostrativo E(N)- el cual llevaba añadida lo que parecía ser una terminación adjetival. En el contexto del Quenya posterior, enwa se interpretaría como la incorporación del radical EN- “allí, aquel” (LR:356) lo que da: “del tiempo apuntando al futuro” (LR:399 s.v. YA-); a éste se añadió la conocida terminación -wa (primitiva -wâ) de los adjetivos, adverbios y preposiciones (ver imíca relativa al primitivo hekwâ). Enwa por su etimología, solo está vagamente relacionada con aquello que “está más allá” o “en el futuro”, aunque por convención podría emplearse específicamente con el significado de “mañana”. Una formación adjetival/adverbial síra “hoy” basada en el radical SI- (construida con el presente y no con el futuro), podría dar una opción completamente paralela a lo explicado. Deberemos ser cautelosos por regla general, a la hora de sacar conclusiones para el Quenya basadas en el material del Qenya más temprano, e incluso podamos encontrar una mejor explicación: la palabra “día” mencionada en el apéndice D de LotR, podría reflejar un radical *R- (los radicales formados por una sola consonante no serían del todo inauditos; ver el “radical demostrativo” S- en LR:385). En el caso de , esta *R- se combinaría con la terminación primitiva (abstracta) , lo que nos daría * > Q: . Sin esa terminación se habría quedado en *sî-r “este día”, al cual se añadiría la terminación adjetival simple (WJ:382), dando en el “adjetivo” primitivo *sî-r-â > Q: síra, usado en Quenya como el adverbio “hoy”.
sív”
forma elisiva de *síve, conjunción o preposición: “como”, aparentemente comparando con algo que se encuentra cerca del orador (contrastarlo con tambe, más adelante). [VT43 confirma que la forma completa de la palabra en cuestión, es síve.] El primer elemento es sí- “este, aquí, ahora” como en el anterior síra. Este se prefija a lo que evidentemente es la preposición ve “como”, persistiendo a lo largo de todas las etapas del desarrollo del Quenya de Tolkien (QL:101, Namárië, MC:215). La palabra Sindarin #be que aparece en La Carta del Rey (SD:129, en ese caso con un artículo sufijado: ben) es, aparentemente, afín a la Quenya ve. Traducido como “en el” en la frase ben genediad Drannail = “en el [calendario] de la cosecha de la Comarca”, el contexto indica claramente que “en el” significa en ese caso concreto *“de acuerdo con el”. El Sindarin #be sería similar a la forma primitiva de esta preposición; en Quenya la forma primitiva con b en lugar de v se preservó en la palabra tambe; ver más adelante.
tambe
preposición: “como, de la misma manera que”, aparentemente apuntando lejos del orador (contrastarla con el *síve anterior). Este podría ser tana “eso” (LR:389 s.v. TA-), prefijado a *be “como” (ver más atrás), contraído a *tan-be y asimilado posteriormente a tambe. Si esta explicación es correcta, podríamos preguntarnos porque sív[e] no aparece como **simbe, contraído de la misma manera de *sina-be (sina “este”, UT:305). Parecería como si la formación de la palabra Quenya no fuera enteramente simétrica; en el caso de sív[e] se usaría un prefijo basado directamente en el radical SI-, mientras que en el caso de tambe el primer elemento parecería estar basado en la forma “derivada” tana en lugar de en el radical desnudo TA-. ¿Sería posible y de forma paralela una forma como **táve? No podemos recomendar a pesar de todo a los escritores, el uso de formas tan especulativas. Se puede advertir que en un texto de un más temprano Qenya, reproducido en MC:215-216, la palabra que significa “ese” aparece como tana (tanya wende “esa doncella”). Tanya está mejor analizada tomando como base el radical *TAN- además de la terminación -ya. Si Tolkien (al menos algunas veces) imaginó el radical demostrativo como *TAN- en lugar de solo TA-, quedaría explicada la forma tambe (<*tan-be). Es interesante ver como el verbo tana- “mostrar, indicar” y el nombre tanna “signo, señal”, ambos procedentes de una fuente posterior a las Etimologías e incluso a LotR (MR:385), podrían reflejar perfectamente un radical demostrativo *TAN- (recordemos que Chirstopher Tolkien en MR:385, se refiere a tana- como a una raíz).
tien
evidentemente un pronombre dativo: “a ellos, por/para ellos”. Conocemos de La Alabanza de Cormallen la palabra te “ellos”. Esta podría representar a *tai “aquellos”, un pronombre plural primitivo formado (con la terminación primitiva plural , -i) a partir del radical demostrativo TA- “ese”; ver el Quenya ta “ese, ello” (LR:389). La vocal conectora e podría perfectamente variar ante la terminación de dativo -n, cuando se añade a una terminación monosílaba en un diptongo, produciendo una forma como *taien. Ante otra vocal, ai se reduciría a e en Quenya; ver por ejemplo Q: leo “sombra” del primitivo daio (LR:354 s.v. DAY-). Así pues, *taien se convertiría en *teen, aunque la secuencia de dos e concomitantes no sería duradera, convirtiéndose al fin en ie por disimilación. La forma dativa de te sería posiblemente tien (Con referencia al desarrollo ee > ie, ver por ejemplo laurië como plural de laurëa “dorada” en Namárië: hace ya mucho tiempo que se ha reconocido que la forma plural representa a *laurëai, final no enfático en -ai convertido después en -e, aunque también podría ser *laurëe convertido en laurië por disimilación.
tuluva
verbo futuro. “vendrá”. El verbo tul- “venir” está bien comprobado; en las Etimologías se cita en primera persona del aoristo (tulin “yo vengo”), derivado directamente del radical TUL- “venir, acercarse, moverse hacia (el punto del orador)” (LR:395, WJ:368). Aquí el verbo aparece con la terminación del tiempo futuro -uva, como en firuvamme. El tiempo futuro tuluva ya se hallaba comprobado en el Silmarillion, figurando allí con el prefijo en- “re-, otra vez”: Húrin lamentándose: aurë entuluva “el día llegará de nuevo”, tras la Nirnaeth Arnoediad (Silmarillion, capítulo 20).
tulya
verbo: “dirigir”, o literalmente *“hacer venir”. Podría contemplarse como una forma causativa del verbo tul- “venir” (ver tuluva más atrás). Las Etimologías lo citan también como una formación causativa primitiva, tultâ “hacer venir”, de donde viene el Quenya tulta- “enviar por, buscar, reunir, convocar”: LR:395 s.v. TUL-. Este probablemente sea el mejor ejemplo que tenemos de la terminación verbal -tâ > -ta en modo causativo (aunque a veces funciona simplemente como un “formador” de verbo). Sin embargo, tulya- muestra otra terminación, y tiene también un significado algo diferente al de tulta-: este último solo tiene que ver con la causa por la que algo viene hacia uno mismo, mientras que tulya- significa evidentemente “enviar, dirigir” en general, indiferentemente de la posición del orador (a pesar de la glosa asignada al radical TUL-, que se halla en la entrada anterior tuluva). ¿Cómo debemos pues analizar tulya? La terminación -ya (primitiva -yâ, o -jâ) es a veces un simple “formador” de verbo que no aporta nada al significado del radical, siendo un ejemplo elocuente de ello el Quenya sir- frente al Viejo Noldorin sirya-: ambos verbos significan “fluir, manar, correr”, pero mientras la forma Quenya representa al radical SIR- sin elementos añadidos, el verbo sinónimo del Viejo Noldorin se deriva por medio de la terminación -ya que, en este caso, no puede ser en absoluto motivo de cambio semántico alguno (LR:385). Por lo que se refiere a los otros casos, esta terminación podría tomar un significado causativo. En WJ:411 se glosa el radical TELE- como “terminar, llegar al final”. El descendiente Quenya más inmediato de éste, es el verbo intransitivo tele- “terminar, acabar”. Este tenía su contrapartida transitiva en telya- “terminar, cerrar, concluir”. No debemos sorprendernos entonces de que se use la misma terminación para derivar un verbo transitivo como tulya- “dirigir, hacer venir”, a partir del radical verbal intransitivo TUL- “venir”. La terminación -ya no connota necesariamente “transitividad”, aunque es interesante advertir que el verbo ulya- “verter” conserva la terminación -ya en el tiempo pasado ulyane solo si el verbo se usa en sentido transitivo. Si “verter” es intransitivo, perderá la terminación -ya y el pasado será ulle, aparentemente formado directamente a partir del radical (LR:396 s.v. ULU-).
úcaremmar
nombre plural con terminación pronominal: “nuestros pecados, nuestros delitos”. Las terminación pronominal -mma, va aquí seguida por la terminación plural -r, denotando un “nosotros exclusivo” (ver Átaremma). Suprimiendo las terminaciones (pronominal y plural) nos quedaría úcare-. No podría determinarse con exactitud si el nombre “pecado” debería ser #úcare (#úcarë) o solamente #úcar: la e en úcare- sería parte de la propia palabra, aunque podría ser una mera vocal conectora insertada para evitar un grupo imposible de consonantes, al igual que en Átaremma. Ciertas evidencias indirectas podrían apoyar a #úcare como forma independiente: en MC:222, nos encontramos elenillor como el plural ablativo de elen “estrella”. Advertir como la i se inserta entre elen y la terminación de caso -llor (ablativo plural): parece que la terminación de caso se añade al nominativo “normal” plural eleni “estrellas” (comprobado en Namárië). Así, si un nombre terminado en consonante recibe una terminación que ocasionaría un grupo consonántico imposible, y todo el conjunto debe ser plural, no usaremos la vocal conectora normal e (como en Átaremma, o Elendilenna en PM:401). En vez de eso, se puede usar la terminación plural más simple del nombre que es la -i, y usar esta terminación plural como vocal conectora antes de añadir la terminación del caso. Si el nombre “pecado” fuera #úcar, podríamos aquí usar ese mismo procedimiento: plural *úcari, al que deberíamos añadir la terminación pronominal produciendo *úcarimmar (con doble marca de plural: i y r, como en elenillor). Lo cierto es que aquí no vemos *úcarimmar, sino úcaremmar; esto puede sugerir que no son necesarias las vocales conectoras extras, es decir, que el nombre desnudo “pecado” no es #úcar terminado en consonante, sino #úcare. La terminación -e representaría a la primitiva *, conocida por ser una terminación abstracta (ver esselya). En lo concerniente a la construcción de los elementos de #úcare, ver úcarer a continuación.
úcarer
verbo plural: “pecar, ofender”. El verbo lleva la terminación plural -r para concordar con su sujeto plural (“aquellos quienes pecan/ofenden/faltan contra nosotros”). Esta forma incluye el verbo car- “hacer”, en relación con el cual hemos visto care; como se vió en esa entrada, lo esperado era haber contado con *úcarir como plural aoristo, según el sistema usado por Tolkien tanto en las fuentes más tempranas como en las posteriores. De cualquier forma, este verbo está obviamente relacionado con el nombre #úcare “pecado, delito” visto anteriormente. A veces, el prefijo ú- funciona como una negación, aunque en las Etimologías se añade que es “usualmente con mal sentido” (LR:396 s.v. UGU-, UMU-). Aquí, ese “mal sentido” es el dominante; en este caso, el prefijo no indica negación sino algo malo. El nombre #ú-care relata con bastante claridad una “mala acción”, siendo #úcar- el verbo correspondiente: “cometer un delito, hacer algo malo, pecar”.
úcarindor
nombre plural: “pecadores, malhechores”; singular #úcarindo. Este es un formador de agente del verbo úcar- visto anteriormente. Esta palabra constituye nuestra tercera comprobación de la terminación formadora de agente -indo, con el mismo significado que la española -or/-ora. Las Etimologías tienen melindo “amante”, una forma derivativa del verbo mel- “amar” (LR:372 s.v. MEL-). En LotR encontramos la palabra #colindo “portador”, comprobada como un plural compuesto: es parte de La Alabanza de Cormallen, cuando Frodo y Sam son saludados como los Cormacolindor o “Portadores del Anillo” (El verbo subyacente #col-, #kol- “llevar, portar” nunca ha sido comprobado por sí mismo, aunque en MR:385 se establece que kolla significa “llevado, portado”). En las Etimologías se sugiere que -indo es una terminación formadora de agente específicamente masculino, contrastando el masculino melindo con el femenino melisse y teniendo ambas el significado de “amante” (y por supuesto, los dos Cormacolindor “Portadores del Anillo” eran varones). Sin embargo, en el contexto concreto de esta oración, el plural úcarindor probablemente no lleve ninguna implicación de género.
ulcullo
nombre en ablativo: “del mal” (o posiblemente “del único mal”). Esta es la única aparición de un ablativo con la terminación -llo “de/del” en este texto, aunque se halla fielmente comprobada en otros sitios (Namárië, MC:221-222, La Carta Plotz). Poco se puede decir acerca del origen de esta terminación; enseguida se tiene la tentación de aceptar que un final en -o está relacionado con HO “de”, el origen de la terminación genitiva del Quenya (ver -o). A diferencia de la terminación del caso, el nombre #ulcu “mal” no se halla comprobado con anterioridad, aunque obviamente guarda relación con el adjetivo ulca “malo, malvado, falso” (QL:97). [Es interesante observar como algunas versiones tempranas de la oración, llevan ulcallo en lugar de ulcullo.] Aunque no se encuentra en las Etimologías, este adjetivo “Qenya” temprano fue también válido en el Quenya posterior; aparece como parte de un compuesto en un manuscrito de LotR: henulka “ojo malvado” (SD:68; esta es parte de la denuncia que Bárbol hace de los orcos. En el LotR publicado no se incluye esta palabra Quenya, aunque el Ent sigue llamando a los Orcos “ojos malvados”). Quizá fuera mejor olvidar algunas ideas muy tempranas acerca de la derivación de ulca que se establecen en QL:97, al menos en el contexto del Quenya posterior. En el período postrero de la concepción de Tolkien, el adjetivo ulca y el nombre #ulcu derivarían probablemente del radical *ULUK- (o incluso *GULUK-, dado que la inicial primitiva g- se perdió sin dejar rastro en Quenya, aunque optar por *ULUK- nos dará la oportunidad de usar el radical ULUG- que aparece en LR:396 como una de sus variantes; este último radical no está definido como constructor de palabras del tipo de “mal”, sino que tiene el concepto de “horroroso, horrible, monstruoso”). El adjetivo ulca descendería entonces del primitivo *ulukâ o *ulkâ, el mismo radical con la terminación (WJ:382). El nombre #ulcu representaría a *ulukû: los radicales de dos sílabas forman en ocasiones nombres duplicando por tercera vez el radical vocálico como vocal final, aunque en esa posición deberá ser larga. Ver como ejemplo de este tipo de palabras primitivas a galadâ “árbol” (LR:357 s.v. GALAD-) o a kyelepê “plata” (Cartas:426, LR:367 s.v. KYELEP-). Por medio de otra teoría, la forma primitiva sería *ulku, la cual por sí misma produciría la Quenya *ulco: la -u final corta en el idioma primitivo convertida en -o en Quenya (ver el primitivo tundu ”colina”>Q: tundo, LR:395 s.v. TUN-). Este *ulco- aparecería como #ulcu- solo ante las terminaciones, dando el ablativo ulcullo, ya que la -u original se convierte en -o solo cuando es final. Aunque esta parece ser una teoría poco probable. El cambio de la final corta más antigua -u a la posterior -o es paralelo al cambio de la terminación corta antigua -i por la posterior -e. De ejemplos como úcarer en vez de *úcarir podemos deducir que alrededor de 1950, Tolkien se encontraba en una fase en la que estaba procediendo al cambio de la calidad de las vocales finales en todos los lugares, incluso en aquellos en los que estas no fueran finales al llevar detrás algún tipo de terminación. Pudo haber intentado que las vocales cambiaran en todas las posiciones por analogía con las formas más simples, allá donde la vocal final era realmente final y no necesitaba de cambio por razones fonéticas. Así habría imaginado un desarrollo ulku > Q: ulco, y hubiera seguramente usado *ulcollo como ablativo. Cuando escribió ulcullo, quizá estaba dando a entender que el nominativo era simplemente #ulcu [Esto es lo que me dice mi razonamiento, aunque con arreglo a VT43:24, la forma más simple pudo ser ulco después de todo, con una forma radical ulcu-. Hay al menos una versión de la oración que llevaba va ulco en lugar de ulcullo, siendo esa va aparentemente la preposición “de/del” que se usaba en vez de la terminación del ablativo -llo.] Si #ulcu no significa “mal, malo” como abstracto, sino “[el] Maligno”, la final -u no sería tan solo el radical vocálico duplicado. Estaría más bien representando a la misma terminación masculino/femenino que aparece en Héru. Así pues, #ulcu podría derivar del adjetivo ulca “malo”, entrando de lleno en un patrón Quenya establecido. Tomando como referencia la palabra Ainu prestada del Valarin, Tolkien estableció: “Fue de este Ainu de donde el Quenya ‘fabricó’ el adjetivo aina ‘santo’, ya que según la derivación al Quenya, ainu parecía ser una forma personal de algún tipo de adjetivo” (WJ:399). Si #ulcu no significa “el Maligno”, podría igualmente ser una forma personal: un nombre derivado del adjetivo ulca. Después de todo, #ulcu podría ser un “mal” abstracto; como se mencionó anteriormente, la palabra probablemente también recibiría el artículo o bien se escribiría con la inicial mayúscula si hiciera referencia a “El Demonio”. En honor a la verdad diremos que los abstractos Quenya terminados en -u son muy raros (los nombres abstractos terminan generalmente en -e), pero abstractos con esa forma pueden aparecer donde la u es también el radical vocálico, por ejemplo: nuru “muerte” (LR:377 s.v. ÑGUR-, primitivo *ñgurû con radical vocálico duplicado y sufijado). Sabemos que éste es un abstracto verdadero, porque Tolkien se molestó en distinguirlo escribiéndolo con mayúscula inicial (Nuru), estableciéndolo como la Muerte personificada (según la mitología de Tolkien, era un nombre del Vala al que habitualmente se conoce como Mandos) [Si ulcullo se define como ulco con el radical ulcu-, es ciertamente una formación bastante rara, especialmente para una palabra que no tiene un significado abstracto. Ulco, ulcu- presupone una forma como *ulku en el más temprano Eldarin Común.]
úsahtienna
nombre en alativo: “en la tentación”. La terminación alativa -nna puede indicar simplemente “movimiento hacia...” (como estableció Christopher Tolkien en UT:432, ver Eldanna), aunque si Tolkien basó su traducción del Padrenuestro al Quenya en el orden normal de las palabras de la famosa oración, esta terminación implicaría en este caso concreto no solo “a, hacia”, sino también “dentro”. El alativo tiene la misma fuerza en la frase mannar Valion “dentro/entre las manos de los Señores” en La Canción de Fíriel (LR:72; -nna se convierte en -nnar en el plural). Esta terminación de alativo está relacionada obviamente con el radical preposicional NÂ1- “a..., hacia...” (LR:374). Tolkien estableció que los elementos preposicionales iban generalmente sufijados al radical del nombre en el Quendiano Primitivo (WJ:368; ver la entrada -o), por lo que el Quenya -nna en esa posición sufijada, descenderá probablemente de NÂ1- (La terminación Quenya con doble nn parece ser un refuerzo o infijo nasal; el ablativo Telerin tenía simplemente -na, y Tolkien igualó el Quenya lúmenna “sobre la hora” con el Telerin lúmena: WJ:367, 407). Quitando la terminación nos quedamos con #úsahtie como el nombre “tentación”. La forma más similar a esta en el corpus publicado, sería sahta “mancillado”, que aparece en la frase Arda Sahta “Arda Maculada” (MR:405, cambiado por Tolkien a Arda Hastaina, MR:408, 254). Parece semánticamente difícil relacionar “mancillar, mancillado” con “tentación”. Nada seguro encontramos acerca de la etimología de #úsahtie, excepto que incorpora evidentemente el prefijo negativo ú-; pero podemos ofrecer algunas especulaciones: El Qenya Lexicon muestra el verbo saka- “perseguir, buscar” (QL:81). Si un radical *SAK- “buscar” fuera aún válido en una etapa muy posterior de la concepción de Tolkien, existiría un verbo causativo primitivo *saktâ- “hacer búsqueda” (como en ocasiones se da la terminación verbal -tâ causativa; ver tulya en el estudio del primitivo tultâ-). *Saktâ- produciría el Quenya *sahta-. Con el prefijo ú- usado en el mismo “mal sentido” como en úcarer “pecado, ofensa” visto más atrás, podemos interpretar el verbo *úsahta- como “hacer [a alguien] buscar lo que es malo”, la cual es una posible etimología del verbo “tentar”. Con terminación -ie de infinitivo o gerundio (como en en-yalië, UT:317), este verbo produciría un abstracto como #úsahtie “tentación”. Es sin embargo más que probable, explicar esta palabra sin recurrir al material Qenya más antiguo: Tolkien habría usado ya #úsahtie como derivado del radical STAG- “apretar, presionar, comprimir” (LR:388). Esta entrada de las Etimologías no contiene ningún verbo que refleje directamente el significado del radical, aunque debería ser un verbo primitivo como *stagtâ- (este sería otro caso de terminación en -tâ funcionando como un mero formador verbal, sin añadir nada al significado del radical; ver ontaril). Este *stagtâ- pudo convertirse después en staktâ > Q: *þahta-, *sahta-. Si esto significa “apretar” tendríamos de nuevo un gerundio como *sahtie con el significado de “apretando, presionando, haciendo presión”. Mediante la adición del prefijo ú-, lleno de connotaciones siniestras, podríamos llegar a #úsahtie, referido literalmente a algún tipo de “presión del mal”. Esta sería una posible forma de expresar “tentación” [Estas especulaciones han terminado siendo bastante precisas, lo cual es francamente, más de lo que en un principio cabría esperar. VT43:22-23 revela que en una versión de esta oración no figuraba úsahtienna, sino la forma más corta sahtienna. Ésta se derivaba del radical THAG- “oprimir, aplastar”, el cual es plenamente una variante del STAG- “apretar, comprimir” que figura en las Etimologías. Para el estudio de la variación entre las aspiradas como ph, th, kh, y los grupos de consonantes que comienzan en s- como sp-, st-, sk-, comparar SPAL-, SPALAS- como variantes de PHAL-, PHALAS- (LR:387). A la forma final úsahtie se refirió Tolkien como a otro radical SAKA-, el cual sin embargo no significaba “buscar” como estaba en el más temprano Qenya Lexicon; Tolkien lo definió como “tirar de..., estirar” e indicó que sahta- era el verbo “inducir”, así que con el gerundio prefijado tendríamos úsahtie = “inducción/induciendo a hacer el mal”.]
ya
pronombre relativo “cual, que”: lúmesse ya firuvamme *“en la hora en que moriremos”. Nada podemos decir de la etimología de ya; la forma del Elfico Primitivo sería seguramente similar. Ésta es la primera vez que aparece como palabra independiente en un texto que es indiscutiblemente Quenya. Anteriormente conocíamos ya sólo como parte de la Artica, una oración publicada en Las Cartas de Navidad del Padre: Mára mesta an ni véla tye ento, ya rato nea traducido como “adiós hasta que vuelva a verte, y espero que sea pronto”, más literalmente: *“...lo que espero que sea pronto”. Aunque esta frase proviene de un trabajo que tenía pocas conexiones con los mitos de la Tierra Media de Tolkien (es de hecho un trabajo que no pertenece a la producción literaria seria de Tolkien), se reconoció hace ya mucho tiempo que la oración o frase Artica representaba a algún tipo de Quenya o “Qenya”. En el Quenya estilo LotR, ya tan solo aparece con una terminación de caso; en Namárië está yassen “en donde” (o *“en cuales”, la terminación del locativo plural sufijada a ya). Algunos han aceptado que ya- es simplemente la forma del pronombre relativo i asumida ante una terminación, y que ya no podría aparecer como forma independiente. Debemos olvidar esa teoría; el manuscrito que tenemos delante demuestra claramente que no solo puede aparecer independientemente, sino que ya e i coexisten en Quenya como pronombres relativos, apareciendo ambos en este caso concreto. Por supuesto, esto da pie a la pregunta de cuándo debemos usar uno u otro. ¿Son intercambiables? Sospecho que ya- se puede usar siempre que se añadan terminaciones de caso; i es indeclinable en su capacidad como artículo (LR:361 s.v. I-), y esto puede también ser así cuando haga funciones de pronombre relativo. Pero cuando i y ya aparecen por sí mismas, pudiera ser que i hiciera referencia a seres “pensantes” (o quizá mejor “animados”), mientras que ya podría representar a los seres “inanimados” y a las “situaciones” (La frase Artica sería un ejemplo de esto último). Resumiendo: i en comparación con ya podría representar la clara diferencia existente entre “quien” y “que, cual”. Otra teoría (aún no rechazada), es que i se usara cuando fuera el sujeto de la oración relativa siguiente (por ejemplo: *Orco i tirë Elda “un Orco que vigila a un Elfo”, mientras que ya sería el objeto (*Orco ya tirë Elda “un Orco que un Elfo vigila”).
yáve
nombre: “fruto”. Como se indicó antes, en el manuscrito de Tolkien parece leerse yave con una vocal corta, aunque podría ser que el acento se hubiera confundido con la letra de encima. Figura yáve en otras apariciones de la palabra en cuestión, que incluyen el apéndice del Silmarillion (donde yáve “fruto” aparece como la última entrada) y las Etimologías: LR:399 s.v. YAB- donde aparece la misma palabra con la misma glosa, e incluso la misma raíz viene glosada como “fruto”. El QL (pág.105) indica que en el Qenya temprano de Tolkien esta palabra era yáva, y que había también un verbo yav- “llevar frutos” (apareciendo en la forma yavin, quizá como tercera persona del aoristo; en el Quenya posterior sería sin embargo la primera persona). Si un verbo de este tipo era aún válido en las últimas encarnaciones del Quenya, yáve podría haber sido básica u originalmente una formación abstracta derivada de este verbo. Existe la palabra Quenya ráne “desviado, errante” formada a partir del radical verbal RAN- “errar, desviar” (LR:383) por medio de los mismos mecanismos: alargamiento del radical vocálico y adición de una -e. Los abstractos de este tipo tienen un significado más concreto, denotando o determinando “lo que se produce por la acción” en lugar de a la “propia acción”; así pues, la palabra núte formada a partir del radical NUT- “atar”, no significa “atadura, enlace”, sino “nudo” (LR:378). En un modelo similar, el siginificado de yáve podría haber “errado” desde el abstracto completo “portador de frutos” hacia el más concreto “fruto”.
Yésus
nombre masculino: “Jesús”. Como en el caso de María “María”, el Quenya de Tolkien forma el nombre basándose en la pronunciación del latín, aunque construido con arreglo a las clásicas convenciones romanas que se siguen para la representación del Quenya. La forma semítica subyacente (probablemente algo como Yêshû’, que se habría “quenyarizado” como *Yéhyu) puede no haberse respetado completamente, tampoco Tolkien intentó traducirla por su significado (La Salvación de Jehová). El nombre no está completamente “quenyarizado”; la s intervocálica debería convertirse en z sonora en ese caso, y luego en r en el dialecto de los Noldor (por ejemplo: olozi > olori como plural de olos “sueño”, UT:396; nuestra teoría de que aire “santo” representaba originalmente al primitivo *gaisi). Si Yésus fuera una verdadera palabra Quenya, debería estar representando a un primitivo *Yéþus, ya que la s alterada a partir de þ nunca se convertiría en z > r (ver nísi). Ya que esto no significa que sea una palabra Quenya heredada, todo tipo de consideraciones diacrónicas resulta irrelevante; sincrónicamente hablando, la pronunciación latina de Jesús no viola las reglas de la fonética Quenya, y por esos se usa aquí. Habría sido interesante saber como Tolkien hubiera declinado esta palabra. ¿*Yésuss- con doble ss ante la terminación (p.e.: genitivo *Yésusso, dativo *Yésussen)? Esto seguiría el patrón de un nombre como eques “dicho, dictado”, el cual se convierte en equess- ante una terminación: así llegamos al plural equessi en WJ:392. Se dice que esta es una forma analógica, sugiriendo evidentemente que muchas de las palabras terminadas en -s doblaban ese sonido a -ss ante las terminaciones (p.e.: nissi como el plural más ortodoxo de nís “mujer”; ver nísi), así que las palabras nuevas terminadas en -s tendían a regirse por el mismo patrón. Quizá esto también sería aplicable a un nombre “prestado” como Yésus, con lo que una frase como “el amor de Jesús” sería: *Yésusso melme.

5.- Sumario: Nuevas ideas sobre el Quenya

En resumen podemos decir que el Quenya de Tolkien que se representa en el Padrenuestro y el Ave María, proporciona algunas nuevas ideas aunque sigue habiendo ciertos misterios. El “extraño” nuevo locativo o quizá comparativo ejemplificado por las palabras cemende y Erumande, cuyo mejor destino sería el olvido por parte de los escritores, al menos hasta que esté mejor comprendido: Los escritos de Tolkien aún no publicados, en el caso de que estén alguna vez a disposición de los estudiosos, podrían arrojar más claridad sobre ese caso [Según VT43, esa -de sería un alomorfo de la terminación locativa regular -ssë, aunque sospecho que esta terminación más corta, no fue la última idea de Tolkien en su evolución. Para más claridad, los escritores probablemente deberían usar la terminación -ssë, ante la que se haría necesario insertar una vocal conectora.] Lo mismo sirve para la preposición (?) han de significado incierto [Parece ser que han significa “más allá”, aunque creo que para ese significado sería más apropiada la preposición pella.] De esa forma, el vocabulario Quenya conocido podría enriquecerse con una serie completa de palabras nuevas, la mayoría de las cuales no nos dejarían a oscuras: aistana “bendito, santo”, #ála imperativo “no hacer”, #aranie “reino”, #apsen- “perdonar” (con el objeto directo en el asunto perdonado, y el dativo en la persona perdonada), as “con”, etelehta- “liberar, librar”, *Eruanna “gracia” considerada como “don divino”, ilaurëa “diariamente, cada día” (adjetivo), imíca “entre”, #indóme nombre “voluntad” [según VT43:16 indóme significa “‘imprimir carácter’ usado también como ‘la voluntad de Eru’”], mal “pero”, #móna “vientre”, na partícula optativa, násie “¡amen! ¡así sea!”, la extraña forma rámen “?por/para nosotros, ?en nuestro nombre”, síra “hoy”, sív[e] y tambe significando ambos “como” (el primero comparando a algo cercano y el último haciéndolo con algo lejano o remoto), tien como dativo de te “de/a ellos”, tulya- “dirigir, llevar”, las tres palabras relacionadas: #úcare “pecado, ofensa”, úcar- verbo “pecar, ofender” y #úcarindo “pecador, malhechor”, #ulcu “mal, maldad” como nombre [podría ser también ulco, ulcu-}, #úsahtie “tentación”. También está nísi como un plural no ortodoxo de nís “mujer”; el plural nissi es el que figura en otras fuentes (tanto el más antiguo como el más moderno están en el texto que nos ocupa), y probablemente sea el más recomendable.

Más de diez de las palabras citadas cubren significados para los que antes no teníamos traducción en Quenya. Algunas de ellas podrían, tras un profundo examen, formar nuevas entradas de vocabulario: si hemos analizado correctamente la palabra násie “(así) es esto”, deberíamos ser capaces de aislar la palabra #sie con el significado “este/esta/esto” y aplicable a una situación (p.e.: *i Elda carne sie “el Elfo hizo esto”); la palabra sina que conocemos de la frase vanda sina “este juramento” del Juramento de Cirion (UT:305,312) podría ser tan sólo adjetival, modificando a otra palabra que no apareciera necesariamente por sí misma como en “el Elfo hizo esto” [De nuevo ciñéndonos a VT43, sie podría ser el adverbio “así”; ciertamente esta palabra tenía ese significado en una fuente posterior. Sin embargo, sie = ”así pues” también podría ser una palabra muy útil que los escritores a menudo han echado de menos. Sie podría usarse como “así”. En lo que se refiere a “este/esta/esto”, es posible que sin se usara por sí misma y sina como modificador adjetival: Elda sina carnë sin “este Elfo hizo esto”.]

Este texto confirma lo que la palabra massánie “portador/dador de pan” sugiere en PM:404: en los ’50 Tolkien habría decidido que la palabra Quenya con el significado de “pan” era #massa y no masta como en algunas fuentes anteriores. Por supuesto ambas formas podrían haber convivido perfectamente en el idioma, aunque en las Etimologías, masta es tanto el nombre “pan” como el verbo “cocer” (LR:372 s.v. MBAS-). Así pues, podremos usar masta “cocer” y #massa “pan” para evitar posibles confusiones o formas ambiguas.

Algunas palabras tienen un valor especial para los escritores. Imíca con el indiscutible significado de “entre” es una bienvenida adición a nuestro vocabulario, porque aunque ya disponíamos de imbë “entre”, no es exactamente lo mismo. La nueva palabra mal “pero”, no añade nada a nuestro vocabulario porque ya teníamos nan (o nán, ), pero es preferible mal debido a que aparece en una fuente que ciertamente es muy posterior a las que nos proporcionaron el resto de palabras con ese significado, pareciéndonos además (como ya dijimos) mucho menos ambigua que sus alternativas (incluyendo la forma aparecida en VT41:13, aunque según LR:379 s.v. NOWO- es también el nombre “concepción”, y en una determinada oración, incluso se asemeja a la preposición “ante”; ver VT41:18). El verbo tulya- “dirigir, llevar” es también útil; hasta ahora solo teníamos tulta- “reunir”, y aunque ambas palabras significan básicamente “hacer venir”, la primera tenía la limitación de referirse tan sólo a movimientos dirigidos hacia el lugar donde se hallaba el orador. Otra palabra muy útil es as “con” en el sentido de “junto con”. Durante mucho tiempo no ha estado nada claro cual era en realidad la palabra Quenya que significaba “con”. Personalmente he usado y recomendado yo; en WJ:407 aparece como prefijo en la palabra yomenie (leida *yomentie?) “encuentro, reunión” (de tres o más viniendo de direcciones diferentes). Creemos descubrir una comprobación distinta de yo en SD:56, en uno de los variados bocetos del Juramento de Elendil: yo hildinyar, quizá con el significado de *“con mis herederos” (la versión final en LotR, volumen 3, libro 6, capítulo V, lleva simplemente ar hildinyar “y mis herederos”). Aunque personalmente pienso que yo podría ser una palabra Quenya con el significado de “con”, al menos en determinadas etapas del desarrollo evolutivo de Tolkien, la mejor opción es sin duda la nueva palabra as, la que mejor refleja el significado requerido (Más aún: yo podría resultar ambigua en cierto modo, ya que podría ser también el genitivo de ya “cual”: *yo = ”del cual, de quien”. El locativo yassen “en donde, en cual” que aparece en Namárië, demuestra que el pronombre relativo ya puede llevar terminaciones de caso).

Por parte de los estudiosos de los lenguajes de Tolkien, serían muy bienvenidas algunas nuevas acerca de los pronombres, ya que existen aún partes demasiado oscuras en la tabla de los pronombres Quenya. De momento, podemos suprimir el asterisco que iba junto a emme como pronombre enfático correspondiente al “nosotros exclusivo”, así como el de la terminación relacionada -mma correspondiente al “nuestro exclusivo”. Estas formas ya se han deducido, aunque resulta sorprendente ver tien como pronombre dativo “a/para/por ellos”; parece confirmarse que te “ellos” representa a *tai (el mismo tien desarrollado a partir de *taien, según esta teoría).

Es interesante ver que el prefijo et- “irse, salir”se amplia a ete- allá en donde de otra manera se produciría un grupo imposible de consonantes, como en etelehta- “liberar, dejar marchar”. Me he preguntado a veces como podría combinarse et- con una palabra como lelya- “ir” (WJ:362), ya que *etlelya- no es una palabra posible en Quenya. Aunque de hecho personalmente me he inclinado por algo como **eltelya- con metátesis, parece que “salir fuera” sería algo así: *etelelya-.

El verbo úcar- “pecar” no solo es válido porque rellena una laguna de nuestro vocabulario, es que además nos proporciona un ejemplo del prefijo negativo ú- usado con un verbo: se concreta la idea de algo falso o malo (car- “hacer” > ú-car- “hacer lo malo, pecar”). Algunos, como Nancy Martsch en su primer Qenya Básico, asumieron que la ú- prefijada a los verbos se usaba como la negación “no”. Estoy seguro de que esa idea no está falta de fundamento; sabemos que ú- se usaba así en Sindarin (como ocurre en el Linnod de Gilraen, en LotR, Apéndice A: ú-chebin estel anim “No he guardado esperanza para mí misma”, o literalmente: *“No guardo esperanza para mí”, el verbo *hebin [en este caso lenitivo: chebin] con el significado aparente de *“Yo guardo”). Ya hemos visto otra comprobación Quenya de ú- como prefijo negativo en La Canción de Fíriel, en donde úye parece ser la forma negativa de ye “es” (LR:72: úye sére indo-ninya “mi corazón no descansa” o más literalmente: “mi corazón no está descansando”) No obstante, La Canción de Fíriel no es completamente Quenya estilo LotR, y el hecho de que el verbo úcar- signifique “pecar” en vez de “no hacer” (ver car- “hacer”) parece indicar que deberíamos evitar el uso de ú- como prefijo negativo en los verbos (Puede sin embargo, usarse en el caso de los adjetivos: únótimë “innumerable”, “incontable” [sic] en Namárië). Si queremos construir verbos negativos, debemos utilizar otros mecanismos; la solución más recomendable sería usar simplemente la partícula independiente “no” (LR:367 s.v. LA-). Esta palabra se halla comprobada aquí mismo como parte de la orden negativa #ála “no hagas”.

Los textos también nos surten de nuevas ideas acerca de la gramática y sintaxis Quenya. Es interesante observar como se construye el imperativo de un verbo “básico” como #hyam- “orar”: el verbo recibe la terminación -e (reflejando la terminación de un radical i-: hyame = *hyami-), y la partícula imperativa á se coloca delante de él, produciendo á hyame = “¡ora!, ¡reza!”. El sistema usado largo tiempo por muchos escritores (yo incluido) para construir el imperativo de los verbos de ese tipo, está basado en la simple adición de la terminación -a. Esto estaba en concordancia con los ejemplos ela! “¡mira!, ¡vigila!” y heka! “¡sal!, ¡márchate!”, que figuran en WJ:362,364. Incluso sería posible que “¡reza!” fuera simplemente *hyama!. Sin embargo, la construcción con una á además del radical terminado en -e sea quizá lo más razonable. Pudiera ser que Tolkien entendiera a ela! y heka! como formas viejas y fosilizadas. Después de todo, en el mismo ensayo en el que figura ela! aparece también ejemplificada la forma “negativa” de la misma construcción de imperativo (en la frase áva kare! “¡no [lo] hagas!” en VJ:371; esto podría corresponder a una orden positiva como *á kare! “¡haz[lo]!”. En el caso del ejemplo á vala “mandato” (en WJ:404 no está como **á vale), se puede aceptar que vala- es en sí mismo un radical-A y por consiguiente, no deberá tomar la terminación -e (p.e.: la tercera persona del aoristo sería vala en lugar de **vale). El imperativo de un verbo básico como tir- “mirar, vigilar” debería ser *á tire! en vez de **á tira!, aunque podría igualmente ser posible un imperativo más corto como *tira! paralelamente a las formas ela! y heka! anteriormente descritas.

Estos textos revelan también otra cosa acerca de las construcciones de imperativos en Quenya: La partícula imperativa á puede recibir sufijos pronominales que denoten al objeto de la oración (el objeto directo en acusativo o el objeto indirecto en dativo), como en áme etelehta “libranos”, ámen anta ... massamma “da (a) nosotros ... nuestro pan” (“nosotros” está denotado por el sufijo #me-, #men). Lo mismo vale para la forma negativa de la partícula imperativa #ála (como en álame tulya “no nos dejes”). Presumiblemente, áva, la última variante de Tolkien con el significado de “no”, también podría recibir terminaciones pronominales que denotarían al objeto de la prohibición.

Otra parte de las ideas sobre el comportamiento de los sufijos pronominales, sugiere incluso que los verbos finitos pueden llevar terminación pronominal denotando un objeto, que no tiene porque ir precedido por otra terminación denotando al sujeto (apsenet “[nosotros] les perdonamos”). El ejemplo recientemente publicado karitas “hacer[lo]” (VT41:13,17), demostró que los infinitivos pueden recibir terminaciones de objeto, y esto debe ser tomado ya como un hecho real en cuanto al comportamiento de dichos verbos. En todos los ejemplos anteriores de verbos incorporando una terminación pronominal denotando al objeto, van precedidos por otro sufijo pronominal que denota al sujeto (p.e.: una palabra de La Alabanza de Cormallen: laituvalmet “nosotros [-lme] les alabaremos a ellos [-t]”). Los escritores que optan por añadir terminaciones pronominales a los verbos deberían asegurarse de no crear confusión entre las que definen al objeto y las que lo hacen con el sujeto; de no estar seguros lo mejor es emplear pronombres separados o independientes en lugar de terminaciones.

La frase quanta Eruanno “llena de gracia” representa un uso hasta ahora desconocido del genitivo. Podría seguramente usarse también en contextos más mundanos, p.e.: *yulma quanta neno “una copa llena de agua” (nén, nen-). La idea subyacente es probablemente el uso del genitivo en el sentido de “concernir, afectar a...” (como en Quenta Silmarillion “la Histora de [= acerca/sobre/concerniente a...] los Silmarils”. Así tendríamos: quanta Eruanno = “llena [en lo que se refiere a...] gracia”, y *quanta neno = “lleno en lo que se refiere al agua”. Sería interesante saber si el caso genitivo se puede usar también adverbialmente, en conexión con el relacionado verbo quat- “llenar” (WJ:392), con lo que una oración como “el Elfo llenó la copa con aguamiel [miruvórë]”, podría expresarse como *i Elda quantë i yulma miruvórëo (con el genitivo indicando la sustancia usada para “llenar” al objeto directo. Si no es este el caso, probablemente se debiera usar el instrumental: *miruvórenen). Incluso es posible que el genitivo pueda usarse no solo con quanta “llenar, lleno”, sino también con su antónimo lusta “vaciar, vacio”; p.e.: *lusta neno “vacio de agua”.

La partícula de deseo na, abre ciertas ideas de expresión que la primera partícula conocida nai no cubría. En todos los ejemplos conocidos, nai expresa un deseo que debe ser cumplido en el futuro, y que solo afecta a lo que un sujeto espera hacerle o que le ocurra a un objeto: Nai hiruvalyë Valimar! “¡Ojalá [que] encuentres Valimar!” (Namárië), nai tiruvantes *“[ójala] que lo guarden” (Juramento de Cirion). Mientras que esta permanece como una importante e inmutable fórmula Quenya de deseo, la partícula na es más flexible. Se puede usar para conectar adjetivos y nombres (na aire esselya “santificado sea tu nombre” o literalmente: *“deseo-que santo [es] tu nombre”). (Posiblemente, esto mismo podría expresarse así: *nai nauva esselya aire, aunque esto dejaría el cumplimiento del supuesto deseo para el futuro). Na puede usarse en referencia a un deseo que el sujeto cree que se hará realidad en el futuro, aunque no se necesita de ningún objeto involucrado: Aranielya na tuluva “tu reino viene” o “deseo que tu reino vendrá” (redefinido a partir de la declaración ya establecida “tu reino vendrá”, insertando simplemente la partícula “de deseo” delante del verbo). Seguramente, esto mismo podría haberse expresado también mediante la fórmula “tradicional” *nai aranielya tuluva (aunque todos los ejemplos comprobados con esta fórmula requieren de un objeto además del sujeto). Es de una importancia relevante la peculiar construcción na care indómelya, aparentemente: *“deseo-que [uno, alguien] hace/haga tu voluntad”. No sólo nos muestra que na puede usarse con otros tiempos además del futuro (care parece ser un aoristo), sino que indica también que esta fórmula se puede emplear para expresar un deseo acerca de lo que debe hacerse a un objeto, sin necesidad de mencionar a sujeto alguno. Efectivamente, tenemos varias opciones.

La forma aistana “bendito”, parece decirnos que aunque los verbos derivados o los de radical-A, acostumbran a formar sus participios pasados terminados en -ina (como en hastaina “estropeado”, MR:254, 408), puede ser mejor usar la terminación más corta -na cuando la forma resultante podría de otra manera tener un diptongo -ai- en dos sílabas concomitantes: así pues, **aistaina no sería posible (Otros verbos para los que esta puntualización podría resultar importante, serían: laita- “alabar, adorar”, naina- “lamentar”, taita- “prolongar”, vaita- “envolver”, cuyos participios pasados serían: *laitana, *nainana [?], *taitana, *vaitana. Algunos otros verbos conteniendo ai, como faina- “emitir luz, iluminar”, parecen ser intransitivos por sus significados y sus participios pasados no tendrían probablemente mucha significación). En lo referente al verbo que subyace en la forma aistana cf. #aista- “bendecir”, éste parece desbancar al aista- “temer” que figura en las Etimologías (LR:358 s.v. GÁYAS-), aunque como hemos dicho antes, la última derivación debió ser la misma. Con el significado de “temer”, los escritores han utilizado más asiduamente el verbo #ruk- procedente de una fuente post-LotR (la primera persona del aoristo es en WJ:415 rukina “yo siento miedo o terror”, se define como construida con “de” (¿caso ablativo?) en función al “objeto temido”). Con el significado de “bendecir, alabar” teníamos ya laita-, aparecido en La Alabanza de Cormallen, aunque como hemos sostenido, por su etimología sería más bien *“magnificar” (Cartas:308, ver también el correspondiente nombre verbal en Erulaitalë “Alabanza de Eru”, como el nombre de un festival Númenóreano: UT:166,436). En un sentido estrictamente religioso y para expresar “bendito” en oposición al mero “alabado” o “magnificado”, #aista- debería ser a partir de ahora nuestra elección más clara.

Estos textos no proporcionan mucha más información acerca del verbo “ser” en Quenya (¡eso sería lo que desearíamos: saber más de él!), aunque se puede apreciar que el imperativo “¡sé, sea!” parece ser na (ver más atrás). Si i ëa han ëa significa algo como *“quien está en el cielo (Ëa)”, o incluso: *“quien está por encima de Ëa”, se confirmaría que deberemos usar ëa en lugar de na con el significado de “es/está”, cuando hagamos referencia a una “posición” (ver i or ilyë mahalmar ëa “quien está sobre todos los tronos” en El Juramento de Cirion). Es interesante observar sin embargo, que las oraciones nominales sin una cópula explícita, están aparentemente muy permitidas e incluso habituales: i Héru as elye “el Señor [es/está] contigo”, aistana elye “bendita [eres] tu”, aistana i yáve mónalyo “bendito [es] el fruto de tu vientre”.

Hay aquí también algunas lecciones académicas (más que prácticas). Las traducciones del Padrenuestro y el Ave María demuestran como Tolkien podría haber “redefinido” ciertas formas que ya se habían publicado, con lo que quedaban libres de los posibles conflictos ocasionados por sus revisiones emprendidas con posterioridad (conflictos que hubieran sido inevitables si hubiera mantenido las explicaciones que dio en un principio). Aquí, aire se usa repetidamente como “sagrado”; la primera parte del compuesto airetári “santidad” se traduce igualmente como “sagrado, santo” en LotR. En una fuente muy posterior, Tolkien establece sin embargo que aire es “el nombre ‘santidad’”, y que el adjetivo “santo” debería ser más bien aira (PM:363-364). Podemos ver ahora que esto no era lo que originalmente pensó; cuando al principio escribió airetári su intención era que aire significara simplemente “santo”. La puesta en marcha de las subsiguientes reexplicaciones y racionalizaciones pudo haber sido una revisión de la fonética diacrónica posterior a LotR (o quizá los restos de una revisión que ya era válida en el último período de la concepción de LotR): cuando Tolkien decide definitivamente que el cambio de la corta terminación primitiva *-i se convierte en -e en Quenya, solo al “final” de las palabras y no normalmente en otras posiciones ni siquiera por analogía, hace frente al hecho de que la forma ya publicada airetári debería haber sido *airitári. En el caso del (evidentemente relacionado) carnemírie, Tolkien lo cambió a carnimírie en la versión revisada de LotR (1966), aunque airetári siguió con esa forma y se reinterpretó más tarde.

Si tuviera que corregir este texto para convertirlo en algo aproximado a un Quenya “de intención final”, tanto como puede aproximarse actualmente y comoquiera que se pueda hablar de las “intenciones finales” del propio Tolkien, debería cambiar úcarer por *úcarir (basándome en el ejemplo karir que figura en WJ:391); todo esto da de lleno nuevamente en la cuestión de si el cambio -i por -e debe hacerse extensivo a otras posiciones por analogía, o no. Por la misma razón, quizá debiera leer también *apsenit en lugar de apsenet. Debería cambiar también el raro plural nísi “mujeres” por nissi, que es la forma que podemos ver en todas partes (incluidas las fuentes posteriores a la traducción del Ave María).

Si además deberíamos leer *Atáremma en vez de Átaremma, o incluso Heru en lugar de Héru, es difícil de decir; formas como éstas deberían ser fácilmente reconciliables con lo publicado hasta ahora. [Aparentemente, Tolkien cambió también el elemento pronominal del “nosotros/nuestro exclusivo” -mm- por -lm-, un cambio que queda reflejado en la segunda edición de LotR: incorporando esa revisión, habríamos leído: *Átarelma, *massalma, *úcarelmar, *elmen, *firuvalme, en lugar de Átaremma, massamma, etc.] Pero, incluso así, las traducciones de Tolkien del Padrenuestro y el Ave María, permanecerán como ejemplos significativos y remarcables del Quenya tal y como él imaginó el idioma de los Altos Elfos, en el tiempo en el que se publicó LotR.